tag:blogger.com,1999:blog-22787256529057731952024-03-26T23:37:48.064-07:00COMUNICACION CATOLICABlog personal del P. Walter Moschetti, Delegado Episcopal para las Comunicaciones Sociales del Arzobispado de RosarioPbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.comBlogger19125tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-90888784343713238912010-11-26T03:32:00.000-08:002010-11-26T03:33:04.011-08:00EVANGELIZAR EN LA ERA DIGITALTodos necesitan el Evangelio. El Evangelio está destinado a todos. Con esta conciencia la Iglesia nunca ha interrumpido la evangelización de la cultura donde está inserta. Por ello mismo en todas las etapas de la historia ha buscado nuevos caminos para llevar el Evangelio a todos.<br />La era tecnológica con sus sistemas específicos de comunicación la desafían una vez más a hacer accesible su mensaje con los nuevos lenguajes de los Medios de la Comunicación Social<br /> ¿Debe hacer uso la Iglesia de los nuevos medios de comunicación en su tarea de anunciar el Evangelio? No cabe duda de la respuesta positiva a esta pregunta. Respuesta que tiene carácter de urgencia y necesidad, de grandes posibilidades y de don de la Divina Providencia que nos da la riqueza de dones que efectivizan la misión y, desde donde se llega a números insospechados de hombres y mujeres sedientos de un mensaje de vida que de razón y sentido al caminar por el mundo, y proyecten la misma vida hacia una realidad que trascienda lo efímero y pasajero del andar cotidiano hacia lo estable y duradero de la fe.<br /> Existe en la Iglesia de América Latina una cierta percepción de la importancia de la comunicación social, pero no siempre somos capaces de advertir cómo afecta esa realidad a todas las relaciones humanas y a la misma pastoral.<br /> A pesar de ello, podríamos enumerar pequeños-grandes esfuerzos de emplear los modernos medios de la era digital propiciando un acercamiento de diálogo y contacto a los hombres y mujeres de este tiempo.<br />¿Lo realizado hasta ahora responde plenamente a las exigencias del momento? <br />La carente formación, creatividad y recursos son algunos de los factores que han hecho insuficientes muchos de los esfuerzos en esta materia. Tenemos un largo camino que andar, rescatando la experiencia del pasado, capitalizando los esfuerzos del presente, reflexionando y comprometiendo nuestros talentos en esta misión, mandado de Cristo de “ir por todo el mundo anunciando el Evangelio” (cf. Mc 16, 15-18)<br /> Semanas atrás los medios masivos de comunicación de Argentina se hicieron eco de la experiencia con jóvenes llevada adelante por un sacerdote de una diócesis del país. <br /> “Misas bolicheras”. “Cura Flogger”. “El cura cheto que usa zapatillas y jean”, fueron algunos de los títulos que mostraron una Iglesia renovada, que busca acercar a los jóvenes a Dios desde su misma realidad juvenil. La utilización de nuevas tecnologías y los sistemas de comunicación forman parte de la propuesta de la Parroquia de Avellaneda, en la Provincia de Santa Fe de la República Argentina.<br /> Las nuevas redes sociales, utilizadas como herramientas de la nueva evangelización, han hecho que los jóvenes hagan experiencia la fe desde su cotidianidad y reciban, desde su mismo lenguaje, el mensaje siempre nuevo del Señor.<br /> Lo más valioso del trabajo del Padre Sebastián con los jóvenes en Argentina es la comunión de un proyecto pastoral parroquial a favor de los jóvenes del sector. Él mismo ha dicho ser sólo la cara visible de esta “movida joven” que ofrece un espacio distinto a los “pibes”, comunicando el Evangelio “con un envase distinto, con un nuevo modo de comunicación”. Luces, humo, efectos sonoros y láser forman parte de la propuesta a la hora de celebrar la Eucaristía, de la que los jóvenes se sienten parte y se juegan por participar y colaborar.<br /> La transmisión de valores es uno de los aspectos más importantes en la vida de una persona. Aunque los valores se inculcan ante todo en el núcleo familiar, los jóvenes los aprenden en el ambiente donde emplean su tiempo. Son los medios de comunicación los que con más fuerza impactan sobre su persona y no siempre dan lecciones de buenas costumbres, olvidando que los jóvenes necesitan principios fundamentales de honestidad, veracidad y rectitud de conciencia, en orden al perfeccionamiento de su vida.<br />Por ello, la búsqueda de nuevos métodos en la nueva evangelización es fidelidad al llamado de tener en cuenta el fenómeno de la comunicación y sus implicancias que llevan a adaptar las respuestas pastorales a esta nueva realidad, integrando la comunicación a la Pastoral de Conjunto.<br /> Hoy encontramos en los medios digitales de la tecnología comunicacional recursos más aptos para representar la relación con Dios e incluso nos ayudan a una mayor y más adecuada participación en los mismos actos litúrgicos. Es impensado hoy establecer cualquier tipo de comunicación pastoral sin tener en cuenta los sistemas y recursos del lenguaje audiovisual propio del hombre de hoy.<br /> “Dado que la exclusión digital es evidente, las parroquias, comunidades, centros culturales e instituciones educacionales católicas podrían ser estimuladoras de la creación de puntos de red y salas digitales para promover la inclusión, desarrollando nuevas iniciativas y aprovechando, con una mirada positiva, aquellas que ya existen. En América Latina y El Caribe existen revistas, periódicos, sitios, portales y servicios on line que llevan contenidos informativos y formativos, además de orientaciones religiosas y sociales diversas, tales como “sacerdote”, “orientador espiritual”, “orientador vocacional”, “profesor”, “médico”, entre otros. Hay innumerables escuelas e instituciones católicas que ofrecen cursos a distancia de teología y cultura bíblica” (DA 499)<br /> Las tecnologías emergentes hicieron que el sistema de comunicación a través de la web sea hoy el más utilizado por todos los mortales: mails, chats, mensajes, correo de voz, telefonía IP, foros, etcétera. A través de una simple máquina, sentados en nuestros hogares, nos comunicamos a cualquier parte del mundo sin pagar un costo extra. Es por ello, que con razón podemos decir que fue Internet el fenómeno que logró los avances más significativos en la comunicación.<br /> Esos mismos medios, maravillosos inventos de la técnica, son los mismos que usados de modo arbitrario da lugar a la manipulación de mensajes de acuerdo con intereses sectoriales, se han convertido muchas veces en vehículo de propaganda del materialismo reinante y consumista y crean en nuestro pueblo falsas expectativas, necesidades ficticias, graves frustraciones y un afán competitivo malsano. Es otra razón por la que, con un uso profesional y modélico, debemos hacer oír en ellos un mensaje de vida, de esperanza, de consuelo para el dolor y fuerza para la lucha, de reclamo de injusticias y liberación, de fraternidad y comunión.<br /> Para la Iglesia, el nuevo mundo del espacio cibernético es una exhortación a la gran aventura de la utilización de su potencial para proclamar el mensaje evangélico, -nos dice el Documento de Aparecida-, a la vez que señala que la Iglesia se acerca a estos nuevos medios con realismo y confianza, afirmando que Internet puede ofrecer magníficas oportunidades de evangelización, si es usada con competencia y una clara conciencia de sus fortalezas y debilidades. (cf. DA 272).<br />Ha escrito el Papa Benedicto XVI: “El fácil acceso a teléfonos móviles y computadoras, unido a la dimensión global y a la presencia capilar de Internet, han multiplicado los medios para enviar instantáneamente palabras e imágenes a grandes distancias y hasta los lugares más remotos del mundo. Esta posibilidad era impensable para las precedentes generaciones. Los jóvenes especialmente se han dado cuenta del enorme potencial de los nuevos medios para facilitar la conexión, la comunicación y la comprensión entre las personas y las comunidades, y los utilizan para estar en contacto con sus amigos, para encontrar nuevas amistades, para crear comunidades y redes, para buscar información y noticias, para compartir sus ideas y opiniones. De esta nueva cultura de comunicación se derivan muchos beneficios: las familias pueden permanecer en contacto aunque sus miembros estén muy lejos unos de otros; los estudiantes e investigadores tienen acceso más fácil e inmediato a documentos, fuentes y descubrimientos científicos, y pueden así trabajar en equipo desde diversos lugares; además, la naturaleza interactiva de los nuevos medios facilita formas más dinámicas de aprendizaje y de comunicación que contribuyen al progreso social” (Mensaje JMCS-‘09)<br />Aunque la inmediatez del medio nos enfrente al “éxito” contable de miembros, adeptos y resultados, no podemos olvidar que éste no es el método del Reino de Dios. Evangelizar será siempre actuar de nuevo valientemente, con la humildad del granito de mostaza, dejando que Dios decida cuándo y cómo crecerá (cf. Mc 4, 26-29).<br />San Pablo, al final de su vida, tuvo la impresión de que había llevado el Evangelio hasta los confines de la tierra, pero los cristianos eran pequeñas comunidades dispersas por el mundo, insignificantes según los criterios seculares. En realidad fueron la levadura que penetra en la masa y llevaron en su interior el futuro del mundo (cf. Mt 13, 33).<br />El Papa nos ha urgido a sentirnos comprometidos a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e informativo los valores sobre los que se apoya nuestra vida. En los primeros tiempos de la Iglesia, los Apóstoles y sus discípulos llevaron la Buena Noticia de Jesús al mundo grecorromano. Así como entonces la evangelización, para dar fruto, tuvo necesidad de una atenta comprensión de la cultura y de las costumbres de aquellos pueblos paganos, con el fin de tocar su mente y su corazón, así también ahora el anuncio de Cristo en el mundo de las nuevas tecnologías requiere conocer éstas en profundidad para usarlas después de manera adecuada. (Cfr. Mensaje JMCS ’09)<br />¿Cómo sostener la presencia misionera y evangelizadora en el mundo digital y que sea eficaz ese anuncio?<br />El misionero deberá ser siempre discípulo, un atento oyente de la Palabra. Vivir consciente de su precariedad y sus límites. Ser el primero en confrontar su vida con el mensaje del Evangelio y sentirse cuestionado por él e invitado a constante conversión. Su persona ha de estar siempre frente al Señor. Evangelizar es acercar a los hombres a Dios y a Dios a los hombres.<br /> Es esa experiencia de encuentro y oración, de contemplación y vivencia espiritual, de enriquecimiento en el trato con el Maestro, la que impulsa a la misión, a compartir las buenas nuevas a otras personas.<br /> Evengelii Nuntiandi nos recuerda que el primer medio de evangelización es el Testimonio de una vida auténticamente cristiana, señalando, por voz de Pablo VI, que “el hombre contemporáneo escucha con más gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si se escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio”(cf. EN 41).<br /> Este anuncio, que es testimonio de la propia experiencia de fe, hará creíble lo que comunicamos. No bastan sólo las palabras. Aquí reside el secreto del éxito de la evangelización. Jesús se deja ver por nuestra palabra y nuestro testimonio. <br />Muchas veces pareciera que la tarea de evangelizar tiende a estar en manos de expertos, con grandes presupuestos y de recursos apropiados. Olvidamos allí que la evangelización es una tarea personal, en todo tiempo y lugar. Aquí vale la memoria de quienes cambiaron su propia historia y la historia de otros, sólo con comunicar el mensaje de salvación con los pocos recursos que tenían en el momento. Hoy, las nuevas tecnologías, ofrecen oportunidades inéditas, insospechadas y eficaces para la comunicación.<br />La tarea en la Parroquia de Avellaneda, con la presencia del Padre Sebastián en mundo juvenil, la creatividad al servicio de la evangelización, los recursos tecnológicos del mundo audiovisual, los nuevos métodos para dar a conocer el Evangelio, la alegría como primer anuncio, la cercanía de lo sagrado a lo profano, el entusiasmo por la misión, el testimonio de la vida consagrada, el amor entrañable por el pueblo, son clave en la tarea pastoral. Son la realidad de una esperanza activa, de la riqueza de la Iglesia que no se cansa ni se cansará de anunciar su experiencia de Dios hasta los confines del mundo. Es el dinamismo que la mantiene viva a través del mundo. Es que evangelizar es lo propio de su ser, y su protagonista es el mismo Señor, el que siempre llama y espera, busca y atrae, persuade y transforma.<br />La tecnología no se caracteriza por ser estática, sino todo lo contrario, está en constante movimiento dando lugar a nuevas invenciones que luego se tornan masivas. La dínamis del Espíritu que nos anima sintoniza con su lenguaje y nos estimula para que, vencido el miedo de la revolución tecnologíca, aprovechemos su potencial y la apliquemos creativamente en la evangelización. Así, seremos protagonistas, constructores y partícipes de una realidad que necesita ser iluminada y transformada por experiencias verdaderas de encuentro, fraternidad, comunión y diálogo, portadora de una realidad que la trasciende, de un anuncio que la hace plena y de una Vida llamada a dar más vida.<br />Internet, correo electrónico, páginas web, formatos de archivo, velocidad de conexión, servidor, webcam, interfaz, escáner, compresión, listas de distribución, proveedores de acceso, operadores booleanos, foros de discusión, chats, cibercomunidades, medios virtuales, hipertextos, portales son parte del nuevo mundo digital. Nuestro desafío no consiste sólo en adaptarnos a este cambio, sino a aventurarnos a hacer la comunicación que queremos, sin complejos ni fanatismos, porque hay una nueva oportunidad para los medios, para los comunicadores, para la pastoral y la Iglesia en su conjunto. Oportunidad que reconocemos como signo de la Provincia Divina y compromiso al que no podemos renunciar.Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-39987125357785084472010-04-21T05:10:00.000-07:002010-04-21T05:11:05.385-07:00COMUNICACION Y ESPIRITUALIDAD - Apuntes para el diálogo y la meditaciónLa espiritualidad en la vida cristiana es el dinamismo del amor que el Espíritu Santo infunde en nosotros. No ha de entenderse por lo tanto como un momento puramente subjetivo de la vida cristiana, como un conjunto de ejercicios privados, o como un encuentro meramente íntimo con Dios.<br />Nos dice Esquerda Bifet: “Lo espiritual no es simplemente interiorización, sino un camino de verdadera libertad que pasa por el corazón del hombre y que se dirige a la realidad integral del hombre y de su historia personal y comunitaria" (Teología de la evangelización, Madrid 1995, p.368).<br />Ese dinamismo espiritual puede ser vivido en los momentos de recogimiento y de oración privada, pero también en la actividad externa. Es la espiritualidad que Pablo expresa como un “caminar en el Espíritu” (Rom 8,4) que transfigura las opciones, la actividad, las relaciones humanas.<br />Para el comunicador católico, que inserto en el mundo de comunicación social se enfrenta de modo cotidiano con la multifacética realidad que lo interpela y ante la que debe dar una respuesta de fe, vive la realización de su espiritualidad en la entrega a Dios y a los demás en la acción evangelizadora a la que ha sido llamado.<br />Por ejemplo: si en la íntima contemplación nos hemos detenido en la Palabra de Dios, no dejamos de encontrarnos con ella cuando la predicamos o iluminados por ella interpretamos la realidad. Allí nuestro encuentro con la Palabra se abre a nuevas dimensiones, acoge los cuestionamientos que brotan de esa experiencia pastoral, se manifiesta, se amplía, se hace más concreto, produciendo un fruto maduro.<br /><br />El comunicador tiene todas las posibilidades de ahondar su vida espiritual en medio de la actividad contemplativa que exige su acción en la misión. Puede ser un cabal testimonio de contemplación activa. Su vida espiritual se entiende a partir del dinamismo encarnatorio que obra el Espíritu. Todo su dinamismo espiritual tendrá esta orientación de encarnarse en la historia donde Dios lo inserta. Por ello, para discernir sobre la autenticidad y la intensidad de nuestro amor a Dios, es necesario ver hasta qué punto nos hemos involucrado amorosamente en la relación con los hermanos y por lo tanto en lo mundano.<br />Veamos algunos aspectos propios de la espiritualidad del comunicador, que está marcada por las notas propias de su misión:<br /><br />1. Una imagen de Jesús<br />El Jesús que se destaca en su oración es el Jesús, perfecto comunicador, el que enseña por medio de parábolas (Mt13,3; Mc.4,33), el que explica la Palabra en privado a los apóstoles (Mc.4,34), el habla con autoridad (Mt.7,29; Mc.1,22), el que habla en público, sin miedo, abiertamente (Jn.18,20; 7,25-26; 7,45-46)...En esa oración y contemplación el comunicador se siente impulsado en su misión. No va a la oración ante todo a sacar fuerzas para su tarea, recibir luz para hablar correctamente, o descansar luego del fatigoso trabajo. Si así fuera, su vida espiritual estaría al margen de su misión. Al contrario, en la oración personal le brota el deseo, como un fuego que no se puede apagar, de ir y anunciar la Palabra, de llevar a la realidad los valores que en su Evangelio Jesús propone.<br /><br />2. Palabra para dar<br />Ciertamente, la Palabra ocupa un lugar central en la espiritualidad del comunicador, pero esa centralidad de la Palabra en su espiritualidad se vive tanto en la oración personal como en el micrófono, en la redacción o frente a una cámara de televisión. Al transmitir la Palabra se está dejando tocar por ella y está agradeciendo el don de la Palabra, está expresándole su amor y vivenciándola. <br />El comunicador católico se siente urgido a tratar muy asiduamente con la Palabra, porque sin ella su tarea evangelizadora es imposible.<br /><br />3. Presencia de esos rostros<br />La intercesión en la oración personal y en la celebración de la Eucaristía, forma parte de la esencia de la espiritualidad del comunicador. Cuando va a la Misa y se acerca a comulgar, no vive un encuentro con Cristo meramente intimista. No puede no incorporar en este encuentro a todos los rostros, muchas veces sufrientes, de tantos hombres y mujeres que formaron parte de sus crónicas. <br /><br />4. Paciencia y apertura ante el misterio<br />Las semillas del Reino van germinando en medio de la cizaña (cf Mt.13,24-30) de un modo misterioso, que no siempre puede ser apresurado ni medido con criterios externos. Esta convicción deberá estar marcada a fuego por el comunicador. Es la renuncia a tener bajo el propio control lo que Dios hace en las personas a su modo y con sus tiempos inescrutables.<br />5. Culto a la verdad<br />El comunicador que actúa movido por el dinamismo del Espíritu, está permanentemente orientado a la Verdad revelada. Evitará predicarse a sí mismo, o encerrarse en un determinado esquema mental o en unas pocas ideas que le atraen. A partir de esta actitud, será una buscador permanente del sentido profundo –y objetivo- de esta Palabra, para poder comunicarla a la gente.<br />6. En comunión<br />En su carta Novo Millennio Ineunte, Juan Pablo II pidió particularmente que los cristianos sean educados en una “espiritualidad de comunión” (n.43).<br />De esa comunión brota la comunicación que la expresará. Por ello, los comunicadores están llamados a ser en la Iglesia y en el mundo instrumentos, artífices, constructores, promotores de la comunión.<br />En este punto nos detenemos particularmente, ya que es uno de los aspectos más importantes de la comunicación católica y de toda verdadera comunicación.<br />Monseñor Juan Luis Ysern nos ha hablado muchas veces de la “pedagogía del encuentro”, entendiendo la comunión como “tarea y proceso permanente cuyo nivel y estado último lo alcanzaremos y viviremos en el Cielo, en la plena comunión con Dios y con los hermanos y cuya dimensión humana es tarea de toda persona”.<br />Como pedagogía para lograr esa convivencia fraterna y solidaria de verdadera comunicación, propone distintas necesidades, a saber:<br /><br />1. Necesidad de aprender a escuchar<br />2. Necesidad de aprender a ponerse en el lugar del otro<br />3. Necesidad de aprender a descubrir a los que no tienen voz<br />4. Necesidad de aprender a estimular el protagonismo de cada persona<br />5. Necesidad de aprender a descubrir lo que hay de positivo en la realidad<br />6. Necesidad de aprender a descubrir las causas de la marginación y promover su eliminación.<br />7. Necesidad de aprender a caminar con creatividad<br /><br />En la tarea de todo evangelizador, y en la misión particular del comunicador católico, que ha de anunciar un mensaje muchas veces opuesto a voces altamente sonantes en la cultura mediática, se plantea la cuestión del “cómo” anunciar, transmitir y comunicar la Verdad siempre vigente del Evangelio.<br />Evidentemente se trata de una pregunta pastoral, pero también una cuestión espiritual bien planteada.<br />La preocupación del cómo, incluso por la técnica, debería estar incorporada en esa actitud espiritual que es responder creativamente al amor de Dios y amar al prójimo con todas nuestras capacidades.<br />La negligencia por la calidad de la comunicación y sus producciones, puede indicar una escasa pasión por los demás y por la Palabra de Dios.<br /><br />Veamos ahora, a modo de ejemplo y testimonio, el corazón del comunicador, en la persona de San Pablo.<br />Cada vez que leemos las cartas de Pablo, nos sorprende el vigor de sus palabras. Este vigor se debe seguramente al misterio de la inspiración divina, pero también al hecho de que Pablo se ha dejado llenar el corazón.<br />Este es el camino de su espiritualidad como comunicador.<br />La fuerza, la libertad interior, la penetración de sus páginas nos revelan hasta qué punto se empleaba a fondo en lo que decía y cómo se prodigaba, con una riqueza espiritual profunda y conmovedora. <br />Hay un pasaje de la segunda carta a los Corintios en el que toda la vida interior del Apóstol se revela con una ternura sorprendente.<br />En el contenido de la carta vemos que Pablo se siente acusado, hay personas de la comunidad que hablan mal de él porque no se sienten atendidas, le consideran cobarde y perezoso y hasta desconfían de su ministerio. Pero Pablo escribe:<br />“Nos hemos desahogado con ustedes, corintios; y se nos ha ensanchado el corazón. No los amamos con un corazón estrecho; vuestro corazón, en cambio, sí parece estrecho. Páguennos con la misma moneda –se los pido como a hijos- y ensanchen también ustedes el corazón” (6,11-13)<br />El texto griego, dice literalmente: “Nuestra boca se ha abierto para vosotros y nuestro corazón se ha abierto de par en par para vosotros”.<br />Pablo quiere decir que nunca ha sido falso, que no ha ocultado nada, que ha dicho todo lo que tenía en su corazón.<br />Es al corazón de los corintios al que hay que reprochar; son ellos quienes no le han entendido por la mezquindad de su corazón.<br />Es un reproche muy fuerte, pero lleno de ternura:<br />“Páguennos con la misma moneda –se los digo como a hijos- y ensanchen también ustedes el corazón”<br />Es una hermosísima definición de la caridad: la caridad es habitar en el otro como en tu propia casa. Por eso se habla de la relación padre-hijo.<br />En el capítulo 7 de la misma carta, se retoma la imagen de habitar en el otro: “Dennos cabida en su corazón” (v.2) “Y no digo esto para condenarlos, pues acabo de decir que los llevamos dentro del corazón compartiendo muerte y vida” (v.3)<br />No se podría expresar de manera más elevada la fusión de los corazones que la comunicación de la Palabra de Dios ha creado.<br />Si la segunda a los Corintios es la más tumultuosa de las cartas de Pablo, la más rica en afectos y pasiones, la carta a los Filipenses es la más cordial, amable y gozosa. <br />Son distintos aspectos del hablar desde el corazón, al corazón, con el corazón, que tienen que caracterizar la comunicación de la fe en la experiencia cristiana.<br />La raíz de la espiritualidad del comunicador está encarnada en la realidad de ve, juzga y sobre la que actúa en consecuencia.<br />Un esquema altamente provechoso es el que ofrece Mons. Ysern cuando plantea el ver, juzgar y actuar del comunicador en estos aspectos que detallamos textualmente:<br />1.- VER<br /><br />El primer paso del proceso es “ver” lo que está sucediendo e, incluso lo que se ve venir. Ver la realidad del modo más objetivo posible, incluyendo, en la medida de lo posible, lo que ya se ve venir.<br />Pero al hablar de la realidad es absolutamente necesario no olvidar lo que dijo el Papa Benedicto XVI en el discurso inaugural de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida. Decía el Papa: “¿Qué es esta "realidad"? ¿Qué es lo real? ¿Son "realidad" sólo los bienes materiales, los problemas sociales, económicos y políticos? Aquí está precisamente el gran error de las tendencias dominantes en el último siglo, error destructivo como demuestran los resultados tanto de los sistemas marxistas como incluso de los capitalistas. Falsifican el concepto de realidad con la amputación de la realidad fundante y por esto decisiva, que es Dios. Quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de "realidad" y, en consecuencia, sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas. - La primera afirmación fundamental es, pues, la siguiente: Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano. (DI.3)<br /><br />Por lo tanto, para “ver la realidad” la primera metáfora que vamos a utilizar es la del Monasterio. Se trata de vivir la actitud de búsqueda de Dios que está presente en la realidad. Es el Dios Vivo que, desde la realidad, está hablando, está diciendo algo para nosotros. Es necesario estar atentos, escuchar y contemplar. Sólo el que conoce a Dios puede descubrir las semillas del Verbo existentes dentro de esa realidad, entender el sentido definitivo de todo y dar testimonio de ese Dios presente y proclamarlo.<br /><br />La segunda metáfora a la que haremos referencia es a la del Observatorio. Se trata de estar muy atentos a la realidad. Lo que está pasando y lo que se ve venir. Es analizar la realidad concreta con todas las intervenciones que realiza la persona humana. Entender el corazón de la persona que se esconde detrás de esta realidad. Entender todo lo que hay de bueno y lo que hay de malo. Las causas y sus consecuencias. Es esa la realidad desde la que Dios nos habla para transformarla y vivir la Alianza con Él y con los demás. <br /><br /><br />Metáfora del Monasterio.<br /><br />Es evidente que al hablar ahora de “Monasterio” no estamos insinuando que todos los fieles nos vayamos a un claustro para dedicarnos a la vida contemplativa. Pero sí estamos expresando la necesidad de tener una actitud contemplativa. Actitud necesaria para todos y que debe existir en todo momento pero que en estos momentos en los que entramos en una nueva época tiene una especial connotación y urgencia. Es necesario tener muy presente que Dios no nos ha abandonado ni nos abandonará nunca.<br /><br />Con frecuencia hacemos comentarios sobre la velocidad de cambios en la actualidad. Incluso se ha advertido mucho que no se trata simplemente de una “época de cambios”, sino que es algo mucho más profundo. Se trata de un “cambio de época”. Además, nos han advertido que la velocidad de cambios se va a acelerar cada día más. Pensarlo nos produce vértigos pero es algo frente a lo cual tenemos que saber actuar; es dentro de esa velocidad donde tenemos que aprender a descubrir al Dios de la vida que nos llama en Cristo para que tengamos vida en abundancia.<br /><br />Como cristianos hemos de seguir siempre los criterios que brotan de la fe. Estos criterios son fáciles de comprender, en cierto modo, en un mundo estático. Los recibimos por herencia. Van pasando de generación en generación. Desde niño uno aprende los criterios que se deben mantener en la vida para ir en seguimiento del Señor. Pero la situación se complica en la medida que el mundo deja de ser estático y entra en un dinamismo de cambio en el que los criterios de ayer ya no valen hoy. No obstante, sabemos que lo que da sentido a nuestra vida, Dios, que se nos hace visible en Cristo, no cambia. Él es el mismo ayer, hoy y siempre, que camina con nosotros, nos inspira y nos cuida.<br /><br />En consecuencia, el desafío es descubrir a ese Dios que está presente en la realidad, “está a la puerta y llama” (cf. Ap. 3, 20). Se requiere mirar las realidades nuevas con los ojos de la fe, pero el problema para cada uno es que la fe la tiene inculturada y no puede juzgar la cultura nueva desde la cultura que ya está pasada, sino desde la fe. Tarea sumamente difícil. Es aquí donde se necesita una muy especial actitud contemplativa en la que nos necesitamos mutuamente como pedagogos y aprendices partiendo desde la adecuada lectura y reflexión bíblica.<br /><br />Ver la cultura nueva con los moldes y paradigmas de la cultura antigua no es lo que nos corresponde como cristianos. No es esa propiamente la actitud de fe. Se necesita saber discernir eso nuevo, lo que brota, para ver todo lo que hay en ello de bueno, de verdadero, de bello..... Todo lo que hay de positivo viene de Dios y a Dios está orientado. No aceptarlo y condenarlo todo, significa no escuchar a Dios.<br /><br />Dios es el mismo, pero el idioma en el que nos habla es distinto. No querer escuchar “todos los idiomas” puede llevar consigo dejar de oír “las maravillas de Dios” (cf. Hech. 2,11). Llenarse del Espíritu Santo que se nos está dando, dejarse conducir por Él, nos hace entender y hablar todos los idiomas. Pero, esto requiere ser dóciles al Dios que nos habla. Es necesario estar permanentemente buscando al Señor y escucharlo. Esta actitud contemplativa es la que nos coloca en el Monasterio de nuestra metáfora.<br /><br />Estos cambios de idioma, esto es, cambio de mentalidad y de cultura, los estamos viviendo hoy día en una forma sucesivamente acelerada como hemos dicho. Esto nos desconcierta. Pero si nos fijamos podemos darnos cuenta cómo esta realidad la ha vivido la Iglesia desde el primer momento. Vemos como la Iglesia sale del Pueblo Hebreo y entra en el mundo de los Gentiles. El cambio es muy brusco. Vemos la Iglesia naciente dentro de la cultura griega y de la cultura romana, en Egipto, en Asia, en Europa. Vemos a Pablo y a los demás apóstoles pasar de un lugar a otro. Los cambios eran grandes y en cada situación saben descubrir al Dios presente y Salvador en Cristo.<br /><br />Este es el especial esfuerzo contemplativo que hoy se requiere. Con el fin de lograrlo necesitamos ayudarnos mutuamente y purificar nuestra mirada con una fe creciente. El Dios que está por encima de todo, el Dios trascendente, es también el Dios que está en los más intimo de cada cosa, el Dios, inmanente que está animando la vida y la historia. Quien tenga un corazón creyente y escuche al Dios que habla no estará asustado frente a la realidad. Lleno de fe vivirá la esperanza desde el interior de la realidad descubriendo las Semillas del Verbo.<br /><br /><br />Metáfora del Observatorio<br /><br />Es muy sabido que las nuevas tecnologías en el campo de la comunicación social tienen una extraordinaria importancia en lo que se refiere a la nueva cultura que se está creando. Pero la “Revolución tecnológica” incluye muchas otras tecnologías cuyos efectos no son de menor importancia. Las tecnologías de la ingeniería genética, los robots y todo lo que significa la automatización industrial, etc. etc. no podemos dejarlas a un lado. Todo ello es el mundo de las “nuevas tecnologías” con las que se está creando la nueva forma de convivencia y que está dejando a grandes sectores de la humanidad como excluidos de esa convivencia. <br /><br />En la metáfora del Monasterio nos hemos referido a la escucha del Dios permanente. Pero aquí nos referimos a la actitud de compartir la vida en la realidad cambiante del hombre. La Iglesia tiene que escuchar a Dios en todo momento y, al mismo tiempo, tiene que entrar en la realidad del hombre. La Iglesia tiene que hacer visible cómo en todo momento se puede vivir la Alianza con Dios y con los hombres. <br /><br />Cuando nos referíamos al monasterio, poníamos nuestra atención en las maravillas de Dios que se pueden proclamar en todos los idiomas, pero ahora fijamos la atención en esos idiomas con el fin de descubrir las capacidades que tienen para proclamar las maravillas de Dios.<br /><br />Cuando hablamos ahora del mundo de las nuevas tecnologías no nos referimos simplemente al conocimiento científico-técnico de todas estas tecnologías, nos referimos fundamentalmente al conocimiento de lo que el uso de estas tecnologías está produciendo en el hombre y los nuevos paradigmas que aparecen. <br /><br />Se necesita saber cuáles son las influencias de todo ese mundo de las tecnologías sobre los comportamientos de las personas, de los grupos humanos y de la humanidad entera. Los efectos de la heterogeneidad de situaciones existentes. Son miles de preguntas que podemos formular en cada uno de estos campos y sobre las que no tenemos respuestas.<br /><br />Los Observatorios en sentido estricto pueden ser establecidos de muchas formas en conexión con las universidades u otras entidades o personas que realizan labor de investigación. Pero es necesario insistir que debe ser una actitud que, según sus posibilidades, debe adquirir y desarrollar cada persona fijándose en sí misma y en su entorno, prestando especial atención a lo que va en dirección de encuentro e inclusión o, por el contrario, de dispersión y exclusión.<br /><br />Los creyentes y personas de buena voluntad pueden realizar una gran labor dentro del mundo al que nos referimos con la metáfora del Observatorio. De una forma especial habrán de vivir la opción por los pobres. Ellos, según lo que se ve venir, van a estar excluidos del uso de las tecnologías. Las consecuencias son difíciles de calcular en estos momentos. Pero quien busca la inclusión ya puede fijar su mirada en este mundo de los pobres y tratar de entender lo que sucede. Se necesitará mantener una permanente actitud creativa, búsqueda de formas y caminos viables para la participación de los pobres. Es un aspecto en el que la urgencia de ayudarnos a ver esta realidad se hace apremiante.<br /><br /><br />2.- JUZGAR<br /><br />El segundo paso del proceso es “juzgar” con profundo discernimiento evangélico para ver todo lo que hay de bueno, verdadero y bello y distinguirlo bien de todo lo que no es así. Siendo la realidad tan compleja se ve con evidencia la necesidad de ayudarnos mutuamente para desarrollar juntos el sentido crítico que necesitamos. El diálogo que hemos de realizar para este paso nos hace vivir una verdadera y mutua actitud pedagógica, al mismo tiempo que aprendemos a complementar nuestra visión.<br /><br />El “juzgar” que hemos de realizar según los criterios del Evangelio nos orienta hacia el Reino donde viviremos la comunión en plenitud por lo que lleva consigo el sentido de “inclusión”, poniendo especial atención en los “excluidos”.<br /><br />Así pues, para realizar nuestro juicio hemos de poner la mirada en el rostro de Cristo. Es con esa mirada como podemos tener los criterios tanto para juzgar la realidad de los excluidos, rostros sufrientes de Cristo, como sobre su llamado a la inclusión en la convivencia fraterna con su proyección definitiva en el Reino.<br /><br />Con claridad nos lo indica Aparecida: “En el rostro de Jesucristo, muerto y resucitado, maltratado por nuestros pecados y glorificado por el Padre, en ese rostro doliente y glorioso (cf. NMI 25 y 26), podemos ver, con la mirada de la fe el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos y al mismo tiempo su vocación a la libertad de los hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre todos. La Iglesia está al servicio de todos los seres humanos, hijos e hijas de Dios” (A 32)<br /><br /><br />Metáfora de la Espada<br /><br />Al referirnos a “la espada” estamos haciendo uso de una imagen bíblica que hace referencia a la Palabra de Dios. “Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay para ella criatura invisible: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta” (Hbr. 4, 12-13).<br /><br />Nuestro discernimiento ha de tener como referente clave la Palabra de Dios, no nuestro gusto o interés personal. Es espada de doble filo. No sólo para juzgar la realidad exterior, sino también la realidad interior, lo que está en lo más íntimo de nuestro corazón. Todo lo hemos de ver según la verdad como es ante los ojos de Dios, sin engañarnos. <br /><br />Significa conocer la Palabra de Dios como ha sido entendida por la Iglesia a través de los siglos. Nuevamente aparece aquí la necesidad de ayudarnos, no sólo por la ayuda que nos puedan prestar los estudiosos de la Palabra de Dios, sino también por el sentir de los sencillos que se dejan conducir por el Espíritu Santo.<br /><br />Las Comunidades Eclesiales de Base y otros encuentros que se realizan en torno a la Palabra de Dios son escuelas vivas donde el intercambio de unos con otros en apertura a lo que dice el Señor es una pedagogía firme para asumir los auténticos criterios para la inclusión de los excluidos.<br /><br />Siempre es posible que el juicio de la comunidad caiga en error. Por eso mismo, manteniendo la docilidad al Espíritu Santo, se ha de procurar la verificación con el juicio de la Iglesia.<br /><br />Son muchas las veces que cuesta decir las cosas por su nombre, pero es necesario saber utilizar bien la espada que con la fuerza de la verdad penetra no sólo la realidad palpable inmediata, sino también las causas y circunstancias que explican esa realidad.<br /><br />Frente a lo que aparece de falsedad, injusticia y maldad, el juicio será de denuncia y frente a lo que se descubra como bueno, verdadero y bello el juicio será aprobación que se traducirá en anuncio. Será buena noticia, reflejo, aunque sea lejano, de la Buena Noticia del Reino. <br /><br />Metáfora del Amanecer<br /><br />Se trata de la luz que llega para un día nuevo. El juicio no puede quedarse en la calificación o descalificación de la realidad, es necesario mantener un juicio creativo que plantee propuestas válidas en coherencia con la justicia y el bien que nos presenta la Palabra de Dios.<br /><br />Es necesario juzgar sobre las aberturas que aparecen en la realidad en dirección al Reino. El juicio que nos hace entender las semillas del Verbo y plantea sobre ellas propuestas que ayuden a germinar esas semillas y a desarrollar esos brotes.<br /><br />Es necesario que junto al juicio denunciador de la realidad de injusticia y de exclusión se vea el juicio del centinela que anuncia el nuevo día, presentando propuestas con las que se pueda caminar a la transformación de las tinieblas de la noche hacia el nuevo día, de la inclusión para que todos vuelvan a ser hermanos.<br /><br />Se trata de pensar creativamente las propuestas que cada persona, ya en forma personal ya grupalmente, pueda realizar en su entorno sin quedarse inmóvil ante la inmensidad y fuerza de las tinieblas. Ciertamente no hay que empeñarse por hacer lo que es imposible, pero eso no puede dar justificación para dejar de hacer lo que es posible, por poco que nos parezca.<br /><br />Dios no nos pide que hagamos lo imposible, pero nos pedirá cuenta de lo que, siendo posible, hayamos dejado de hacer. Nos pedirá cuenta del amor y del empeño que hayamos puesto o hayamos dejado de poner en lo que Él nos pide, por pequeño que sea. <br /><br /><br />3.- ACTUAR<br /><br />El tercer paso del proceso es “actuar”. No basta tener buenos diagnósticos y buenas propuestas que nos garanticen buenos discursos. Es necesario ponerlos en práctica. Es muy fácil decir que todos somos hermanos, pero no basta eso, es necesario vivir como hermanos. <br /><br />Para el desarrollo de esta parte vamos a utilizar la metáfora del Sínodo y la metáfora del parto.<br /><br />Con la metáfora del Sínodo no nos referimos al Sínodo como asamblea jurídica, sino en su sentido más amplio. Se trata del camino que todos juntos debemos descubrir y que juntos debemos recorrer. La Iglesia es un Pueblo que camina por el mundo hacia la vida plena y definitiva del Reino.<br /><br />Y con la metáfora del Parto nos referimos a la vida nueva que con esfuerzo está naciendo. Pero al hablar del parto estamos haciendo referencia al “Parto de la Esclava”, teniendo bien claro que la Esclava es la inmensa porción de pobres y excluidos que existen en nuestros entornos sin formar parte de nuestra sociedad. Pero advirtiendo, además, que este Parto no es el fruto de una violación ultrajante de la Esclava, sino el fruto de un matrimonio fiel y definitivo con ella. <br /><br />Los cristianos formamos la fraternidad de los discípulos que unidos seguimos a Cristo, fijándonos siempre en Él lo que nos hace vivir la opción preferencial por los pobres que está implícita en nuestra fe cristológica lo que nos lleva a actuar en el servicio permanente a los pobres. <br /><br />Aparecida nos dice con toda claridad: “Si esta opción está implícita en la fe cristológica, los cristianos como discípulos y misioneros estamos llamados a contemplar en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos: “Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo” (SD 178). Ellos interpelan el núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes cristianas. Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: “Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40). Juan Pablo II destacó que este texto bíblico “ilumina el misterio de Cristo”(NMI 49). Porque en Cristo el grande se hizo pequeño, el fuerte se hizo frágil, el rico se hizo pobre” (A 393)<br /><br /><br />Metáfora del Sínodo.<br /><br />La palabra “sínodo” viene del griego y podríamos traducirla por “concaminantes”, los que llevan un mismo camino, o el recorrido en común. Compañeros de camino. Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha convocado a la celebración de asambleas especiales para buscar y señalar el camino que se ha de seguir. El sentido que la Iglesia da al término “sínodo” está expresado en el Código de Derecho Canónico (can, 342 y 460), y es siempre una asamblea convocada para buscar los caminos a seguir.<br /><br />Cuando hablamos ahora de la metáfora del Sínodo, estamos haciendo referencia a la actitud de caminantes con la que tenemos que seguir al Señor en medio de la realidad concreta y a la actitud de comunión y participación propia de la fraternidad de los que siguen al Señor. Se trata, por tanto, de saber relacionarnos para seguir juntos el camino del Señor que tenemos que recorrer. Es la actitud no sólo de sentirse miembros de un mismo Pueblo en actitud de comunión y participación, sino también la de proceder con coraje como caminantes. Pueblo de Dios en marcha.<br /><br />En la metáfora del Sínodo, lo que decimos es que lo expresado en las metáforas anteriores lo tenemos que realizar todos juntos, ayudándonos mutuamente, eliminando individualidades de dispersión, procurando incidir en la sociedad con sus estructuras en orden a su transformación según la dirección del Reino, centro de la plena inclusión. <br /><br />Cada miembro de la Iglesia, desde el lugar donde se encuentre, tiene algo que realizar. Nadie puede suplirle y es desde su propia realidad que tiene que ser fiel al Señor que le llama. <br /><br />Pero esta función de cada uno se realiza como Iglesia, dentro de un Cuerpo y para bien de todo el Cuerpo. El Cuerpo de Cristo. Es doctrina muy claramente explicada desde el principio de la Iglesia (cf. 1 Cor. 12, 12 ss). Se trata de la participación de todos los miembros en la comunión viva del mismo Cuerpo, la Iglesia.<br /><br />Corresponde a la Jerarquía de la Iglesia el último discernimiento sobre la fidelidad al mensaje del Señor y su dinamismo vital. Pero esto no significa que las iniciativas para el camino a seguir tengan que provenir de la Jerarquía. Cada uno debe conocer del mejor modo posible su propia realidad, y desde esa realidad tomar las iniciativas que con la mirada de fe y la creatividad del amor deba tomar en comunión con toda la Iglesia.<br /><br />La actitud de caminante lleva consigo el romper con las comodidades de la instalación. El instalado adquiere una postura estática. El cristiano y la Iglesia entera han de estar siempre en marcha. <br /><br />La Iglesia, lo sabemos, mientras vive en este mundo es peregrina. Siempre tendrá la tentación de instalarse. Es fácil entusiasmarse por los espejismos que presente el mundo y caer en la tentación de transar con aparentes y falsos valores. Ya el Señor nos advirtió sobre la necesidad de vigilar y orar (Cf. Mt. 26, 41). Pero, si la Iglesia es peregrina por naturaleza, hoy día esta realidad adquiere una especial característica ante la velocidad de cambios en nuestra realidad.<br /><br />Finalmente hemos de advertir que, si bien es cierto que los miembros de la Iglesia hemos de seguir nuestro camino en comunión con la Iglesia, no obstante, hemos de saber hacer alianza con todos en todo lo que tienen de verdadero y bueno. Dios actúa en todos, no solo en los que estamos dentro de la Iglesia. En el campo de las ciencias y en los demás campos de la vida se dan grandes aportes para el camino de vida que hemos de seguir. Para vivir la metáfora del Sínodo es necesario caminar con ellos según el lugar que corresponde, recogiendo sus aportes, aunque procedan de personas que no tienen fe y siempre tendremos que procurar que cada persona actúe libremente como protagonista de su propio camino.<br /><br /><br />Metáfora del Parto.<br /><br />Ya hemos señalado que el Parto al que nos referimos es al Parto de la Esclava como fruto de un matrimonio veraz y definitivo con ella, no como fruto de una nueva vejatoria violación Es el matrimonio que hace libre a la esclava y la hace portadora de una vida nueva que hace visible aquello de Isaías: “Miren que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notan? (Is. 43, 19).<br /><br />También hemos dicho que la Esclava es la enorme porción de excluidos que forman parte de la sociedad. Son todos los que quedan debajo de la mesa de la vida y que son “explotados” y maltratados por el mismo ambiente dominante fortalecido por el poder de la economía neoliberal que estamos viviendo.<br /><br />Se oyen gritos clamando por un mundo mejor con el convencimiento de que “otro mundo es posible”. Por todas partes se descubren sinceros esfuerzos de acompañamiento a los pobres no sólo respetando su protagonismo, sino estimulándolo. Es cierto que a veces hay que actuar como voz de los que no tienen voz, pero siempre hay que estar atentos para no arrebatar la voz de nadie, sino crear las condiciones para que su voz se oiga.<br /><br />Fácilmente se puede apreciar que esta mirada especial a los pobres no significa desentenderse de los ricos. Todo lo contrario, se trata de una opción de universalidad. Se trata de una imperiosa llamada a los ricos y poderosos para vivir la alianza matrimonial con la esclava, con los pobres. Con igualdad de dignidad, dando libertad a la esclava.<br /><br />La Iglesia, desde su nacimiento se ha sentido llamada a vivir este matrimonio con los pobres, pero también se ha dejado tentar por el poder, aunque, a través de los siglos, siempre han aparecido grandes voces y testimonios activos y vigorosos que han hecho palpable el permanente llamado a la Iglesia para vivir este matrimonio con la esclava.<br /><br />La comunidad eclesial puede ayudar mucho para que se oiga la voz de los pobres que claman por su dignidad, por la verdad y por la equidad. Esto no es abandonar a los poderosos, todo lo contrario, si esto se realiza con fidelidad al Señor es hacer resonar el llamado, cariñoso pero fuerte, del Señor, recordando el deber que tienen como administradores de los bienes que fueron creados por Él como regalo para todos. Es el llamado a los poderosos para utilizar su poder como servicio para el bien común, el bien de todos y que, por lo tanto, se ha de colocar principalmente al servicio de los que no tienen bienes. Al servicio de la solidaridad auténtica y permanente.<br /><br />Quien vive el matrimonio con la esclava hará visible para la opinión pública los ejemplos de ricos y poderosos que con sinceridad solidarizan con los pobres y los ejemplos de los pobres que con dignidad y verdad saben mantener su protagonismo en busca de lo que es bueno para todos. Estos ejemplos son los que hacen ver que “algo nuevo está naciendo”. Es el Parto de la Esclava.<br /><br /><br />Bibliografía<br /><br />- FENANDEZ, Víctor Manuel: “Teología espiritual encarnada” Ed. San Pablo, 2005<br />- MARTINI, Carlo María: “El presbítero como comunicador” Ed. PPC, 1986<br />- YSERN DE ARCE, Juan Luis- Artículo: “La pedagogía del encuentro: desde la exclusión a la inclusión” , 2007Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-69611489653379851602009-11-15T02:54:00.000-08:002009-11-15T02:56:03.005-08:00La crónica de Navidad (Misterio de Comunicación)El relato del nacimiento de Jesús en el Evangelio según san Lucas nos muestra la inquietud de los pastores al ser comunicados del feliz acontecimiento. <br /> “Vayamos a Belén y veamos lo que ha sucedido” (2, 15)<br /> Ir al lugar de los hechos, verificar lo que ha sucedido, tomar contacto con los protagonistas... es la labor del periodismo, que investiga, constata e informa. <br /> Nosotros, comunicadores católicos, estamos llamados a anunciar desde los tejados la Buena Noticia que el ángel anunció. <br /> Vayamos pues, a Belén y veamos lo que ha ocurrido.<br /> ¿Quién es el que está allí? ¿De dónde viene? ¿Cuál es su descendencia?<br /> Mateo 1, 1-17 es una fuente valiosa para nuestra investigación. Es el misterio de una llamada. El misterio desconcertante de la elección que Dios hace. Abraham, David, Isaac, Jacob, Fares, Tamar, Salmón, Rajah... <br /> En la genealogía de Jesús podemos advertir que de entre los Reyes que allí se mencionan, sólo Ezequías y Josías fueron fieles a Dios, los otros, idólatras, inmorales y asesinos..., incluso David ha confesado en los salmos los pecados de adulterio y de asesinato. Las mujeres que aparecen se encuentran en una situación irregular: Tamar es una pecadora, Rajab una prostituta, Rut una extranjera. <br /> Pero de ese río de pecados y crímenes, al fin de los tiempos, el agua se aclara: con María y Jesús son rescatadas todas las generaciones.<br /> Dios viene a restaurar su Reino, a restablecer la alianza, a construir un pueblo nuevo. Es la muestra patente de la misericordia de Dios.<br /><br /> Y aquí estamos nosotros. Delante del niño que contemplamos entre las pajas, no podemos dejar de vernos involucrados en esa realidad de gracia y pecado que somos cada uno de nosotros. No podemos dejar de contemplar el dolor, la miseria, la maldad, el desconcierto, los fracasos, los delitos, la corrupción del mundo en el que vivimos. Ese mundo que tanto amó Dios que le envío a su propio Hijo para salvarlo (cf. Jn. 3,16-17).<br /> Ante las sombras y tinieblas del mundo, resuena fuertemente en nuestro corazón aquellas palabras del profeta Isaías que Jesús leyó en la sinagoga:<br /> “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc. 4, 18-19).<br /> Jesús es pues, nuestra única esperanza. Nosotros, sus testigos.<br /> Este es precisamente nuestro camino de santidad como comunicadores católicos. En este anuncio está la realización de la vocación a la que fuimos llamados, el despliegue de los dones recibidos, la urgente necesidad que el mundo tiene, el pan que alimenta el hambre de Dios, existente en el corazón de todos los hombres.<br /><br /> Estamos en Belén. Constatamos el hecho ocurrido, anunciado por Gabriel. Contemplamos al niño, que es Dios. Miramos atónitos a la Palabra hecha carne.<br /> Y es allí donde recordamos que antes de “hacer” debemos “ser”, porque el comunicador, antes de “decir palabras”, debe “ser Palabra”.<br /> Es en la escucha obediencia y en la acogida consciente ante el Dios que nos habla, donde podremos adquirir la sabiduría de leer los signos de estos tiempos con la mirada de Cristo, y así incidir con creatividad en la historia.<br /> Los comunicadores sociales somos constantes lectores de los signos que marcan los tiempos cotidianos de los hombres y las mujeres de cada tiempo, y es desde allí donde realizamos nuestra tarea comunicacional, incidiendo poderosamente sobre la cultura. <br /> Pero si esta lectura no es con la mirada de Cristo, serán pues otros los intereses que nos muevan a obrar. Tal vez sean muchas las ganancias y alto el porcentaje de nuestra audiencias, pero no será nuestra tarea un servicio al bien común, sino respuesta a intereses personales y mezquinos. Es aquí cuando la comunicación aliena y no libera.<br /><br /> Ser Palabra. Esa es nuestra misión. Palabra hecha hombre, Palabra encarnada que revela el misterio del hombre y da sentido profundo a la vida.<br /> No serán entonces sólo nuestras palabras las que convencerán de la existencia de Dios, las que producirán cambios profundos e incisivos en los valores culturas, las que consolarán el dolor de los pobres, enfermos y sufrientes, sino que será la misma Palabra de Dios encarnada dentro nuestro la que hablará. <br /> Esta vivencia de fe es el anuncio que como misión recibimos para transmitir. El fruto de lo que la gracia ha hecho en nosotros. Por eso, deberíamos comunicar no sólo nuestra reflexión sobre la Palabra de Dios, sino más bien lo que ella ha obrado una vez acogida en la tierra de nuestra vida.<br /> “Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida es lo que les anunciamos” (1 Jn. 1, 1-2)<br /> Y el fruto más preciso de la Palabra acogida es la caridad. Pues, si no tenemos caridad, nada somos (cf. 1 Cor. 13,2). Si aprendiéramos el arte de amar, el cristianismo sería más atrayente y hermoso. Esto es lo que nuestras producciones comunicacionales deberían reflejar siempre, porque el amor es la primera evangelización. Sólo el amor cristiano puede cambiar el corazón y preparar los caminos para el anuncio del Evangelio.<br /> <br />En nuestra crónica detallaremos la pobreza que estamos viendo en Belén, la pequeñez que ha tomado un Dios tan grande. Y no dejamos de contemplarlo.<br /> Es que nos alienta verlo pequeño. Porque pequeño es nuestro amor, pequeñas nuestras obras de misericordia, pequeño y pobre nuestro lenguaje, nuestras técnicas, nuestros medios, nuestros recursos... <br /> Cuando aspiremos a grandezas, cuando nos alegremos sólo con las masas, cuando nos gloriemos de las obras que salen según nuestro parecer, cuando aplaudan nuestras magníficas tareas, cuando el orgullo y la vanidad dominen nuestra misión, volvamos a Belén. Recordemos al Dios de los números pequeños: en medio de la multitud que lo seguía se detuvo frente al ciego que estaba al borde del camino, pidió alojarse en casa de Zaqueo; comparó su Reino con un grano de mostaza, con un poco de levadura; envió a sus discípulos sin dinero, sin poder, sin alforja ni bastón; valoró la monedita que depositó la viuda en el tesoro del templo; le bastaron cinco panes y dos pescados para alimentar a una multitud...<br /> <br />Y junto al pequeño niño hay una pequeña madre... <br /> No nos vayamos de Belén sin entrevistar a María en un diálogo coloquial. Sólo ella podrá decirnos cómo vivir la humildad que se enseña en el portal, sólo ella nos dirá cómo es que Dios obra maravillas en la pequeñez...<br /> Somos pobres... como aquellos pastores, como José, como María y como el mismo Dios. Elijamos ser pobres... porque sólo así podrá Dios hacer su obra. <br /> Nunca nos aflija la pobreza. Nosotros tenemos mucho más que cinco panes y dos pecados para multiplicar... Sin embargo muchas veces es tan poco lo que hacemos por no dejar obrar a Dios... es tan poco lo que logramos por no obedecer a Dios, es tan infecundo nuestro apostolado por no dejar que el Espíritu nos cubra con su sombra, es tan poco influyente nuestro mensaje por no dejar hablar a Dios en nosotros, es tan poco atrayente nuestra invitación por no dejar amar a Dios en nosotros...<br /> <br />No sé qué diremos sobre lo que sucedió en Belén. No sé qué detalles de nuestras crónicas serán las más vendidas. Ni siquiera sé el interés que pueda tener la investigación que hemos hecho en el pesebre.<br /> Sólo sé que allí nos hemos encontramos con el Salvador golpeando las puertas del corazón, buscando el encuentro, haciéndose cercano. Develando el misterio de la comunicación de Dios que, habló por los profetas y en este tiempo final nos habla de modo definitivo en su Hijo, la Palabra hecha carne que habitó entre nosotros.<br /> Fuimos a tomar contacto con los personajes de la Navidad, a entrevistarlos y sacarles una palabra, y nos hemos sentido cuestionados por ellos. Nos hablaron con el testimonio. Sin decir nada nos han dicho todo.-Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-69331854262272306892009-03-06T10:25:00.000-08:002009-03-06T10:26:42.703-08:00EL ANDAR DEL ESPIRITU EN LA CUARESMA“Conviértete y cree en el Evangelio” fue la invitación sin vueltas del miércoles de ceniza. Y allí mi compromiso: volver al amor creativo de mi Dios para ser re-creado por la gracia de su misericordia. La conversión es su iniciativa y mi respuesta, su decisión de amor y mi respuesta de amor al Amor, es renuncia a construirme a mí mismo y dejarme entonces moldear por sus manos, dejar que tome mi barro y me haga de nuevo...<br />Esta crisis del perder es para crecer, -paradoja del Evangelio- “El que pierda su vida por Mi, la ganará” me dijo el Señor al oído invitándome al abandono, a la confianza, a la entrega sin límites para vivir la plenitud de lo que soy: hijo en el Hijo, hermano, compañero, apóstol, elegido, sacerdote, discípulo, embajador, siervo y amigo.<br />Es un tiempo para volver a empezar... una y otra vez... como siempre, como cada día, como ante cada nuevo proyecto, frente a cada nueva iniciativa y creativo apostolado... la vida del discípulo es un empezar cada vez. Misterio fascinante y tremendo, pues, si me decido a servir al Señor tengo que prepararme para la prueba.<br />...Y el Espíritu me lleva al desierto. Allí Cristo sufre la prueba sin sucumbir, apoyado en la Palabra, consolado por los ángeles, pero en medio de fieras. Cuarenta días.<br />La prueba, la tentación, no es secundario en el discipulado. Es clave en la vida mística, es la mano dura de la hondura de la santidad. Camino angosto, puerta estrecha, cruz, renuncia, dolor, pasión, muerte...Pero en el horizonte la Resurrección.<br />Sin mirada pascual, no hay prueba superable. Por eso el acento estará en la Gracia, siempre presente en la prueba, pues me alienta el Maestro: “No tengas miedo. Yo he vencido al mundo”. Jesús que vive en la lucha y en la paz, simultáneamente, me invita a creer en la fuerza del bien y en la debilidad del mal ya vencido, para darme fuerzas y que continúe mi camino.<br />En este misterio que soy, donde obra también el misterio del pecado y la iniquidad, me obliga a la peregrinación del desierto interior para vivir entre ángeles y fieras, experimentar la lucha de las potencias del mal, pero siendo a la vez consolado para que crezca en la Cuaresma lo mejor de Jesús en mí. Expuesto a las mismas miserias de los hombres, como Cristo Sacerdote, he de ser la ofrenda viva para sufrir con y para los demás. Y todo esto es posible, porque en el desierto Dios me sostiene: hay misteriosamente Palabra, agua y Pan. <br />Si el desierto es el lugar donde el Pueblo de Dios se formó como pueblo, el desierto será la escuela de mi discipulado, el camino más largo pero el más seguro, el más difícil y a la vez el más glorioso, el camino de muerte que grita la resurrección. Sólo tengo que esperar el tiempo de Dios, que le gusta sorprenderme y maravillarme. Gozar el amor de la cruz, sin fin, sin límites, sin medida. “Conformar mi vida con la pasión de Cristo”.<br />El desierto no pasará, será el camino, también en la vida pública. La decepción, la incomprensión, la maldad y el desamparo serán la soledad de quien sigue las huellas del Cristo, quien ganó amigos y enemigos, quien abrazó la cruz hasta el fin, dando sentido a su sufrimiento en la sabiduría de la redención. Sus fracasos fueron la paz y la salvación. Nunca hizo tanto como cuando estuvo clavado en una cruz, nunca dijo tanto como cuando calló, nunca reveló tanto su poder como cuando fue humillado, nunca amó tanto como cuando nadie lo amó.<br />Al contemplarlo en el desierto agreste de la cruz, abandonado, humillado, despreciado, gritando la ausencia del Padre, sediento del amor, lleno de perdón y misericordia, exhalando su último hálito de vida, no puedo seguir caminando sin abrazar mi cruz, sin renunciar a mí mismo para seguirlo. Es que allí está la verdad que el mundo desconoce, que neciamente muchas veces esquivo, y diabólicamente, como Pedro, aseguro que no es el camino.<br />No puedo al contemplarlo, triunfando en el madero, decir que ya no seguiré, que dejo todo al borde del camino, que miro atrás añorando lo que dejé, que reclamo lo que antes fue ofrenda, que no podré, que el camino es pesado, que renuncio a seguirlo... Su cruz, ahuyenta el fantasma del desaliento, que como asaltante del camino, sale a mi paso para que sentencie la muerte y no proclame desde la fe la vida. Desde la cruz, hoy digo, “todo lo puedo en Aquel que me conforta”, “Nada es imposible para el cree”, “Aunque cruce por oscuras quebradas no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo...”, “Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no tiembla, porque Tú estás conmigo”, “El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar”. “Sólo Dios basta”...<br />Dejaré entonces que el Espíritu me empuje al desierto a ejercer ese oficio de gloria, que es la oración, y dejarme ser eucaristía en el pan que en el desierto se convierte en comida de Angeles, en remedio de inmortalidad, en fuerza de los débiles, y santidad de los pecadores... Y allí le pediré que me convierta en eso que recibo, para ya no ser yo quien vive, sino El quien viva y actúe en mí.<br />Dejaré el protagonismo al Espíritu para que moldee en mi alma el corazón de Cristo, para no caer en la tentación de querer ir al cielo por un camino distinto del de la cruz... y descubrirme amado siendo consciente de lo que me costará ese amor: entrar en la lógica del perder para ganar, del ser pobre para enriquecerme, del ser pequeño para llegar a ser el más grande, de elegir ser último para ser el primero, de aceptar la humillación que me exaltará a la Gloria, de poner la mano en el arado sin mirar atrás, de aceptar la bienaventuranza del desprecio para que mi nombre esté escrito en el Cielo, de experimentar la alegría verdadera del dar, del compartir, del seguir caminando, del conquistar corazones, del hacerme todo para todos para ganar a algunos para Cristo. <br />Sólo caminaré este desierto porque veo clara la meta, porque la Pascua me aguarda y su gozo ya se siente, porque ángeles a lo lejos me hacen oír los aleluias, porque sonó la trompeta del triunfo, y el Amado vino a golpear a la puerta, y me dijo que si le abro, cenaremos juntos... para pregustar la fiesta. Tengo invitación de preferencia. Una familia de bienaventurados me espera con una corona en la mano. La batalla está ganada... seguiré caminando, hasta el abrazo final, hasta el beso sin fin, hasta la luz que me envolverá en sus claridades sin noches, a sumarme a esos cantos gloriosos, a esa tierra y a ese cielo nuevos donde seré feliz... para siempre.-<br /><br /> P. Walter Moschetti, 2009Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-2271229987465985832008-10-02T09:33:00.000-07:002008-10-02T09:35:37.028-07:00COMUNICADORES SEGUN SAN PABLOHay una realidad que nos identifica: somos cristianos. Desde esta experiencia de fe ejercemos nuestra tarea de comunicadores, partícipes de la tarea evangelizadora de la Iglesia.<br /> A la luz de la figura de San Pablo, el apóstol-comunicador, de quien estamos celebrando el bimilenario de su nacimiento, veremos nuestra misión y reflexionaremos sobre ella para ser fieles a nuestra vocación.<br /> La vida cristiana comienza con una experiencia de encuentro. En el camino de la vida y en nuestra propia historia personal, Dios se hace presente, invitando, seduciendo, comprometiendo...<br /> La conversión de Pablo que nos narran los Hechos (9,1-19) muestra la realidad transformante de una experiencia que cambiará radicalmente la vida de Saulo de Tarso, perseguidor de los cristianos, para convertirlo en el Apóstol de los Gentiles. La ceguera en la cual se encontraba vio brillar, por la fe, una nueva luz.<br /> Jesús lo llamó a participar de su misión. Pablo mismo reconocerá ésta misión como una vocación: “...elegido para anunciar la Buena Noticia” (Rom 1,1). <br />También nosotros nos sentimos urgidos por el mandato del Señor: "Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda la creación" (Mc. 16,15). Y para cumplir esta orden contamos con más medios que con los que contó Pablo. Hoy las cartas, la predicación, los viajes –métodos usados por el Apósotol para evangelizar- se nos hacen fáciles, rápidos, atractivos e influyentes a través del uso de los poderosos medios de la comunicación social, y hemos recibido dones, talentos, aptitudes que nos capacitan para acercar al hombre de hoy el mensaje de Jesucristo con el lenguaje y los medios modernos con los que nos comunicamos en la actualidad. Son dones que el Espíritu Santo distribuye, según nos los enseñó el Apóstol: “El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro la ciencia para enseñar. A éste el don de curar, a uno el don de la profecía, a otro el don de lenguas...” (cfr. 1 Cor 12, 8ss). Sin olvidar claro está, que el don más precioso al que debemos aspirar es el don del amor...porque sin amor no soy nada. (cfr. 1 Cor 13).<br />De nuestro singular modo de comunicar dependerá de que la palabra proclamada, escrita o proyectada pueda tener cabida en el corazón del hombre. Nuestro lenguaje directo, claro, dinámico, adaptado al auditorio o audiencia, hará accesible el mensaje del Señor a aquellos a quienes se los comuniquemos.<br />Claramente dice San Pablo: “Si yo fuera a verlos y les hablara con un lenguaje incomprensible, ¿de qué les serviría si mi palabra no les aportara ni revelación, ni ciencia, ni profecía, ni enseñanza? Sucedería lo mismo que con los instrumentos de música, por ejemplo la flauta o la cítara. Si las notas no suenan distintamente, nadie reconoce lo que se está ejecutando. Y si la trompeta emite un sonido confuso, ¿quién se lanzará al combate?. Así les pasa a ustedes: si no hablan de manera inteligible, ¿cómo se comprenderá lo que dicen? Estarían hablando en vano. Si ignoro el sentido de las palabras, seré como un extranjero para el que me habla y él lo será para mí” (1 Cor 14,6-11).<br />Hemos recibido un mandato. Nuestro apostolado es una vocación. Fuimos llamados por Jesús, y la Iglesia nos envía con esta misión. Sintamos hoy en lo profundo del corazón que hemos sido elegidos y capacitados para realizar esta tarea. La Iglesia confirma esta elección divina, alentándonos y dándonos el lugar que tenemos, para que difundamos con dignidad y competencia la Palabra de Dios a través de aquello que escribimos, decimos o mostramos.<br />Nuestra difícil, comprometida y apasionante misión nos exige un conocimiento acabado de la realidad a la que hemos de anunciar el Evangelio, a la que hemos de impregnar con los valores evangélicos. Nuestra cambiante cultura nos exige estar al tanto de las situaciones que se presentan para dar respuesta desde nuestra fe. No podemos pues vivir un espiritualismo que nos aísle, sino que, con el corazón firme en el Señor hemos de caminar con firmeza las realidades del mundo, con juicio crítico y capacidad de comprensión, tolerancia y diálogo.<br />Este es el celo apostólico que impulsó la misión de Pablo: “Siendo libre me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Me hice judío con los judíos para ganar a los judíos; me sometí a la Ley a fin de ganar a los que están sometidos a la Ley. Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo con todos, para ganar al menos a algunos, a cualquier precio” (1 Cor 9, 19-22).<br />Por ser tan importante nuestra tarea –misión recibida del Señor e impulsada por la Iglesia- no podemos comunicar de cualquier manera. Debemos apuntar a la excelencia en la comunicación católica. Nuestro estilo de comunicar debería ser modélico. Allí mostraremos la dignidad y riqueza de la Palabra de Dios. <br />“Trata de ser un modelo para que los creen, en la conversación, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida. No malogres el don espiritual que hay en ti. Vigila tu conducta y tu doctrina. Si obras así, te salvarás a ti mismo y salvarás a los que te escuchen” (cfr. 1 Tim 4,12-16).<br />Por eso hemos de buscar cada día capacitarnos para utilizar debidamente la palabra, la escritura, la imagen e incluso las nuevas tecnologías. El comunicador católico debe estar capacitado técnicamente para esta tarea que le exige una constante creatividad puesta al servicio del Reino. Debemos generar ideas originales, entretenidas, capaces de llegar al corazón de nuestro interlocutor y transformar su vida con el poder vivificador del Evangelio. Los más jóvenes deben buscar alcanzar una preparación terciaria o universitaria en este campo. Nos faltan profesionales consagrados a vivir este apostolado con convicción, coherencia y calidad profesional. Nos falta muchas veces la necesaria astucia de la que hablaba Jesús desafiándonos a la evangelización.<br />Claro que no basta la preparación técnica. No sólo hay que adquirir un buen lenguaje, tener una buena voz, escribir correctamente o mostrarse de forma adecuada en los medios audiovisuales. Hay que tener algo que decir. De allí que sea tan importante la formación doctrinal. Y esta es una formación permanente. Hoy día no basta haber hecho un curso bíblico, o un seminario de catequesis, ni siquiera ser profesor de teología...Cada día debemos leer, estudiar, investigar, para "dar razones de nuestra fe", como nos dice San Pablo. Debemos fundamentar la verdad que proclamamos. La Iglesia en su larga tradición magisterial tiene elaborados infinidad de documentos que argumentan sus dogmas y su moral. Nosotros debemos ir siempre a esas fuentes. No podemos ser "opinólogos" –como tantos presentes en los medios-. Cada tema que tratamos debe ser tratado con responsabilidad, pues estamos comprometidos con la Verdad.<br />Al ejercer nuestra tarea, estamos poniendo sobre el candelero nuestra luz, la luz de Jesús. Son nuestras buenas obras las que deben alumbrar para que los hombres al vernos actuar puedan creer, -como nos ha enseñado el mismo Jesús-. Pero qué difícil es estar tan expuesto en un medio de comunicación, transformado hoy en vidriera del mundo, sin opacar a quien es la Luz verdadera.<br />“Nosotros somos la fragancia de Cristo al servicio de Dios” (2 Cor, 13,15)<br />Un pecado en el que podemos caer como comunicadores es la falta de humildad. "Aparecer" en un medio nos pone en un lugar destacado. No siempre estamos preparados para esta exposición pública. Por ello, la humildad modera el apetito que tenemos de la propia excelencia, contrarresta la soberbia, el orgullo, la vanidad. Si no somos concientes, como Juan el bautista, de que sólo somos la voz de quien es la Palabra, nos enceguecerán los aplausos y halagos que a menudo recibimos de nuestros interlocutores. Es verdad que alienta nuestra tarea el saber que nuestros receptores reciben nuestro mensaje con agrado, pero siempre estará el riesgo de querer "aparecer". Allí sería infecundo nuestro apostolado y quedaría trunca la evangelización, pues apareceríamos nosotros y no Jesucristo, corriendo incluso el riesgo de acomodar el Mensaje para "quedar bien" con quienes nos escuchan o leen.<br />Pablo nos da el ejemplo: “Cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y de Jesucristo crucificado. Por eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y vacilante. Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación presuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu, para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Cor 2, 1-5)<br />Esta reflexión nos hace deducir que sólo los Santos evangelizan, pues el verdadero anuncio ha de realizarse con la palabra y el ejemplo.<br />Pensar en nuestra identidad como comunicadores católicos es pensar en nuestro singular camino de santidad, que San Pablo nos traza en un texto que es verdadero programa de vida para el comunicador católico:<br />“Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan nunca. Alégrense con los que están alegres, y lloren con lo que lloran. Vivan en armonía unos con otros, no quieran sobresalir, pónganse a la altura de los más humildes. No presuman de sabios. No devuelvan a nadie mal por mal. No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien” (Rom 12, 14-18.21)<br />Este es el camino de la conversión constante en el cual debemos estar. El comunicador católico es un ser “animado por el Espíritu” (cfr. Rom 8,9) que no tiene como modelo a este mundo... sino que vive transformándose interiormente renovando su mentalidad para poder discernir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto (crf. Rom 12,2). Por ello debe examinarse para comprobar si está en la verdadera fe, poniéndose a prueba seriamente (cfr. 2 Cor. 13,5). Y lanzarse decididamente hacia la meta para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios nos ha hecho en Cristo Jesús (Flp. 3,12-16)<br />Nuestra misión será pues, una necesidad: “¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1 Cor 9,16), aunque a causa de ella tengamos que sufrir burla, incomprensión, persecución o la misma muerte. Paradójicamente éstos fueron los motivos que tuvo Pablo de gloriarse: “...¿Son ministros de Cristo? Vuelvo a hablar como un necio: yo lo soy más que ellos. Mucho más por los trabajos, mucho más por las veces que estuve prisionero, muchísimo más por los golpes que recibí. Con frecuencia estuve al borde la muerte, cinco veces fui azotado por los judíos con los treinta y nueve golpes, tres veces fui flagelado, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche en medio del mar. En mis innumerables viajes, pasé peligros en los ríos, peligros de asaltantes, peligro de parte de mis compatriotas (...), cansancio y hastío, muchas noches en vela, hambre y sed, frecuentes ayunos, frío y desnudez (...). Si hay que gloriarse en algo, yo me gloriaré de mi debilidad” (cfr. 2 Cor 11,23-30).<br />Pero todo esto, no admite para Pablo el menor desaliento: “Si nuestro Evangelio todavía resulta impenetrable, lo es sólo para aquellos que se pierden, para los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les ha enceguecido el entendimiento. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores...Porque el mismo Dios que dijo: ‘Brilla la luz en medio de las tinieblas’, es el que hizo brillar su luz en nuestros corazones para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo” (2 Cor4, 3-6).<br />Esta profecía de esperanza debe arder en el corazón del comunicador y no callarla. Ante el desasosiego que generan tantos males presentes en el mundo, no podemos callar la Buena Noticia que ha cautivado nuestra vida... Pero, como este gozoso anuncio es combatido por las calamidades que anuncian sólo destrucción y muerte, debemos vestir las armaduras del cristiano, para continuar nuestra tarea con entusiasmo, convicción y alegría.<br />“Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.<br />Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo por propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios” (Ef. 4,10-17).-Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-74276372879999967942008-06-04T09:24:00.000-07:002008-06-04T09:26:31.469-07:00COMUNICACION Y ESPIRITUALIDAD - Apuntes para el diálogo y la meditaciónLa espiritualidad en la vida cristiana es el dinamismo del amor que el Espíritu Santo infunde en nosotros. No ha de entenderse por lo tanto como un momento puramente subjetivo de la vida cristiana, como un conjunto de ejercicios privados, o como un encuentro meramente íntimo con Dios.<br />Nos dice Esquerda Bifet: “Lo espiritual no es simplemente interiorización, sino un camino de verdadera libertad que pasa por el corazón del hombre y que se dirige a la realidad integral del hombre y de su historia personal y comunitaria" (Teología de la evangelización, Madrid 1995, p.368).<br />Ese dinamismo espiritual puede ser vivido en los momentos de recogimiento y de oración privada, pero también en la actividad externa. Es la espiritualidad que Pablo expresa como un “caminar en el Espíritu” (Rom 8,4) que transfigura las opciones, la actividad, las relaciones humanas.<br />Para el comunicador católico, que inserto en el mundo de comunicación social se enfrenta de modo cotidiano con la multifacética realidad que lo interpela y ante la que debe dar una respuesta de fe, vive la realización de su espiritualidad en la entrega a Dios y a los demás en la acción evangelizadora a la que ha sido llamado.<br />Por ejemplo: si en la íntima contemplación nos hemos detenido en la Palabra de Dios, no dejamos de encontrarnos con ella cuando la predicamos o iluminados por ella interpretamos la realidad. Allí nuestro encuentro con la Palabra se abre a nuevas dimensiones, acoge los cuestionamientos que brotan de esa experiencia pastoral, se manifiesta, se amplía, se hace más concreto, produciendo un fruto maduro.<br /><br />El comunicador tiene todas las posibilidades de ahondar su vida espiritual en medio de la actividad contemplativa que exige su acción en la misión. Puede ser un cabal testimonio de contemplación activa. Su vida espiritual se entiende a partir del dinamismo encarnatorio que obra el Espíritu. Todo su dinamismo espiritual tendrá esta orientación de encarnarse en la historia donde Dios lo inserta. Por ello, para discernir sobre la autenticidad y la intensidad de nuestro amor a Dios, es necesario ver hasta qué punto nos hemos involucrado amorosamente en la relación con los hermanos y por lo tanto en lo mundano.<br />Veamos algunos aspectos propios de la espiritualidad del comunicador, que está marcada por las notas propias de su misión:<br /><br />1. Una imagen de Jesús<br />El Jesús que se destaca en su oración es el Jesús, perfecto comunicador, el que enseña por medio de parábolas (Mt13,3; Mc.4,33), el que explica la Palabra en privado a los apóstoles (Mc.4,34), el habla con autoridad (Mt.7,29; Mc.1,22), el que habla en público, sin miedo, abiertamente (Jn.18,20; 7,25-26; 7,45-46)...En esa oración y contemplación el comunicador se siente impulsado en su misión. No va a la oración ante todo a sacar fuerzas para su tarea, recibir luz para hablar correctamente, o descansar luego del fatigoso trabajo. Si así fuera, su vida espiritual estaría al margen de su misión. Al contrario, en la oración personal le brota el deseo, como un fuego que no se puede apagar, de ir y anunciar la Palabra, de llevar a la realidad los valores que en su Evangelio Jesús propone.<br /><br />2. Palabra para dar<br />Ciertamente, la Palabra ocupa un lugar central en la espiritualidad del comunicador, pero esa centralidad de la Palabra en su espiritualidad se vive tanto en la oración personal como en el micrófono, en la redacción o frente a una cámara de televisión. Al transmitir la Palabra se está dejando tocar por ella y está agradeciendo el don de la Palabra, está expresándole su amor y vivenciándola. <br />El comunicador católico se siente urgido a tratar muy asiduamente con la Palabra, porque sin ella su tarea evangelizadora es imposible.<br /><br />3. Presencia de esos rostros<br />La intercesión en la oración personal y en la celebración de la Eucaristía, forma parte de la esencia de la espiritualidad del comunicador. Cuando va a la Misa y se acerca a comulgar, no vive un encuentro con Cristo meramente intimista. No puede no incorporar en este encuentro a todos los rostros, muchas veces sufrientes, de tantos hombres y mujeres que formaron parte de sus crónicas. <br /><br />4. Paciencia y apertura ante el misterio<br />Las semillas del Reino van germinando en medio de la cizaña (cf Mt.13,24-30) de un modo misterioso, que no siempre puede ser apresurado ni medido con criterios externos. Esta convicción deberá estar marcada a fuego por el comunicador. Es la renuncia a tener bajo el propio control lo que Dios hace en las personas a su modo y con sus tiempos inescrutables.<br />5. Culto a la verdad<br />El comunicador que actúa movido por el dinamismo del Espíritu, está permanentemente orientado a la Verdad revelada. Evitará predicarse a sí mismo, o encerrarse en un determinado esquema mental o en unas pocas ideas que le atraen. A partir de esta actitud, será una buscador permanente del sentido profundo –y objetivo- de esta Palabra, para poder comunicarla a la gente.<br />6. En comunión<br />En su carta Novo Millennio Ineunte, Juan Pablo II pidió particularmente que los cristianos sean educados en una “espiritualidad de comunión” (n.43).<br />De esa comunión brota la comunicación que la expresará. Por ello, los comunicadores están llamados a ser en la Iglesia y en el mundo instrumentos, artífices, constructores, promotores de la comunión.<br />En este punto nos detenemos particularmente, ya que es uno de los aspectos más importantes de la comunicación católica y de toda verdadera comunicación.<br />Monseñor Juan Luis Ysern nos ha hablado muchas veces de la “pedagogía del encuentro”, entendiendo la comunión como “tarea y proceso permanente cuyo nivel y estado último lo alcanzaremos y viviremos en el Cielo, en la plena comunión con Dios y con los hermanos y cuya dimensión humana es tarea de toda persona”.<br />Como pedagogía para lograr esa convivencia fraterna y solidaria de verdadera comunicación, propone distintas necesidades, a saber:<br /><br />1. Necesidad de aprender a escuchar<br />2. Necesidad de aprender a ponerse en el lugar del otro<br />3. Necesidad de aprender a descubrir a los que no tienen voz<br />4. Necesidad de aprender a estimular el protagonismo de cada persona<br />5. Necesidad de aprender a descubrir lo que hay de positivo en la realidad<br />6. Necesidad de aprender a descubrir las causas de la marginación y promover su eliminación.<br />7. Necesidad de aprender a caminar con creatividad<br /><br />En la tarea de todo evangelizador, y en la misión particular del comunicador católico, que ha de anunciar un mensaje muchas veces opuesto a voces altamente sonantes en la cultura mediática, se plantea la cuestión del “cómo” anunciar, transmitir y comunicar la Verdad siempre vigente del Evangelio.<br />Evidentemente se trata de una pregunta pastoral, pero también una cuestión espiritual bien planteada.<br />La preocupación del cómo, incluso por la técnica, debería estar incorporada en esa actitud espiritual que es responder creativamente al amor de Dios y amar al prójimo con todas nuestras capacidades.<br />La negligencia por la calidad de la comunicación y sus producciones, puede indicar una escasa pasión por los demás y por la Palabra de Dios.<br /><br />Veamos ahora, a modo de ejemplo y testimonio, el corazón del comunicador, en la persona de San Pablo.<br />Cada vez que leemos las cartas de Pablo, nos sorprende el vigor de sus palabras. Este vigor se debe seguramente al misterio de la inspiración divina, pero también al hecho de que Pablo se ha dejado llenar el corazón.<br />Este es el camino de su espiritualidad como comunicador.<br />La fuerza, la libertad interior, la penetración de sus páginas nos revelan hasta qué punto se empleaba a fondo en lo que decía y cómo se prodigaba, con una riqueza espiritual profunda y conmovedora. <br />Hay un pasaje de la segunda carta a los Corintios en el que toda la vida interior del Apóstol se revela con una ternura sorprendente.<br />En el contenido de la carta vemos que Pablo se siente acusado, hay personas de la comunidad que hablan mal de él porque no se sienten atendidas, le consideran cobarde y perezoso y hasta desconfían de su ministerio. Pero Pablo escribe:<br />“Nos hemos desahogado con ustedes, corintios; y se nos ha ensanchado el corazón. No los amamos con un corazón estrecho; vuestro corazón, en cambio, sí parece estrecho. Páguennos con la misma moneda –se los pido como a hijos- y ensanchen también ustedes el corazón” (6,11-13)<br />El texto griego, dice literalmente: “Nuestra boca se ha abierto para vosotros y nuestro corazón se ha abierto de par en par para vosotros”.<br />Pablo quiere decir que nunca ha sido falso, que no ha ocultado nada, que ha dicho todo lo que tenía en su corazón.<br />Es al corazón de los corintios al que hay que reprochar; son ellos quienes no le han entendido por la mezquindad de su corazón.<br />Es un reproche muy fuerte, pero lleno de ternura:<br />“Páguennos con la misma moneda –se los digo como a hijos- y ensanchen también ustedes el corazón”<br />Es una hermosísima definición de la caridad: la caridad es habitar en el otro como en tu propia casa. Por eso se habla de la relación padre-hijo.<br />En el capítulo 7 de la misma carta, se retoma la imagen de habitar en el otro: “Dennos cabida en su corazón” (v.2) “Y no digo esto para condenarlos, pues acabo de decir que los llevamos dentro del corazón compartiendo muerte y vida” (v.3)<br />No se podría expresar de manera más elevada la fusión de los corazones que la comunicación de la Palabra de Dios ha creado.<br />Si la segunda a los Corintios es la más tumultuosa de las cartas de Pablo, la más rica en afectos y pasiones, la carta a los Filipenses es la más cordial, amable y gozosa. <br />Son distintos aspectos del hablar desde el corazón, al corazón, con el corazón, que tienen que caracterizar la comunicación de la fe en la experiencia cristiana.<br />La raíz de la espiritualidad del comunicador está encarnada en la realidad de ve, juzga y sobre la que actúa en consecuencia.<br />Un esquema altamente provechoso es el que ofrece Mons. Ysern cuando plantea el ver, juzgar y actuar del comunicador en estos aspectos que detallamos textualmente:<br />1.- VER<br /><br />El primer paso del proceso es “ver” lo que está sucediendo e, incluso lo que se ve venir. Ver la realidad del modo más objetivo posible, incluyendo, en la medida de lo posible, lo que ya se ve venir.<br />Pero al hablar de la realidad es absolutamente necesario no olvidar lo que dijo el Papa Benedicto XVI en el discurso inaugural de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida. Decía el Papa: “¿Qué es esta "realidad"? ¿Qué es lo real? ¿Son "realidad" sólo los bienes materiales, los problemas sociales, económicos y políticos? Aquí está precisamente el gran error de las tendencias dominantes en el último siglo, error destructivo como demuestran los resultados tanto de los sistemas marxistas como incluso de los capitalistas. Falsifican el concepto de realidad con la amputación de la realidad fundante y por esto decisiva, que es Dios. Quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de "realidad" y, en consecuencia, sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas. - La primera afirmación fundamental es, pues, la siguiente: Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano. (DI.3)<br /><br />Por lo tanto, para “ver la realidad” la primera metáfora que vamos a utilizar es la del Monasterio. Se trata de vivir la actitud de búsqueda de Dios que está presente en la realidad. Es el Dios Vivo que, desde la realidad, está hablando, está diciendo algo para nosotros. Es necesario estar atentos, escuchar y contemplar. Sólo el que conoce a Dios puede descubrir las semillas del Verbo existentes dentro de esa realidad, entender el sentido definitivo de todo y dar testimonio de ese Dios presente y proclamarlo.<br /><br />La segunda metáfora a la que haremos referencia es a la del Observatorio. Se trata de estar muy atentos a la realidad. Lo que está pasando y lo que se ve venir. Es analizar la realidad concreta con todas las intervenciones que realiza la persona humana. Entender el corazón de la persona que se esconde detrás de esta realidad. Entender todo lo que hay de bueno y lo que hay de malo. Las causas y sus consecuencias. Es esa la realidad desde la que Dios nos habla para transformarla y vivir la Alianza con Él y con los demás. <br /><br /><br />Metáfora del Monasterio.<br /><br />Es evidente que al hablar ahora de “Monasterio” no estamos insinuando que todos los fieles nos vayamos a un claustro para dedicarnos a la vida contemplativa. Pero sí estamos expresando la necesidad de tener una actitud contemplativa. Actitud necesaria para todos y que debe existir en todo momento pero que en estos momentos en los que entramos en una nueva época tiene una especial connotación y urgencia. Es necesario tener muy presente que Dios no nos ha abandonado ni nos abandonará nunca.<br /><br />Con frecuencia hacemos comentarios sobre la velocidad de cambios en la actualidad. Incluso se ha advertido mucho que no se trata simplemente de una “época de cambios”, sino que es algo mucho más profundo. Se trata de un “cambio de época”. Además, nos han advertido que la velocidad de cambios se va a acelerar cada día más. Pensarlo nos produce vértigos pero es algo frente a lo cual tenemos que saber actuar; es dentro de esa velocidad donde tenemos que aprender a descubrir al Dios de la vida que nos llama en Cristo para que tengamos vida en abundancia.<br /><br />Como cristianos hemos de seguir siempre los criterios que brotan de la fe. Estos criterios son fáciles de comprender, en cierto modo, en un mundo estático. Los recibimos por herencia. Van pasando de generación en generación. Desde niño uno aprende los criterios que se deben mantener en la vida para ir en seguimiento del Señor. Pero la situación se complica en la medida que el mundo deja de ser estático y entra en un dinamismo de cambio en el que los criterios de ayer ya no valen hoy. No obstante, sabemos que lo que da sentido a nuestra vida, Dios, que se nos hace visible en Cristo, no cambia. Él es el mismo ayer, hoy y siempre, que camina con nosotros, nos inspira y nos cuida.<br /><br />En consecuencia, el desafío es descubrir a ese Dios que está presente en la realidad, “está a la puerta y llama” (cf. Ap. 3, 20). Se requiere mirar las realidades nuevas con los ojos de la fe, pero el problema para cada uno es que la fe la tiene inculturada y no puede juzgar la cultura nueva desde la cultura que ya está pasada, sino desde la fe. Tarea sumamente difícil. Es aquí donde se necesita una muy especial actitud contemplativa en la que nos necesitamos mutuamente como pedagogos y aprendices partiendo desde la adecuada lectura y reflexión bíblica.<br /><br />Ver la cultura nueva con los moldes y paradigmas de la cultura antigua no es lo que nos corresponde como cristianos. No es esa propiamente la actitud de fe. Se necesita saber discernir eso nuevo, lo que brota, para ver todo lo que hay en ello de bueno, de verdadero, de bello..... Todo lo que hay de positivo viene de Dios y a Dios está orientado. No aceptarlo y condenarlo todo, significa no escuchar a Dios.<br /><br />Dios es el mismo, pero el idioma en el que nos habla es distinto. No querer escuchar “todos los idiomas” puede llevar consigo dejar de oír “las maravillas de Dios” (cf. Hech. 2,11). Llenarse del Espíritu Santo que se nos está dando, dejarse conducir por Él, nos hace entender y hablar todos los idiomas. Pero, esto requiere ser dóciles al Dios que nos habla. Es necesario estar permanentemente buscando al Señor y escucharlo. Esta actitud contemplativa es la que nos coloca en el Monasterio de nuestra metáfora.<br /><br />Estos cambios de idioma, esto es, cambio de mentalidad y de cultura, los estamos viviendo hoy día en una forma sucesivamente acelerada como hemos dicho. Esto nos desconcierta. Pero si nos fijamos podemos darnos cuenta cómo esta realidad la ha vivido la Iglesia desde el primer momento. Vemos como la Iglesia sale del Pueblo Hebreo y entra en el mundo de los Gentiles. El cambio es muy brusco. Vemos la Iglesia naciente dentro de la cultura griega y de la cultura romana, en Egipto, en Asia, en Europa. Vemos a Pablo y a los demás apóstoles pasar de un lugar a otro. Los cambios eran grandes y en cada situación saben descubrir al Dios presente y Salvador en Cristo.<br /><br />Este es el especial esfuerzo contemplativo que hoy se requiere. Con el fin de lograrlo necesitamos ayudarnos mutuamente y purificar nuestra mirada con una fe creciente. El Dios que está por encima de todo, el Dios trascendente, es también el Dios que está en los más intimo de cada cosa, el Dios, inmanente que está animando la vida y la historia. Quien tenga un corazón creyente y escuche al Dios que habla no estará asustado frente a la realidad. Lleno de fe vivirá la esperanza desde el interior de la realidad descubriendo las Semillas del Verbo.<br /><br /><br />Metáfora del Observatorio<br /><br />Es muy sabido que las nuevas tecnologías en el campo de la comunicación social tienen una extraordinaria importancia en lo que se refiere a la nueva cultura que se está creando. Pero la “Revolución tecnológica” incluye muchas otras tecnologías cuyos efectos no son de menor importancia. Las tecnologías de la ingeniería genética, los robots y todo lo que significa la automatización industrial, etc. etc. no podemos dejarlas a un lado. Todo ello es el mundo de las “nuevas tecnologías” con las que se está creando la nueva forma de convivencia y que está dejando a grandes sectores de la humanidad como excluidos de esa convivencia. <br /><br />En la metáfora del Monasterio nos hemos referido a la escucha del Dios permanente. Pero aquí nos referimos a la actitud de compartir la vida en la realidad cambiante del hombre. La Iglesia tiene que escuchar a Dios en todo momento y, al mismo tiempo, tiene que entrar en la realidad del hombre. La Iglesia tiene que hacer visible cómo en todo momento se puede vivir la Alianza con Dios y con los hombres. <br /><br />Cuando nos referíamos al monasterio, poníamos nuestra atención en las maravillas de Dios que se pueden proclamar en todos los idiomas, pero ahora fijamos la atención en esos idiomas con el fin de descubrir las capacidades que tienen para proclamar las maravillas de Dios.<br /><br />Cuando hablamos ahora del mundo de las nuevas tecnologías no nos referimos simplemente al conocimiento científico-técnico de todas estas tecnologías, nos referimos fundamentalmente al conocimiento de lo que el uso de estas tecnologías está produciendo en el hombre y los nuevos paradigmas que aparecen. <br /><br />Se necesita saber cuáles son las influencias de todo ese mundo de las tecnologías sobre los comportamientos de las personas, de los grupos humanos y de la humanidad entera. Los efectos de la heterogeneidad de situaciones existentes. Son miles de preguntas que podemos formular en cada uno de estos campos y sobre las que no tenemos respuestas.<br /><br />Los Observatorios en sentido estricto pueden ser establecidos de muchas formas en conexión con las universidades u otras entidades o personas que realizan labor de investigación. Pero es necesario insistir que debe ser una actitud que, según sus posibilidades, debe adquirir y desarrollar cada persona fijándose en sí misma y en su entorno, prestando especial atención a lo que va en dirección de encuentro e inclusión o, por el contrario, de dispersión y exclusión.<br /><br />Los creyentes y personas de buena voluntad pueden realizar una gran labor dentro del mundo al que nos referimos con la metáfora del Observatorio. De una forma especial habrán de vivir la opción por los pobres. Ellos, según lo que se ve venir, van a estar excluidos del uso de las tecnologías. Las consecuencias son difíciles de calcular en estos momentos. Pero quien busca la inclusión ya puede fijar su mirada en este mundo de los pobres y tratar de entender lo que sucede. Se necesitará mantener una permanente actitud creativa, búsqueda de formas y caminos viables para la participación de los pobres. Es un aspecto en el que la urgencia de ayudarnos a ver esta realidad se hace apremiante.<br /><br /><br />2.- JUZGAR<br /><br />El segundo paso del proceso es “juzgar” con profundo discernimiento evangélico para ver todo lo que hay de bueno, verdadero y bello y distinguirlo bien de todo lo que no es así. Siendo la realidad tan compleja se ve con evidencia la necesidad de ayudarnos mutuamente para desarrollar juntos el sentido crítico que necesitamos. El diálogo que hemos de realizar para este paso nos hace vivir una verdadera y mutua actitud pedagógica, al mismo tiempo que aprendemos a complementar nuestra visión.<br /><br />El “juzgar” que hemos de realizar según los criterios del Evangelio nos orienta hacia el Reino donde viviremos la comunión en plenitud por lo que lleva consigo el sentido de “inclusión”, poniendo especial atención en los “excluidos”.<br /><br />Así pues, para realizar nuestro juicio hemos de poner la mirada en el rostro de Cristo. Es con esa mirada como podemos tener los criterios tanto para juzgar la realidad de los excluidos, rostros sufrientes de Cristo, como sobre su llamado a la inclusión en la convivencia fraterna con su proyección definitiva en el Reino.<br /><br />Con claridad nos lo indica Aparecida: “En el rostro de Jesucristo, muerto y resucitado, maltratado por nuestros pecados y glorificado por el Padre, en ese rostro doliente y glorioso (cf. NMI 25 y 26), podemos ver, con la mirada de la fe el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos y al mismo tiempo su vocación a la libertad de los hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre todos. La Iglesia está al servicio de todos los seres humanos, hijos e hijas de Dios” (A 32)<br /><br /><br />Metáfora de la Espada<br /><br />Al referirnos a “la espada” estamos haciendo uso de una imagen bíblica que hace referencia a la Palabra de Dios. “Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay para ella criatura invisible: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta” (Hbr. 4, 12-13).<br /><br />Nuestro discernimiento ha de tener como referente clave la Palabra de Dios, no nuestro gusto o interés personal. Es espada de doble filo. No sólo para juzgar la realidad exterior, sino también la realidad interior, lo que está en lo más íntimo de nuestro corazón. Todo lo hemos de ver según la verdad como es ante los ojos de Dios, sin engañarnos. <br /><br />Significa conocer la Palabra de Dios como ha sido entendida por la Iglesia a través de los siglos. Nuevamente aparece aquí la necesidad de ayudarnos, no sólo por la ayuda que nos puedan prestar los estudiosos de la Palabra de Dios, sino también por el sentir de los sencillos que se dejan conducir por el Espíritu Santo.<br /><br />Las Comunidades Eclesiales de Base y otros encuentros que se realizan en torno a la Palabra de Dios son escuelas vivas donde el intercambio de unos con otros en apertura a lo que dice el Señor es una pedagogía firme para asumir los auténticos criterios para la inclusión de los excluidos.<br /><br />Siempre es posible que el juicio de la comunidad caiga en error. Por eso mismo, manteniendo la docilidad al Espíritu Santo, se ha de procurar la verificación con el juicio de la Iglesia.<br /><br />Son muchas las veces que cuesta decir las cosas por su nombre, pero es necesario saber utilizar bien la espada que con la fuerza de la verdad penetra no sólo la realidad palpable inmediata, sino también las causas y circunstancias que explican esa realidad.<br /><br />Frente a lo que aparece de falsedad, injusticia y maldad, el juicio será de denuncia y frente a lo que se descubra como bueno, verdadero y bello el juicio será aprobación que se traducirá en anuncio. Será buena noticia, reflejo, aunque sea lejano, de la Buena Noticia del Reino. <br /><br />Metáfora del Amanecer<br /><br />Se trata de la luz que llega para un día nuevo. El juicio no puede quedarse en la calificación o descalificación de la realidad, es necesario mantener un juicio creativo que plantee propuestas válidas en coherencia con la justicia y el bien que nos presenta la Palabra de Dios.<br /><br />Es necesario juzgar sobre las aberturas que aparecen en la realidad en dirección al Reino. El juicio que nos hace entender las semillas del Verbo y plantea sobre ellas propuestas que ayuden a germinar esas semillas y a desarrollar esos brotes.<br /><br />Es necesario que junto al juicio denunciador de la realidad de injusticia y de exclusión se vea el juicio del centinela que anuncia el nuevo día, presentando propuestas con las que se pueda caminar a la transformación de las tinieblas de la noche hacia el nuevo día, de la inclusión para que todos vuelvan a ser hermanos.<br /><br />Se trata de pensar creativamente las propuestas que cada persona, ya en forma personal ya grupalmente, pueda realizar en su entorno sin quedarse inmóvil ante la inmensidad y fuerza de las tinieblas. Ciertamente no hay que empeñarse por hacer lo que es imposible, pero eso no puede dar justificación para dejar de hacer lo que es posible, por poco que nos parezca.<br /><br />Dios no nos pide que hagamos lo imposible, pero nos pedirá cuenta de lo que, siendo posible, hayamos dejado de hacer. Nos pedirá cuenta del amor y del empeño que hayamos puesto o hayamos dejado de poner en lo que Él nos pide, por pequeño que sea. <br /><br /><br />3.- ACTUAR<br /><br />El tercer paso del proceso es “actuar”. No basta tener buenos diagnósticos y buenas propuestas que nos garanticen buenos discursos. Es necesario ponerlos en práctica. Es muy fácil decir que todos somos hermanos, pero no basta eso, es necesario vivir como hermanos. <br /><br />Para el desarrollo de esta parte vamos a utilizar la metáfora del Sínodo y la metáfora del parto.<br /><br />Con la metáfora del Sínodo no nos referimos al Sínodo como asamblea jurídica, sino en su sentido más amplio. Se trata del camino que todos juntos debemos descubrir y que juntos debemos recorrer. La Iglesia es un Pueblo que camina por el mundo hacia la vida plena y definitiva del Reino.<br /><br />Y con la metáfora del Parto nos referimos a la vida nueva que con esfuerzo está naciendo. Pero al hablar del parto estamos haciendo referencia al “Parto de la Esclava”, teniendo bien claro que la Esclava es la inmensa porción de pobres y excluidos que existen en nuestros entornos sin formar parte de nuestra sociedad. Pero advirtiendo, además, que este Parto no es el fruto de una violación ultrajante de la Esclava, sino el fruto de un matrimonio fiel y definitivo con ella. <br /><br />Los cristianos formamos la fraternidad de los discípulos que unidos seguimos a Cristo, fijándonos siempre en Él lo que nos hace vivir la opción preferencial por los pobres que está implícita en nuestra fe cristológica lo que nos lleva a actuar en el servicio permanente a los pobres. <br /><br />Aparecida nos dice con toda claridad: “Si esta opción está implícita en la fe cristológica, los cristianos como discípulos y misioneros estamos llamados a contemplar en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos: “Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo” (SD 178). Ellos interpelan el núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes cristianas. Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: “Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40). Juan Pablo II destacó que este texto bíblico “ilumina el misterio de Cristo”(NMI 49). Porque en Cristo el grande se hizo pequeño, el fuerte se hizo frágil, el rico se hizo pobre” (A 393)<br /><br /><br />Metáfora del Sínodo.<br /><br />La palabra “sínodo” viene del griego y podríamos traducirla por “concaminantes”, los que llevan un mismo camino, o el recorrido en común. Compañeros de camino. Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha convocado a la celebración de asambleas especiales para buscar y señalar el camino que se ha de seguir. El sentido que la Iglesia da al término “sínodo” está expresado en el Código de Derecho Canónico (can, 342 y 460), y es siempre una asamblea convocada para buscar los caminos a seguir.<br /><br />Cuando hablamos ahora de la metáfora del Sínodo, estamos haciendo referencia a la actitud de caminantes con la que tenemos que seguir al Señor en medio de la realidad concreta y a la actitud de comunión y participación propia de la fraternidad de los que siguen al Señor. Se trata, por tanto, de saber relacionarnos para seguir juntos el camino del Señor que tenemos que recorrer. Es la actitud no sólo de sentirse miembros de un mismo Pueblo en actitud de comunión y participación, sino también la de proceder con coraje como caminantes. Pueblo de Dios en marcha.<br /><br />En la metáfora del Sínodo, lo que decimos es que lo expresado en las metáforas anteriores lo tenemos que realizar todos juntos, ayudándonos mutuamente, eliminando individualidades de dispersión, procurando incidir en la sociedad con sus estructuras en orden a su transformación según la dirección del Reino, centro de la plena inclusión. <br /><br />Cada miembro de la Iglesia, desde el lugar donde se encuentre, tiene algo que realizar. Nadie puede suplirle y es desde su propia realidad que tiene que ser fiel al Señor que le llama. <br /><br />Pero esta función de cada uno se realiza como Iglesia, dentro de un Cuerpo y para bien de todo el Cuerpo. El Cuerpo de Cristo. Es doctrina muy claramente explicada desde el principio de la Iglesia (cf. 1 Cor. 12, 12 ss). Se trata de la participación de todos los miembros en la comunión viva del mismo Cuerpo, la Iglesia.<br /><br />Corresponde a la Jerarquía de la Iglesia el último discernimiento sobre la fidelidad al mensaje del Señor y su dinamismo vital. Pero esto no significa que las iniciativas para el camino a seguir tengan que provenir de la Jerarquía. Cada uno debe conocer del mejor modo posible su propia realidad, y desde esa realidad tomar las iniciativas que con la mirada de fe y la creatividad del amor deba tomar en comunión con toda la Iglesia.<br /><br />La actitud de caminante lleva consigo el romper con las comodidades de la instalación. El instalado adquiere una postura estática. El cristiano y la Iglesia entera han de estar siempre en marcha. <br /><br />La Iglesia, lo sabemos, mientras vive en este mundo es peregrina. Siempre tendrá la tentación de instalarse. Es fácil entusiasmarse por los espejismos que presente el mundo y caer en la tentación de transar con aparentes y falsos valores. Ya el Señor nos advirtió sobre la necesidad de vigilar y orar (Cf. Mt. 26, 41). Pero, si la Iglesia es peregrina por naturaleza, hoy día esta realidad adquiere una especial característica ante la velocidad de cambios en nuestra realidad.<br /><br />Finalmente hemos de advertir que, si bien es cierto que los miembros de la Iglesia hemos de seguir nuestro camino en comunión con la Iglesia, no obstante, hemos de saber hacer alianza con todos en todo lo que tienen de verdadero y bueno. Dios actúa en todos, no solo en los que estamos dentro de la Iglesia. En el campo de las ciencias y en los demás campos de la vida se dan grandes aportes para el camino de vida que hemos de seguir. Para vivir la metáfora del Sínodo es necesario caminar con ellos según el lugar que corresponde, recogiendo sus aportes, aunque procedan de personas que no tienen fe y siempre tendremos que procurar que cada persona actúe libremente como protagonista de su propio camino.<br /><br /><br />Metáfora del Parto.<br /><br />Ya hemos señalado que el Parto al que nos referimos es al Parto de la Esclava como fruto de un matrimonio veraz y definitivo con ella, no como fruto de una nueva vejatoria violación Es el matrimonio que hace libre a la esclava y la hace portadora de una vida nueva que hace visible aquello de Isaías: “Miren que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notan? (Is. 43, 19).<br /><br />También hemos dicho que la Esclava es la enorme porción de excluidos que forman parte de la sociedad. Son todos los que quedan debajo de la mesa de la vida y que son “explotados” y maltratados por el mismo ambiente dominante fortalecido por el poder de la economía neoliberal que estamos viviendo.<br /><br />Se oyen gritos clamando por un mundo mejor con el convencimiento de que “otro mundo es posible”. Por todas partes se descubren sinceros esfuerzos de acompañamiento a los pobres no sólo respetando su protagonismo, sino estimulándolo. Es cierto que a veces hay que actuar como voz de los que no tienen voz, pero siempre hay que estar atentos para no arrebatar la voz de nadie, sino crear las condiciones para que su voz se oiga.<br /><br />Fácilmente se puede apreciar que esta mirada especial a los pobres no significa desentenderse de los ricos. Todo lo contrario, se trata de una opción de universalidad. Se trata de una imperiosa llamada a los ricos y poderosos para vivir la alianza matrimonial con la esclava, con los pobres. Con igualdad de dignidad, dando libertad a la esclava.<br /><br />La Iglesia, desde su nacimiento se ha sentido llamada a vivir este matrimonio con los pobres, pero también se ha dejado tentar por el poder, aunque, a través de los siglos, siempre han aparecido grandes voces y testimonios activos y vigorosos que han hecho palpable el permanente llamado a la Iglesia para vivir este matrimonio con la esclava.<br /><br />La comunidad eclesial puede ayudar mucho para que se oiga la voz de los pobres que claman por su dignidad, por la verdad y por la equidad. Esto no es abandonar a los poderosos, todo lo contrario, si esto se realiza con fidelidad al Señor es hacer resonar el llamado, cariñoso pero fuerte, del Señor, recordando el deber que tienen como administradores de los bienes que fueron creados por Él como regalo para todos. Es el llamado a los poderosos para utilizar su poder como servicio para el bien común, el bien de todos y que, por lo tanto, se ha de colocar principalmente al servicio de los que no tienen bienes. Al servicio de la solidaridad auténtica y permanente.<br /><br />Quien vive el matrimonio con la esclava hará visible para la opinión pública los ejemplos de ricos y poderosos que con sinceridad solidarizan con los pobres y los ejemplos de los pobres que con dignidad y verdad saben mantener su protagonismo en busca de lo que es bueno para todos. Estos ejemplos son los que hacen ver que “algo nuevo está naciendo”. Es el Parto de la Esclava.<br /><br /><br />Bibliografía<br /><br />- FENANDEZ, Víctor Manuel: “Teología espiritual encarnada” Ed. San Pablo, 2005<br />- MARTINI, Carlo María: “El presbítero como comunicador” Ed. PPC, 1986<br />- YSERN DE ARCE, Juan Luis- Artículo: “La pedagogía del encuentro: desde la exclusión a la inclusión” , 2007Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-45523595064195015942008-03-07T06:23:00.000-08:002008-03-07T06:28:09.658-08:00EVANGELIZAR EN LA CULTURA DE LA IMAGEN<div align="justify"><strong>Origen de la imagen televisiva</strong><br />La prehistoria de la televisión arranca, en sentido estricto, de los descubrimientos técnicos más elementales que hicieron posible la transmisión a distancia de la imagen en movimiento.<br />Fue en Julio de 1928 cuando desde la estación experimental W3XK de Washington, el norteamericano Jenkins comenzó a transmitir imágenes exploradas principalmente de películas con cierta regularidad y con una definición de 48 Líneas. Y desde los años 50, la televisión se ha convertido en el medio de comunicación por excelencia.<br />La televisión no nació como respuesta a ninguna necesidad inmediata e ineludible. Cuando el hombre se propuso transmitir imágenes a distancia, por cable o sin hilos, no pensaba en una recepción masiva e indiscriminada, sino en un servicio publico que permitiera solo la comprobación de documentos, el envío de planos o imágenes necesarias para trabajos técnicos o para la simplificación de tramites burocráticos.Pero, una vez creado el soporte técnico necesario para la transmisión de imágenes en movimiento, algunos científicos comprendieron que la televisión podía repetir el éxito de la radio años antes.<br />En la televisión como en el cine se da una combinación de la imagen con la palabra. La naturaleza de esta combinación de mensajes es diferente de la que da el material impreso. En todo caso, se daba siempre una combinación en el sentido de complementación entre imagen y palabra. En cine como en televisión este equilibrio se rompe en aras de un creciente predominio o protagonismo de la imagen. El lenguaje se constituye en un simple determinante de la imagen. Nos encontramos, con un nuevo instrumento de comunicación que debemos conocer para poder comprender los mensajes que a través de él se nos presentan.<br />El lenguaje televisivo, la imagen, es un lenguaje figurativo, pero no conceptual. Apela a los sentidos, pero no existe en él una relación estrecha con la actividad mental elevada. Al contrario de lo que sucede con el lenguaje verbal.<br /></div><strong></strong><div align="justify"><strong>La cultura de la imagen</strong><br />El cambio de época que estamos atravesando va enmarcado en una cultura donde el protagonismo de la imagen ha tomado ribetes sorprendentes, hasta llamarse "cultura de la imagen" al presente, determinado en cierto punto, por lo que se mira a través de una pantalla, y desde allí se aprende, se entiende, se resuelve y se vive la realidad.<br />Anticipándose a su tiempo, el Papa Pablo VI advertía, en la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi: "Conocemos las ideas de numerosos psicólogos y sociólogos que afirman que el hombre moderno ha rebasado la civilización de la palabra, ineficaz e inútil en estos tiempos, para vivir hoy en la civilización de la imagen. (…) (Pero todo ello) no debe disminuir el valor permanente de la palabra, ni hacer perder la confianza en ella. La palabra permanece siempre actual, sobre todo cuando va acompañada del poder de Dios" (n.42).<br />No podemos contraponer la imagen a la palabra, porque de hecho ambas se armonizan en un nuevo discurso que apunta a lo emotivo.<br />Además, la imagen tiene en sí un valor muy alto que hemos de reconocerle. Desde que Dios se hizo Hombre en Cristo, la imagen puede ser portavoz a la vez de la Encarnación y de la Trascendencia de Dios. Cristo es "imagen visible de Dios invisible" (Col 1,15).<br />Una teología de la comunicación ha de tener en cuenta esta dimensión que le ayuda a valorar lo visual desde esta perspectiva divina y ahondar en la profundidad de la expresión captada a través de la imagen visible. Pensar la evangelización compromete un análisis serio de la cultura y un tomar sus valores para impregnarlos de la sabiduría de Dios que da el sentido verdadero de las cosas con las que el hombre vive, se asombra, disfruta, crea o perfecciona. La denuncia del mal, presente en el siglo, impulsa a un compromiso de transformación de la realidad, desde Dios y su Verdad.<br />Al ser conscientes de los estímulos audiovisuales de la televisión, los cuales son más efectivos que los visuales y auditivos por sí solos, encontramos en ellos una herramienta importantísima a la hora de comunicar el Evangelio. No podemos dejar pasar este signo de la Providencia, y utilizar este medio que está a nuestro alcance, para hacer comprensible al hombre de hoy el mensaje siempre nuevo del Evangelio.<br />La televisión, que penetra en el hogar, en la vida diaria y llega a formar parte del cúmulo de hábitos de cualquier hombre de nuestra época, será un medio más que favorable para hacer que la Palabra Divina llegue al corazón del televidente y le dé razones a su existencia. Frente a un contenido capaz de saciar las ansias que siempre el hombre ha tenido de verdad, de bien y de belleza, de felicidad y sentido, la televisión será un instrumento óptimo para realizar una comunicación humanizadora y liberadora.<br />Es indudable, que la televisión constituye una fuente efectiva en la creación y formación de actitudes en los niños y jóvenes especialmente, ya que desde temprana edad, son sometidos a su influencia sin poseer otro tipo de información. Se recurre a ella para satisfacer necesidades de distracción, reducir las tensiones y como medio para obtener información. Una programación llena de valores, desde lo creativo e ingenioso, puede entretener educando e informando. Este es el desafío que tenemos los comunicadores católicos frente a un medio de comunicación que hemos de utilizar con mayor confianza, con menos prejuicios, con más presencia y menos tiranía. Un medio que Dios mismo pone a nuestro alcance para que hagamos oír su voz y mostremos su rostro a un mundo que vaga sediento de él.<br />Nadie puede considerarse inmune a los efectos degradantes de la pornografía y la violencia, o a salvo de la erosión causada por los que actúan bajo su influencia. Los niños y los jóvenes son especialmente vulnerables y expuestos a ser víctimas. La pornografía y la violencia sádica desprecian la sexualidad, pervierten las relaciones humanas, explotan los individuos -especialmente las mujeres y los niños-, destruyen el matrimonio y la vida familiar, inspiran actitudes antisociales y debilitan la fibra moral de la sociedad.<br />Es verdad que necesitamos purificar nuestra mirada. La cultura de la imagen ha saturado nuestra capacidad visual. Ya no hay nada nuevo ni desconocido para mirar. Todo está expuesto a la vista sin filtro y sin reservas, sin pudor y sin límites. Creemos ingenuamente que mirar todo no nos hace daño, y sin embargo evitaríamos mucho males espirituales si supiéramos desviar la vista a tiempo. No todo lo que vemos nos hace bien. Más aún, si advertimos que esa saturación visual que produce nuestra cultura, es saturación de imágenes violentas: la violencia de la pornografía y la misma violencia sádica nos perturban y enceguecen. Miramos pero no vemos. Y es ahí cuando la mirada se vuelve superficial y poco profunda, hasta llegar a no advertir el sentido pleno de las cosas, de los acontecimientos, de nosotros mismos y de los demás. La realidad parece ser advertida sólo a través de la pantalla chica, y sólo son fragmentos de la realidad -inducido por intereses particulares- que no articulan todos los resortes que forman la complejidad de la realidad que vivimos.<br /></div><strong></strong><div align="justify"><strong>Las imágenes y la evangelización</strong><br />Es esta realidad y esta la cultura que nos toca evangelizar. Pero la evangelización no comienza con nosotros. Por ello, debemos aprender de la rica tradición de la Iglesia que, a lo largo de los siglos ha sabido utilizar elementos de la misma cultura para anunciar el Evangelio.<br />Las imágenes formaron parte de la evangelización, ya en las primeras comunidades cristianas, quienes representaban al Salvador del mundo con imágenes del Buen Pastor. Mas adelante aparecen las del Cordero Pascual y otros iconos representando la vida de Cristo. Las imágenes han sido siempre un medio para dar a conocer y transmitir la fe en Cristo y la veneración y amor a la Santísima Virgen y a los Santos. Testigo de todo esto son las catacumbas donde aún se conservan imágenes hechas por los primeros cristianos. Estas imágenes dan testimonio de su fe y del uso de las imágenes.<br />Hoy la imagen ha alcanzado una sofisticación sorprendente a través de los medios audiovisuales. Debemos reconocer entonces que contamos con elementos de mayor calidad que nuestros antepasados para evangelizar. No podemos entonces desaprovechar este tiempo providencial y estas herramientas eficaces a nuestro alcance. Y el momento es ahora. Hoy, como en los primeros tiempos de la era cristiana, la imagen deberá ser un vehículo de transmisión de la fe y ayuda al conocimiento de la verdad de Dios.<br />Antes de Jesús las imágenes con frecuencia representaban a ídolos, se usaban para la idolatría. En la plenitud de los tiempos, el verdadero Dios quiso encarnarse y así tener imagen humana. Jesucristo es la imagen visible del Padre.<br />Nos dice el Catecismo: "Como el Verbo se hizo carne asumiendo una verdadera humanidad, el cuerpo de Cristo era limitado (cf. Cc. de Letrán en el año 649: DS 504). Por eso se puede "pintar" la faz humana de Jesús (Ga 3,2). En el séptimo Concilio Ecuménico (Cc de Nicea II, en el año 787:DS 600-603) la Iglesia reconoció que es legítima su representación en imágenes sagradas" (476).<br />Todo parece indicar que la Iglesia cristiana del siglo III, aunque de un modo muy incipiente, utilizaba la iconografía con una finalidad catequética para esbozar al fiel el camino que le puede llevar a la bienaventuranza eterna.<br />En una hipotética segunda etapa, la Iglesia, a través de la iconografía, hace hincapié en la protección divina y en la participación eucarística como forma de asegurar al cristiano su Salvación. Aquí entran de lleno los paradigmas de Salvación que a través de su misma proliferación presuponen para el fiel todo un mensaje de esperanza.<br />Por último, a través de la iconografía del más allá se reitera que, gracias a la Pasión y a la Resurrección de Cristo, el hombre puede alcanzar la bienaventuranza eterna.<br />Hoy, en la cultura de la imagen, estos elementos nos dan fuerza y luz para asumir creativamente la nueva evangelización, poniendo al servicio del anuncio evangélico la capacidad persuasiva, atrayente y atractiva de la imagen visual desde las infinitas formas y multiplicidad de colores que hoy la tecnología nos facilita y propone.<br /><br /><strong>El lenguaje de la belleza</strong><br />Claro que no basta utilizar los medios que tenemos a nuestro alcance. Hemos de utilizarlos bien. Los medios audiovisuales, por ejemplo, requieren una estética capaz de trasmitir belleza. La Iglesia desde siempre ha sido promotora del arte verdadero. El Papa Juan Pablo II ha expresado repetidamente su invitación a una vuelta al arte en el marco de la fe, y ha hablado de una "nostalgia de la belleza" en el hombre de hoy. Por lo tanto, la belleza no es un aspecto superfluo o periférico de la vida. Lo bello viene de Dios y nos lleva a Dios.<br />El joven de hoy siente una especial atracción hacia la belleza, sea de imagen, sea de música o ambas. Lo bello contribuye a armonizar a las personas, y es un rasgo característico de la celebración y la fiesta. Es armonía, proporción, orden. Todo lo bello es participación de la belleza de Dios. Por ello la contemplación de la belleza nos lleva a admirar a Dios, autor y modelo de toda belleza. El simbolismo y el lenguaje de formas y colores armónicos nos abre hacia valores superiores, trascendentes. Lo estético le da a la vida una dimensión más humana y optimista. "Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, es quien pone la alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une las generaciones y las hace comunicarse en la admiración" (Del mensaje del Concilio a los artistas).<br />Debemos recuperar en la evangelización el valor de la estética al servicio de la belleza como comunicación del Absoluto. Especialmente éste es un desafío, ante un mundo en que la preocupación por la apariencia, y la obsesión por la silueta, son tópicos que hoy en día, mueven a muchos jóvenes a tratar de alcanzar la imagen de los modelos publicitarios, lejos del modelo al que es posible llegar. Son los medios de comunicación los que han contribuido grandemente ha crear la falsa imagen de la belleza de hoy, un estilo que no corresponde a la realidad.<br />Los actuales cánones de belleza, exigen estándares físicos irreales, que muchas veces contribuyen a generar inseguridad y problemas psíquicos en los jóvenes, como la anorexia y la bulima.<br />Los comunicadores católicos debemos apuntar a una estética que, respetando los estilos de cada entidad y las claves culturales propias de cada país o región, apunte además a lo sobrenatural, donde la realidad es vista con ojos de esperanza. Es hora de impulsar nuestra creatividad para lograr una verdadera estética nueva, transida de valores humanos y cristianos.<br />Debemos ser capaces de traducir la riqueza de contenidos de la fe a lenguajes multimediáticos como los videoclips, los videojuegos interactivos y humanizadores, los cuentos, los auxilios pedagógicos y las páginas interactivas entre otras. Todo ello, claro está, sin que el mensaje se empobrezca, comprometiendo el depósito de la fe. La verdadera evangelización enriquece a las culturas, ayudándolas a superar los puntos deficientes o incluso inhumanos que hay en ellas, y comunicando a sus valores legítimos la plenitud de Cristo. (Cfr. C.T.,53).<br /></div><strong></strong><div align="justify"><strong>Respuesta a la cultura de la imagen</strong><br />Es cierto que la utilización predominante de las imágenes, tiende a anular el desarrollo del lenguaje, y su consecuencia es disminuir o anular la capacidad analítica del pensamiento abstracto. Es el límite concreto y uno de los aspectos presentados como desafíos de esta cultura de la imagen. Hoy no se entiende ningún proceso de capacitación o transmisión de conocimientos o mensajes sin tener muy en cuenta lo visual. Y es que la persona no es sólo cerebro, y con la imagen y el sonido se apunta a diversos órganos y facultades del ser humano para hacer más plena la comunicación y relación entre emisor y receptor. Pero ni es tan ingenuo ni carece de riesgos. Muchas veces el proceso de aprendizaje de la televisión, transmisora de costumbres y modas, es diseñado por profesionales al servicio del rating o de los sponsors, que presentan las cosas de una manera mucho más entretenida que el maestro o profesor, y por sobre todas las cosas, no exige nada ni toma examen después.<br />De estos aspectos hemos de tomar conciencia. Toca a autoridades, instituciones y sobre todo a los padres de familia asumir su responsabilidad a cerca del control de los que sus hijos ven, favoreciendo el diálogo y el intercambio de opiniones frente a la catarata indiscriminada de imágenes que saturan la imaginación y el pensamiento. Es necesario un ejercicio del juicio crítico frente a lo que se ve, y el análisis de las propuestas que nos llegan por los medios audiovisuales. Así podremos aclarar sus contenidos, reforzar ciertos aspectos educativos, morales o sociales y contrarrestar aspectos negativos.<br />La tarea evangelizadora no puede obviar este hecho que forma parte de la cultura a la que hemos de comunicarle el Evangelio. A la vez que se utiliza la riqueza de las imágenes para hacer conocer la verdad de Dios y llevar al hombre de hoy al encuentro con él, se ha de formar en esa capacidad crítica frente a todo lo que se recibe cotidianamente. Es una forma de ayudar al crecimiento humano del hombre y la mujer de este tiempo que le toca vivir en una hora de grandes avances tecnológicos junto a una gran crisis de valores. Claridad y confusión parecen mezclarse en un camino sin rumbo ni orientación. Un todo dado, pensado por otros, que ejerce una poderosa influencia en la conducta, una realidad que va incapacitando en el pensar y complaciendo los sentidos que anulan la crítica, en una búsqueda incesante de lo placentero. Se descuida lo bueno por lo agradable. Se va tras lo fácil dejando de lado lo importante.<br />En el fondo, cada corazón humano, sigue sediento de una mirada de amor, que conozca desde lo interior y de respuesta. Necesidad de ser mirados por un rostro que enfrente nuestra mirada y nos de claridad en el camino de la verdad que plenifica. Cada corazón sigue buscando ver una realidad que lo trascienda, donde se vea reflejado en la santidad de una imagen de la que es espejo. Sigue el hombre caminando en el tiempo, añorando una visión eterna que le haga contemplar y vivir lo que de veras lo sacie, lo que permanezca más allá del tiempo y lo proyecte a una perpetua dicha de contemplación gozosa, semejante a la de los enamorados.<br />Esa visión se dará. Y es en la esperanza donde la aguardamos, pues todavía el ojo no vio lo que Dios tiene preparado a los que ama. Un día nuestros ojos contemplarán el rostro del Dios vivo que nos abrazará en su amor, y ante la ternura de su mirada, y la luminosidad de su rostro, ya no desearemos más que contemplarle, y entonces, las ansias y los quereres más profundos de la existencia humana, encontrarán en esa visión eterna, la plenitud que tanto buscábamos mientras vagábamos, entre luces y sombras, como peregrinos en la tierra, buscando nuestro cielo.-</div><div align="justify"> </div><div align="justify"><strong>Pbro. Walter Moschetti</strong></div>Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-2066326899382453782008-02-29T14:05:00.000-08:002008-02-29T14:12:41.270-08:00ESPACIO CONTEMPLATIVO DEL COMUNICADOR EN LA PRODUCCION RADIAL<div align="justify"><br /> La radio es ese medio que no ha desaparecido ante la explosión de los medios audiovisuales, entre otras cosas, por establecer una especial comunicación con el oyente: un tú a tú que genera confianza e intimidad. La amistad y la naturalidad de la radio difícilmente se ve en otros medios. La cercanía de una voz amiga ha llenado a lo largo de su historia muchas soledades y ausencias. Ha sido la compañía de muchos hombres y mujeres y ha establecido desde la magia sonora una estrecha relación entre emisor y receptor, haciendo más fácil y accesible el diálogo íntimo, personal y directo, a pesar de los límites de la mediatización tecnológica.<br /> Para el comunicador, esta innata espontaneidad no ha de significar improvisación no planificada a la hora de comunicar, sino que le demandará un tiempo previo de preparación, lo que damos en llamar: producción radiofónica. Una buena producción radiofónica requerirá una producción de contenido, que incluye todo aquello que se necesita para emitir cualquier espacio. Concretizar entrevistas, contactar con los entrevistados, buscar documentación para los reportajes, preparar los temas musicales, seleccionar efectos sonoros... son parte de la tarea de producción. De acuerdo a la envergadura del producto a emitir, este proceso será más o menos complejo.<br /> El tiempo dedicado a la producción se verá en los resultados contactados al aire. Más aún, sin este tiempo de preparación sería prácticamente imposible la emisión de muchos de los productos que conforman la programación de las distintas emisoras radiales. Si somos atentos al escuchar radio, podremos percibir fácilmente en qué emisión esta producción careció de tiempo, de dedicación, de entusiasmo, de trabajo en equipo, de reflexión, de experiencias compartidas, de búsqueda concreta de lo mejor para emitir...<br /> Es preciso recordar que todo este trabajo previo se realiza en el marco de una reflexión personal y grupal para objetivar lo que se pondrá al aire. Es el tiempo de pensar lo que se hará y se dirá. Muchas veces será elaboración del guión radial, otras de planificación de segmentos u organización de los espacios dentro del espacio total de emisión. Siempre será un pensar en la audiencia a quienes nos dirigiremos, y cuál es el mensaje que queremos darle. Es la base de la credibilidad del emisor frente a una audiencia que le prestará el oído y confiará en sus expresiones, compartiendo o disintiendo, pero siendo influenciada por el poder del medio.<br /> Dedicar tiempo a la producción es síntoma de responsabilidad frente al gran compromiso social de estar en un medio tan influyente que condicionará, en muchos casos, a la opinión pública, o pondrá en duda tantas veces sus valores o pensamientos. Conscientes de este proceso, los comunicadores, al producir sus programas, vivirán un proceso reflexivo en la planificación que será contemplación introspectiva para sacar desde dentro aquella riqueza a comunicar.<br /> La comunicación católica (comunicación de valores y mensajes cristianos) no puede prescindir de esta tarea que dará sentido y coherencia a la hora de ejercer el apostolado misionero de la evangelización a través de la radio. Ese proceso vivido como contemplación introspectiva será un ponerse en sintonía con el contexto y la fuente del mensaje a comunicar, será entrar en sí para saberse comunicador que lleva dentro una misión específica, y tiene, en el contexto del mundo medial, una responsabilidad importante y un compromiso con Dios, consigo mismo y con la audiencia. Es que se enfrenta al desafío de hacer oír una voz que muchas veces resuena en medio del desierto. Contemplar es para el comunicador católico, orar. La producción radial será entonces un dejarse enseñar por el Maestro que pone sus palabras en la boca de sus enviados, un discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo bueno y lo mejor, para asegurar la excelencia del producto a emitir.<br /> Contempla el hombre y la mujer capaces de conocer, amar y admirar. El fruto de la contemplación es el gozo de la verdad conocida, del bien comprendido y amado y de la belleza admirada. El camino de la contemplación requiere silencio, apertura al otro, escucha. A veces es un camino arduo y difícil; requiere morir, purificar, elegir. Es relación profunda y personal que plenifica nuestro ser y lo unifica en su existir cotidiano, porque es el espacio donde vivimos nuestra vocación originaria de hombres llamados a la relación y unión con Dios. Porque la comunicación nos relaciona con los demás. Y la contemplación es la comunicación en plenitud. Es un momento de contacto con algo que llevamos en lo profundo de nuestro ser.<br /> Para el comunicador católico, la contemplación es mirada de fe, fijada en Jesús. "Yo le miro y él me mira". Esta atención a Él es renuncia a "mí". Su mirada purifica el corazón. La luz de la mirada de Jesús ilumina los ojos de nuestro corazón; nos enseña a ver todo a la luz de su verdad y de su compasión por todos los hombres. Sólo el misterio de Cristo, contemplado y vivido, será respuesta a los interrogantes más profundos del hombre, revelándole su propio misterio.<br /> "La contemplación es ciencia de amor, la cual es noticia infusa de Dios amorosa, que juntamente va ilustrando y enamorando al alma" (San Juan de la Cruz, N 2,18,5)<br /> Todo el importante trabajo pastoral asumido por amor de Dios y del prójimo, no puede llevarse a cabo sin una vida de contemplación, oración y estudio. Un comunicador católico debe prestar oído atento a la palabra de Dios antes de anunciarla. Escuchar la palabra divina constituye un aspecto de la contemplación. No serán sólo sus opiniones las que el comunicador verterá frente al micrófono, si no será vocero de la Palabra de Verdad que salió de los labios de Jesús y que tienen la vigencia de iluminar la vida de los hombres y las mujeres de este tiempo, dando razón de sentido a sus existencias. La verdad no puede callarse, reclama ser proclamada sobre los tejados.<br /> El tiempo de la producción radial pues, tendrá su justo valor en la medida en que no quede limitado a una búsqueda alocada de materiales y recursos para llenar espacios, sino en una búsqueda interior de sentido para comunicar algo que valga la pena, que edifique, que construya y haga más digna la vida de aquellos que recibirán esos mensajes. Será tiempo silencioso y dialogal, de riqueza profunda para los comunicadores, que enriquecerá luego a los receptores de su comunicación. De la calidad de este momento y el interés que se ponga al producir un espacio destinado a comunicar valores, dependerá en gran parte el "éxito" de la misión recibida y la respuesta concreta a la vocación de ser enviados a anunciar el Evangelio a todas las gentes.<br /> La tarea contemplativa de la producción radial hará cada vez más apto al comunicador para establecer esa particular situación comunicativa de hacer percibir espacios sin ser percibidos, para generar ese mundo de color que es la radio, o lo que llamamos la "magia" cautivante de la radio. Sin este tiempo generoso, el comunicador queda vacío, no tanto de palabras, sino de contenidos. Así aprovechará mucho más la riqueza expresiva de la radio y sus extraordinarias posibilidades de explotación.<br /> El silencio interior del que sabe escuchar es el seno donde germina y brota al exterior la palabra, si no quiere ser vacía. Cada acontecimiento, cada mensaje, cada noticia, cada tema musical, requerirán una reflexión y una mirada a la luz de la Verdad para saber en qué momento y de qué modo será óptima su emisión por radio. Será entonces la sabiduría conseguida en la contemplación orante, la que hará eficaz la palabra humana, que, llena de contenido por la palabra divina, traspasará el medio, para hacer efectiva esa comunicación viva y vivificante, enriquecida y enriquecedora, que haga bien y más bueno al receptor que la reciba y acoja.<br /> Hoy vivimos una devaluación de la palabra. Esto se debe en mayor medida a su facilidad, a su inflación creciente. Manipulamos con ella y la convertimos en un mero nominalismo. Por ello, podemos afirmar que sólo puede dialogar el que sabe hacer silencio. Es que el silencio nos enseña a pensar antes de hablar, y nos dispone a la escucha necesaria para dialogar y llegar a un acuerdo enriquecedor con el interlocutor.<br /> En un medio sonoro por excelencia como es la radio, hablar de silencio puede parecer incongruente. Sin embargo, el silencio forma parte del lenguaje radiofónico: es capaz de expresar, narrar, describir... El silencio aparece en la radio cuando se produce una ausencia total de sonido, es decir, cuando no hay voz, ni música, ni efectos sonoros, aunque su verdadero sentido sólo podrá ser captado a partir de la relación que la ausencia de sonido guarde con los elementos que la precedan o con aquellos otros que la sigan.<br /> Así, en la radio existen numerosas situaciones en las que podemos hacer uso del silencio, como por ejemplo para representar el estado emocional de una persona que decide dejar de intervenir en un diálogo; o para estimular la reflexión, cuando, ante un tema controvertido, el comunicador realiza un silencio convidando a los oyentes a pensar sobre ello. Es posible valorar este espacio constructivo en la radio cuando se vivió la experiencia personal de la riqueza del silencio y se ha crecido en él.<br /> El éxito de la tarea misionera en la radio, la eficacia de la evangelización a través de un medio de comunicación tan cercano y persuasivo, comienza con ese tiempo de preparación, con ese espacio reflexivo personal y grupal, con este tiempo de silencio y oración, que es la producción radiofónica. Es el espacio contemplativo del comunicador, que saca de lo suyo lo bueno y lo malo, seleccionando y administrando dones y talentos para ponerse al servicio de la audiencia. Así comunica con la conciencia de estar frente a oyentes cada día más exigentes y siempre necesitados de una palabra profunda, sabia, convencida, verdadera y cálida. Palabra que muestre nuevos horizontes, y enseñe el verdadero sentido de la vida, esa vida que se juega en medio de una realidad compleja, y que exige ser observada con ojos nuevos, asumiendo los desafíos del presente con esperanza y compromisos concretos para hacerla nueva.-<br /></div><div align="justify">Pbro. Walter Moschetti</div><div align="justify">Delegado Episcopal para las Comunicaciones Sociales del Arzobispado de Rosario, Miembro de la Red de Teología y Espiritualidad del Comunicador de OCLACC</div>Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-13859548703633534802007-09-25T15:52:00.000-07:002007-09-25T15:55:13.974-07:00LOS FUTUROS SACERDOTES Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIONRESUMEN Y COMENTARIO DE LAS Orientaciones sobre la formación de los futuros sacerdotes para el uso de los instrumentos de la comunicación social<br /><br />La Sagrada Congregación para la Educación Católica redactó el 19 de marzo de 1986 Orientaciones sobre la formación de los futuros sacerdotes para el uso de los instrumentos de la comunicación Social, del cual señalaremos algunos puntos importantes y comentaremos aspectos de este valioso documento.<br />A 20 años de estas orientaciones, no siempre vemos en la práctica su aplicación, a pesar de la conciencia que vamos adquiriendo en la importancia que tienen los medios de comunicación en la cultura multimedial en la que vivimos, y ante la urgencia de anunciar el Evangelio con nuevos métodos y expresiones. Muchos sacerdotes, todavía hoy, carecen de esta formación propuesta por el Documento y muchos seminaristas en la actualidad se están formando al margen de este fenómeno que exige análisis, reflexión y seria preparación.<br />En algunos centros de formación, casas religiosas y/o seminarios, faltan experiencias específicas y educadores bien preparados. En otros casos se presenta en diversos lugares aún difícil, poco sistemática y discontinua. Se perciben a veces carencias organizativas y técnicas y atrasos que contrastan con la rápida evolución que se está realizando. Esto señala la introducción de las Orientaciones animando a que la preparación de los futuros sacerdotes en este campo sea más adecuada y responda siempre mejor a las graves tareas que les esperan.<br />Con este material, fruto de numerosas consultas con expertos en la materia y, en modo particular, con la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales, se abrigó la esperanza de facilitar en algún modo la responsabilidad educativa de los futuros sacerdotes en el área de la comunicación social.<br />El documento da algunas indicaciones generales para tres niveles formativos, dejando a los Obispos y Formadores la decisión de servirse de ellas según las circunstancias concretas y las necesidades locales.<br />El primer nivel, "de base", se refiere a la adecuada y específica formación de los receptores, es decir, a todos los lectores, espectadores y auditores de los medios de comunicación. Se propone para los alumnos de Seminario indistintamente en cuanto todos están incluidos entre los receptores. El segundo, "pastoral", se refiere a la futura actividad sacerdotal, sea para poder formar a su vez a los fieles al recto uso de los medios, sea para poder los mismos sacerdotes hacer un válido uso de ellos en el apostolado. Este nivel se propone, por tanto, a todos los futuros sacerdotes. El tercer nivel "de especialización", se refiere a "cuantos ya operan los mass media o que, mostrando especial inclinación, deben ser preparados más específicamente a su uso" (Communio et progressio, nn. 106 Y 111, ibid., n. 22), como asimismo a cuantos se encaminan a la enseñanza y formación sobre los mass media en los dos primeros niveles.<br />En estos dos primeros niveles se busca una formación integral de los futuros sacerdotes, abriéndolos a aquellos valores psico-sociológicos y ético-culturales que los mass media comprometen vastamente, pudiendo éstos ayudar tanto a su favorable crecimiento, como a su lamentable degradación; y haya interés también por la maduración cristiana de los receptores para que, con el uso responsable de los mass media, sepan después vivir toda su vida sacerdotal de modo enriquecedor y fecundo.<br />Se pide que la enseñanza teórica esté acompañada por una cierta experiencia práctica. De aquí la conveniencia de que los Seminarios e institutos de instrucción estén dotados de un adecuado instrumental práctico.<br />También se ve la necesidad de que la iniciación y la formación partan y se desarrollen en un contexto doctrinalmente cualificado y seguro, excluidas en los profesores toda superficialidad e improvisación (cfr. I Apéndice, n. 35). Para ello, se señala como necesario:<br />a)que los encargados de la iniciación y de la formación de primer grado o "de base", no sean simples practicantes o técnicos de algún mass medium; sino que, por muy especializados y competentes que sean en ellos, estén también provistos de un suficiente conocimiento del conjunto de los problemas culturales y técnicos, profanos y religiosos, preferiblemente adquirido frecuentando un curso de segundo nivel o "pastoral";<br />b) que especialmente los encargados de estos cursos de segundo nivel estén informados sobre cuanto los estudiosos más acreditados han investigado, formulado y publicado en torno a los mass media en los diversos ámbitos culturales. Pero, en el acto de participarlo a los alumnos, distingan bien lo cierto y demostrado de lo hipotético y opinable, lo definitivo de lo transitorio, lo circunscrito de lo general, los hechos de sus interpretaciones ideológicas: esto vale especialmente cuando se derivan normas de comportamiento moral o de praxis pastoral de teorías y propuestas particulares;<br />c)que todos se familiaricen, acojan confiadamente y propongan con objetividad el copioso Magisterio de la Iglesia sobre el tema; la selección del Magisterio que damos en Apéndice, ya ofrece suficiente materia de estudio y reflexión. Entre los principales documentos que un profesor católico de mass media debería tener constantemente presentes se cuentan: la encíclica de Pío XI sobre el cine Vigilanti cura (1936); los dos Discursos sobre el film ideal (1955) y la encíclica Miranda prorsus (1957) de Pío XII; la carta de la Secretaría de Estado a la Semaine Sociale de Nancy (1955); el decreto conciliar Inter mirifica (1963); la instrucción pastoral Communio et progressio (1971); los Cánones que en el nuevo Código de Derecho Canónico (1983) tratan de los instrumentos de la comunicación social, como asimismo los Mensajes que los Sumos Pontífices han enviado para las celebraciones de las Jornadas mundiales de los instrumentos de la comunicación social.<br />Esta propuesta de la Sagrada Congregación de Educación Católica está enmarcada e iluminada por una teología de la comunicación que parte considerando la comunicación humana como un don de Dios que comunica incesantemente sus dones a los hombres, objeto de su particular solicitud y amor. Por ello, el hombre, por exigencia de su naturaleza, desde los albores de su existencia ha comenzado a comunicar con sus semejantes sus propios bienes espirituales por medio de signos sensiblemente perceptibles. Luego, con el tiempo, ha inventado gradualmente medios y vehículos de comunicación siempre más aptos para superar los límites de espacio y de tiempo, hasta realizar, con el desarrollo, tecnológico siempre más rápido, una comunicación mundial e instantánea de toda la humanidad mediante los instrumentos de comunicación social.<br />Este desarrollo providencial de la comunicación no podía dejar de interesar a la Iglesia sobre todo en la transmisión de las verdades reveladas: comunicadas por Dios para ser comunicadas, por medio de la Iglesia, a todos los hombres. Esto fue fielmente ejecutado, tanto por los Apóstoles, que con la predicación oral, con los ejemplos y las instituciones, transmitieron lo que habían recibido de los labios, de la convivencia y de las obras de Cristo (...), como por aquellos apóstoles y hombres apostólicos, que (...) pusieron por escrito el anuncio de la salvación. Luego, para que el Evangelio se conservara siempre íntegro y vivo en la Iglesia, los Apóstoles dejaron como sucesores a los Obispos "Transmitiendo a ellos su propio puesto de magisterio" (cfr. Inter Mirifica n. 1)<br />En tiempos más recientes la Iglesia ha considerado también los instrumentos de comunicación social como vehículos providenciales para realizar su misión de "predicar sobre los tejados" (Lc 12, 3), "a todos los pueblos" (Mc 16, 15), "hasta los extremos de la tierra" (Hechos 1, 8), la Palabra de salvación. Se ha interesado en ellos además para promover la formación y la tutela integral del hombre y del cristiano.<br />El Magisterio postconciliar ha indicado en la "comunión" la meta ideal de toda "comunicación": tanto interpersonal, como "de masa"; y ha puesto de relieve analogías y convergencias con dos ejemplares divinos de la perfecta comunicación-comunión. El primero está en Jesucristo, "Comunicador perfecto", en el cual el Verbo encarnado "se revistió de la semejanza de aquellos que después iban a recibir su mensaje, proclamándolo tanto con palabras como con su vida entera.<br />El influjo siempre más vasto y profundo que en estos últimos decenios están ejerciendo los instrumentos de la comunicación social en casi todos los aspectos, los sectores y las relaciones de la sociedad, creando en ella nuevos problemas, ha inducido al Magisterio a multiplicar las enseñanzas y normas, para tutela y provecho, no sólo de los fieles y de todo hombre de buena voluntad, sino también de cuantos en el mundo de hoy, están llamados a ejercer el sacerdocio ministerial. En conformidad con estas orientaciones oficiales de la Iglesia, también esta Congregación, desde 1970, disponía en la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis-después de haber proporcionado indicaciones generales sobre los problemas de los instrumentos de la comunicación social-que en los Seminarios fueran formados los futuros sacerdotes para el recto uso de los mismos, con la triple finalidad: "que puedan valerse por sí mismos y formar a los fieles en lo referente a estos medios, y utilizarlos eficazmente en el apostolado" (cf. n. 68, cfr. Apéndice I, n. 18) y el año siguiente, la Instrucción Pastoral Communio et progressio recalcaba este programa, anotando: "Para que no estén completamente alejados de las realidades de la vida y asuman sin preparación la tarea apostólica, los futuros sacerdotes y los religiosos y religiosas, durante su formación en Seminarios y Colegios, han de estudiar la influencia de estos medios de comunicación sobre la sociedad humana y aprender su uso técnico. Esta preparación es parte de su formación integral" (n. 111, cfr. ibid., n. 22).<br />La indicación de la Ratio fundamentalis debía ser, por tanto, considerada por las competentes Conferencias Episcopales en el momento de preparar la Ratio para las respectivas naciones, para ser luego especificada y explicitada en los programas de estudio y en los reglamentos de cada Seminario. Tratándose de una disposición relativa a un sector educativo del todo nuevo, su actuación concreta no podía estar libre de dificultades. Por esta razón, esta Congregación realizó, una encuesta en todos los Seminarios, Mayores y Menores, para averiguar si la iniciación y la formación en este campo era de hecho advertida y actuada y en qué forma. De las respuestas recibidas resultó que en la mayor parte de los centros de formación eclesiástica el problema era advertido; sin embargo, o por errónea individuación del objeto y del ámbito específico de dicha iniciación y formación, o por falta de distinción entre sus finalidades y niveles, faltaban aún casi completamente programas definidos y orgánicos; además, a menudo faltaban personas preparadas para afrontarlos y desarrollarlos; por último, en muchos casos, se constató la escasez de subsidios técnicos y de medios económicos.<br />El Documento se dirige en primer lugar a las Conferencias Episcopales y a los Excmos. Obispos de las Diócesis de los territorios de derecho común; y también a los Superiores y Profesores de los Seminarios. Por tanto, sujetos de la específica iniciación y formación de que trata este Documento, se consideran ante todo los alumnos de Seminarios Mayores y Menores de dichos territorios; pero ciertamente podrá ofrecer útiles servicios también a los Seminarios e institutos de formación sacerdotal que no dependen de la Congregación para la Educación Católica.<br />El objeto propio y directo de la iniciación y educación específica, al cual el Documento se refiere, son en primer lugar, aquellos medios actuales de comunicación. Ellos se distinguen por su relevante tecnicidad, y también por su propia y altísima capacidad de comunicación. Son también objeto de este Documento los problemas socio-culturales y morales-pastorales estrechamente relacionados con tales instrumentos.<br />Pasemos ahora a analizar las normas particulares para los niveles de formación propuesto por estas Orientaciones:<br />Nivel de Base: Formación de los receptores<br />La primera iniciación y formación "de base" debe tender a iluminar a los alumnos, a afinarles el sentido crítico y a formarles la conciencia de modo que sean liberados de fáciles sugestiones y manipulaciones que los mass media pueden provocar, sobre todo, si es en daño de la verdad y de la moral. En particular, se trata de adiestrarlos con una segura formación doctrinal y ascética.<br />En este nivel se debe atender al aspecto técnico específico de cada uno de los instrumentos; esto es necesario para la indispensable correcta "lectura" y comprensión objetiva de sus comunicaciones.<br />Asimismo, el aspecto religioso y moral es de fundamental importancia para la formación de los futuros sacerdotes a una libertad interior personal, radicada en profundas convicciones, que es necesaria también para aquel testimonio del buen ejemplo con el cual ellos deberán conferir eficacia a su obra de maestros y guías. En este trabajo:<br />a) evítese degradar la moral de los mass media a mero moralismo, o reducirla toda, o casi toda, a la esfera de lo erótico sexual, permaneciendo, sin embargo, atentos a la luz particular en la cual este aspecto se coloca para cuantos se preparan a vivir el celibato consagrado;<br />b) prográmese preferentemente el uso y empleo positivo de los mass media: prefiriendo lo que sea válido y "edifique", respecto a lo negativo, es decir, evitando cuanto se presuma nocivo y peligroso;<br />c) en el bien como en el mal, hágase ver no sólo lo que afecte la conciencia individualmente, sino también la relevancia social de las propias opciones y de los mensajes que de ellas derivan. Valdrá para esto también la atención que han de prestar los alumnos a los "juicios morales" eventualmente dados por las competentes autoridades<br />Para que los alumnos prueben en la práctica cuanto van aprendiendo en doctrina convendrá habituarlos con una cierta amplitud, individualmente y en grupos homogéneos, a la información realista que los instrumentos de la comunicación ofrecen del mundo y de sus dramas y problemas.<br />Segunda Nivel: Formación pastoral<br />El segundo nivel, de formación específicamente pastoral, que se impartirá, por tanto, durante los cursos filosófico y teológico indistintamente a todos los que se preparan al ministerio sacerdotal, debe proponerse tres finalidades:<br />a) adiestrar a los interesados al uso correcto de los instrumentos de la comunicación social y, en general, de toda técnica de expresión y de comunicación, en las actividades pastorales, cuando las circunstancias lo consientan;<br />b) formarlos, en este campo, como maestros y guías de los demás (receptores en general, educadores y cuantos operan los mass media) con la enseñanza, la catequesis, la predicación, etc., y como asesores, confesores, directores espirituales;<br />c) sobre todo, sensibilizarlos y prepararlos a una necesaria continua adecuación de su futura actividad pastoral, incluida la de inculturación de la fe y de la vida cristiana en las diversas Iglesias particulares a un mundo psicológica y socialmente condicionado por los mass media y por la tele(infor)mática<br />La insustituible función del ministerio de la palabra en el apostolado sacerdotal, exige la necesaria formación teórica y práctica, del futuro sacerdote en el arte del decir. Serviran a este fin también las elaboraciones y luego las discusiones en grupo, de entrevistas, de servicios periodísticos, de shorts publicitarios y de programas de radio y televisivos. Pueden referirse a periódicos internos al Seminario, y en circuito cerrado, a los servicios externos, por ejemplo: en las parroquias, en las escuelas y en la prensa local, religiosa y laica. En particular se han de alentar y, si es necesario y posible, ayudar las publicaciones del Seminario como preciosos vehículos para estimular y ejercitar la creatividad de los alumnos.<br />En este adiestramiento práctico al uso pastoral de los mass media, se debe dedicar una conveniente atención también a los diversos otros medios y técnicas de expresión y de comunicación, que pueden presentarse como similares o subsidiarios. Entre éstos tiene preeminencia el teatro. Se recomienda preocuparse de él para adiestrar a los futuros sacerdotes a entenderlo y evaluarlo bien y también producir e interpretar textos teatrales que contribuyen a afinar las capacidades comunicativas de los alumnos ante el público, y a prepararlos al trabajo de grupo.<br />Para conseguir las otras dos finalidades de esta formación pastoral convendrá no ignorar, al menos en sus puntos esenciales, las diversas temáticas socio-culturales: tecnología, telemática, antropología cultural, sociología, economía, semiología y linguística, psicología y pedagogía, etc., en cuanto relacionadas con la comunicación humana actuada con los mass media y con las tecnologías más recientes. En las mismas temáticas, se encuadrará la temática propiamente religiosa y moral-pastoral de los instrumentos de la comunicación social. En efecto, conviene tener presente el "hombre total", que los mismos instrumentos impactan bajo el aspecto individual y social, primero como hombre, después como creyente y cristiano; cuya plena tutela y promoción, especialmente hoy, la Iglesia asume como tarea de la propia cura pastoral. A esta cura pastoral es necesario que el sacerdote se adapte, tanto en la didáctica, para hacer comprensible a los hombres de hoy el mensaje de la salvación, como en la pedagogía, para hacerlo operante.<br />Esta formación pastoral, teórica y práctica, al uso de los instrumentos de la comunicación social será ciertamente facilitada si en el Seminario se integra en un clima de comunicación de los alumnos entre sí y con los propios profesores. A tal fin es necesario cuanto sigue:<br />-educar a los alumnos al silencio interior, necesario tanto a la vida espiritual como a la intelectual, para evitar el bullicio dispersivo de la actual comunicación de los mass media;<br />-entrenar a los alumnos en el frecuente diálogo interpersonal y del grupo, velando por la propiedad del lenguaje, la claridad de la exposición y la eficacia de la argumentación, para integrar las comunicaciones prevalentemente unidireccionales y por imágenes de losmass media;<br />-que los docentes, por su parte, tratando de losmass media y de las demás materias, procuren sin perjuicio del rigor científico la máxima comunicabilidad, eventualmente actualizando el propio lenguaje;<br />-que todos indistintamente, en unión de voluntades y de corazones, tiendan a "aquella comunión que según la fe cristiana constituye el fin primario y último de toda comunicación"<br />Para facilitar el trabajo a los alumnos, será útil el conocimiento directo de los autores y de los estudios más acreditados, proveyéndolos de textos y de revistas, y guiándolos en la discusión crítica de las tesis y de las propuestas avanzadas por los mismos, sobre todo si son susceptibles de relevantes aplicaciones en el comportamiento ético-moral de los fieles, y de los hombres en general, y en la práctica pastoral.<br />Se aconseja que al menos una parte de esta formación específica pastoral sea ofrecida también aprovechando ocasiones, tratando las cuestiones a medida que lo consientan las materias humanístico-sociológicas y filosófico-teológicas. Sin embargo, la disciplina no sea considerada como auxiliar u opcional, sino que, durante el curso filosófico-teológico, se integren en cursos orgánicos lecciones y ejercitaciones con examen final.<br />Tercer nivel: formación especializada<br />Conviene que "cuantos ya utilizan, o se preparan para utilizar los instrumentos" de la comunicación social, y que "muestren especiales inclinaciones", no se contenten con la formación pastoral impartida a todos los seminaristas, sino que procuren adquirir, "oportunamente, una más especializada". Por su parte, los superiores estén atentos a descubrir estos jóvenes y ayúdenles a adquirirla. Son invitados a procurar tal formación, más bien práctico-profesional, no sólo los que se preparan al periodismo activo, y a trabajar en el cine, en la radio y en la televisión, sino también, al menos en un cierto grado, los que se preparan a la enseñanza de esta disciplina, o a la dirección y colaboración en las oficinas, diocesanas y nacionales, de los instrumentos de la comunicación social.<br />En diversas áreas linguísticas sirven laudablemente, de manera más o menos completa, también iniciativas e instituciones de la Iglesia o de fieles particulares. Pero, donde estas iniciativas faltasen, o, por carencia o insuficiencia de equipamiento y de expertos, no resultase eficiente, convendrá que también los alumnos de los Seminarios, o los sacerdotes ya comprometidos en el ministerio sacerdotal, con sentido de prudencia, recurran a otras instituciones públicas aptas procurándose personalmente una correcta deontología profesional.<br />Esta Congregación confía en que un clero así formado podrá eficazmente ayudar a "todos los hombres de buena voluntad (...) a usar los instrumentos de la comunicación social únicamente en beneficio de la humanidad, cuyo porvenir depende cada día más de su recto uso"; en un tiempo, además en que "el Pueblo de Dios, fijos en el mañana los ojos confiados y atentos, vislumbra lo que a manos llenas le promete la recién nacida era espacial" (Cfr. Inter mirifica, n. 24 y Communio et progressio, n. 187).<br />A continuación transcribimos el apéndice 1: La Formación del clero al uso de los mas media en los documentos oficiales de la Iglesia, que consiste en una selección de orden cronológico de los documentos que tratan el tema:<br />APENDICE I: LA FORMACION DEL CLERO AL USO DE LOS MASS MEDIA EN LOS DOCUMENTOS OFICIALES DE LA IGLESIA (selección en orden cronológico)<br />1. PIO XI, Carta encíclica Ad catholici sacerdotii (20 Dic. 1935: A.A.S. 28 [1936], 5), sobre la actualización cultural del clero:<br />"(...) el sacerdote, aun engolfado ya en las ocupaciones de su santo ministerio y con la mira puesta en él, prosiga en el estudio serio y profundo de las materias teológicas, acrecentando de día en día la suficiente provisión de ciencia, hecha en el seminario, con nuevos tesoros de erudición sagrada que lo habiliten más y más para la predicación y para la dirección de las almas (...). "Por el decoro del ministerio que desempeña, y para granjearse, como es conveniente, la confianza y la estima del pueblo, que tanto sirven para el mayor rendimiento de su labor pastoral, debe, además poseer aquel caudal de conocimientos, no precisamente sagrados, que es patrimonio común de las personas cultas de la época (...). Los clérigos no se deben contentar con lo que tal vez bastaba en otros tiempos; mas han de estar en condiciones de adquirir, mejor dicho, deben de hecho tener una cultura general más extensa y más completa, correspondiente al nivel más elevado y a la mayor amplitud que, hablando en general, ha alcanzado la cultura moderna comparada con la de los siglos pasados".<br />2. PONTIFICIA COMISION PARA LA CINEMATOGRAFIA, Carta del Presi dente Mons. Martin O'Connor al Episcopado Italiano ( 1 Junio 1953) sobre las salas de cine parroquiales.<br />"4 - (...) Muchos sacerdotes en cura de almas, preocupados por defender la grey confiada a ellos y convencidos de que deben oponer al cine inmoral espectáculos sanos y educativos, han soportado grandes sacrificios para abrir en la parroquia o en el oratorio una sala de cine, a la cual el pueblo, y sobre todo la juventud, pueda acceder sin peligros.<br />5 - Estas iniciativas confirman la dedicación con que el episcopado y el clero siguen el preocupante problema del cine, que se ha constituido en una exigencia para la gran parte de las poblaciones, no sólo de las ciudades, sino también de los centros rurales menores.<br />20 - (...) La comisión diocesana se preocupe de orientar a la pública opinión y de influir con todos los medios para crear una conciencia cristiana en los espectadores que llenan las salas públicas. A este fin se han constituido en muchas ciudades círculos de estudio, o "cineforum". Para su actividad, éstos deberán inspirarse en los principios de la moral cristiana y en las normas emanadas de la autoridad eclesiástica, tanto en la selección de los film a programar como en la impostación de la discusión.<br />25 - Se prepare con solicitud la "Jornada del cine católico" en la cual los sacerdotes ilustrarán a los fieles sus deberes en este campo".<br />3. PIO XII, Exhortación I rapidi progressi, al Episcopado italiano, sobre la televisión (1 Enero 1954: A.A.S. 46 [1954], 18).<br />"24 - (...) es más que nunca necesario y urgente formar en los fieles una conciencia recta de los deberes cristianos respecto al uso de la televisión: es decir, una conciencia que sepa advertir los eventuales peligros y se atenga a los juicios de la autoridad eclesiástica sobre la moralidad de las representaciones teletransmitidas (...). Por eso, Nosotros no podremos elogiar suficientemente a todos aquellos que, según sus posibilidades, como verdaderos apóstoles del bien, os ayudarán en esta benéfica obra".<br />4. PIO XII, en la encíclica Sacra virginitas (25 Marzo 1954: A.A.S. 46 [1954], 161), en la tercera parte trata del cine, relevando que la castidad perfecta es una virtud difícil, denunciando los peligros que a ella se oponen e indicando los medios para conservarla:<br />"54 - (...) Algunos piensan que todos los cristianos, y principalmente los ministros sagrados, no deben ser segregados del mundo, como en tiempos pasados, sino que deben estar presentes en el mundo, y por tanto tienen que afrontar al riesgo y poner a prueba su castidad, para que se manifieste si son o no capaces de resistir: véanlo todo los jóvenes clérigos, para que se acostumbren a contemplar todo con ánimo sereno y se inmunicen contra cualquier género de turbaciones. Les conceden fácilmente que puedan sin sonrojo mirar todo lo que a sus ojos se ofrece, frecuentar espectáculos cinematográficos, aun los prohibidos por la censura eclesiástica, hojear cualquier revista, aun obscena (...). Y esto lo permiten con el pretexto que hoy día son muchos los que se sacian de tales espectáculos y lecturas, y es necesario entender su manera de pensar y sentir para poderles ayudar. Es fácil ver lo falso y desastroso de este modo de educar al clero y prepararlo a conseguir la santidad propia de su misión".<br />5. S. S. CONGREGACION DEL CONCILIO, Carta del Prefecto Card. Pietro Ciriaci (16 Junio 1956), al Congreso de Anversa (1-2 Agosto 1956) sobre el tema "Catechesi per il nostro tempo":<br />"2 - (...) ¨Quién no ve, en un mundo que cambia y cuya fisonomía ha sido trastornada por las técnicas modernas (...), la urgencia e importancia de reconsiderar los problemáticos datos esenciales de la enseñanza religiosa, de extraer de ellos los elementos irrenunciables, de adaptar los métodos a las necesidades presentes, a las carencias de las clases y de los países subdesarrollados a las condiciones psicológicas del hombre de hoy?".<br />6. PIO XII, Discurso sobre la actualización y el magisterio de la Iglesia (14 Sept. 1956: A.A.S. 48 [1956], 707):<br />"25 - (...) El sacerdote en cura de almas puede y debe saber lo que afirman las ciencias modernas, el arte y la técnica modernos, en cuanto se refieren al fin y a la vida religiosa y moral del hombre: lo que es religiosamente admisible, lo que es inadmisible, lo que es indiferente (...) Hay una semejante (y hoy aun mayor) necesidad de "agiornamento pastoral"--queremos decir: adaptación-a la predicación de la Iglesia (al vivum Magisterium ecclesiasticum), como también un "agiornamento pastoral" a las ciencias modernas; es más, debemos decir que hay en el momento presente una más grande necesidad de la "orientación" de las mismas ciencias modernas (en cuanto ellas tocan los campos religiosos y morales) al magisterio de la Iglesia ( ...)".<br />7. PIO XII, en la Carta encíclica Miranda prorsus (8 Sept. 1957: A.A.S. 49 [1957], 765), relevaba en primer lugar la indispensable preparación de los radio y teleespectadores en general (nn. 58-59; 61-62), y luego, la específica del clero, respecto a la radio y la televisión (nn. 127-128 Y 147), y respecto a todos los mass media (nn. 153 Y 154).<br />"58 - (...) El cine, la radio y la televisión ofrecen nuevas posibilidades de expresión artística, y por esto un específico género de espectáculo, destinado no ya a un grupo escogido de espectadores, mas a millones de hombres, diversos en edad, ambiente y cultura.<br />59 - Para que el espectáculo en tales condiciones pueda cumplir su función, es necesario un esfuerzo educativo que prepare al espectador a comprender el lenguaje propio de cada una de estas técnicas, y a formarse una conciencia recta que permita juzgar con madurez los varios elementos ofrecidos por la pantalla y por el altavoz, para que no tenga que sufrir pasivamente su influjo, como sucede con frecuencia.<br />61 - (...) Son hoy numerosas las iniciativas que tienden a preparar tanto a los adultos cuanto a la juventud para que valoren mejor los lados positivos y negativos del espectáculo (...).<br />62 - Dichas iniciativas (...) merecen no solamente Nuestra aprobación, sino también Nuestro más entusiasta aliento para que sean introducidas y fomentadas en las escuelas y en las universidades, en las asociaciones católicas y en las parroquias.<br />127 - Por cuanto la digna presentación de las funciones litúrgicas por medio de la radio, como también, de las verdades de la fe y las informaciones sobre la vida de la Iglesia exigen (...) talento y comprensión especial, es indispensable preparar cuidadosamente a los sacerdotes (...) destinados a tan importante actividad.<br />128 - A tal fin (...) organícense oportunamente cursos adecuados de adestramiento que permitan a los candidatos (...) adquirir la habilidad profesional necesaria para asegurar a las transmisiones religiosas un nivel artístico y técnico elevado.<br />147 - Invitamos (...) en primer lugar al clero y a las Ordenes y Congregaciones religiosas, a darse cuenta de esta nueva técnica y a prestar su colaboración para que se pongan al alcance de la televisión las riquezas espirituales del pasado y las que puedan brindarle todo progreso auténtico.<br />153 - No podemos concluir estas enseñanzas Nuestras, sin que recordemos cuanta importancia ha de tener (como en todos los campos del apostolado) la intervención del sacerdote en la actividad que la Iglesia debe desplegar para favorecer y utilizar las técnicas de la difusión.<br />154 - El sacerdote debe conocer los problemas que el cine, la radio y la televisión plantean a las almas. "El sacerdote que tiene cura de almas -decíamos a los que tomaron parte en la semana de adaptación pastoral en Italia (Discurso del 14 Sept. 1956: A.A.S. 48 [1956], 707)-puede y debe saber lo que afirman la ciencia, el arte y la técnica moderna, por la relación que éstas tienen con la finalidad de la vida religiosa que, según el prudente juicio de la Autoridad Eclesiástica, lo requieran la naturaleza de su sagrado ministerio y la necesidad de llegar a un mayor número de almas. Debe, finalmente, cuando de ellas se sirve para uso personal, dar ejemplo a todos los fieles de prudencia, de moderación y de sentido de responsabilidad".<br />8. JUAN XXIII, Discurso al clero romano promulgando el Primer Sínodo Romano (24 NOV. 1960: A.A.S. 52 [1960], 967), sobre la mortificación del sacerdote:<br />"34 -Ecce nos reliquimus omnia et secuti sumus te. En este omnia que hemos dejado por Cristo, está incluida también la participación de toda lectura y de toda visión de periódico, de revista y de libro, de diversión, que en cualquier modo contradiga a la verdad y al espíritu de Cristo, a la enseñanza de la Santa Iglesia, a las prescripciones e invitaciones de nuestro Sínodo bendito".<br />9. PRIMER SINODO ROMANO (29 Junio 1960: Primo Sinodo Romano, Tip. Vaticana, 1961), a propósito de los espectáculos en general, disponía:<br />"704, õ 2 - Es bueno que el clero (...) sea instruido acerca de los espectáculos y a los relativos deberes de apostolado, teniendo presentes las enseñanzas de los Sumos Pontífices".<br />A propósito del cine dependiente de la autoridad eclesiástica:<br />"693, õ 1 - Las salas de proyección aprobadas por la autoridad eclesiástica tienen la finalidad de proteger a los fieles, y especialmente a los jóvenes, de los daños de las malas películas y de utilizar las buenas para fines educativos".<br />õ2 - Es absolutamente necesario y justo que los dirigentes de dichas salas se inspiren en finalidades de apostolado, adoptando severos criterios en la selección de los programas y teniendo siempre presentes las particulares exigencias de una sala católica, aprobada por la autoridad eclesiástica".<br />A propósito de la formación de los fieles:<br />"703, õ 1 - El clero (...) y todas las asociaciones y obras de apostolado se empeñen en formar en los fieles una recta conciencia acerca del uso de los medios audiovisivos. A esta finalidad se organicen jornadas de propaganda y cursos de predicación, que podrán concluirse con una función religiosa y la pública promesa de abstenerse de todo espectáculo inmoral".<br />10. CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia (4 Dic. 1963: A.A.S. 56 [1964], 105). Trata de las transmisiones radio-televisivas de las funciones sagradas:<br />"20 - Las transmisiones radiofónicas y televisivas de las funciones sagradas, especialmente si se trata de la celebración de la Misa, sean hechas con discreción y decoro, bajo la dirección y garantía de persona competente, destinada a tal oficio por los Obispos".<br />11.CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, decreto Inter mirifica sobre los instrumentos de la comunicación social (4 Dic. 1963: A.A.S. 56 [1964], 145). Fija las tareas pastorales de la Iglesia respecto al uso de los mass media (nn. 3 Y 13); trata de la preparación teórica y práctica de todos los receptores (nn. 9 y 16) y de los operadores de los mismos con finalidades pastorales (n. 15); por último, trata de la Jornada Mundial como ocasión para sensibilizar a los fieles (n. 18):<br />"3 - La Iglesia Católica (...) considera que forma parte de su misión predicar a los hombres con ayuda de los medios de comunicación social el mensaje de salvación y enseñarles el recto uso de estos medios. A la Iglesia, pues, corresponde el derecho originario de usar y de poseer toda clase de medios de este orden, en cuanto son necesarios o útiles para la educación cristiana y para toda su obra de salvación de las alnas; y corresponde a los sagrados Pastores la tarea de instruir y de gobernar a los fieles de modo que éstos, sirviéndose de dichos medios, atiendan a la perfección y salvación de sí mismos y de toda la familia humana (...).<br />13 - (...) Esfuércense todos los hijos de la Iglesia para que los medios de comunicación social se utilicen eficazmente (...) en las múltiples obras de apostolado (...) anticipándose a las iniciativas dañinas, especialmente en aquellas regiones en las que el progreso moral y religioso reclama mayor diligencia. Apresúrense, pues, los sagrados Pastores a cumplir en este campo su misión, íntimamente ligada a su deber ordinario de predicar (...).<br />9 - Particulares deberes obligan a todos los receptores (...) que, por particular y libre elección, reciben las informaciones difundidas por estos medios. Pues la recta elección exige que aquellos favorezcan plenamente todo lo que sobresale en virtud, ciencia y arte; y eviten, en cambio, todo lo que pueda ser causa u ocasión de daño espiritual para ellos (...). Para que puedan con mayor facilidad oponerse a las sugerencias malas y favorecer de lleno las buenas, cuiden de formar y dirigir su conciencia con ayudas adecuadas.<br />16 - El recto uso de los medios de comunicación social, que están al alcance de usuarios diferentes por la edad y la cultura, requiere una formación y una experiencia adecuada y proporcionada de los mismos. Por ello deben fomentarse, multiplicarse y encuazarse, según los principios de la moral cristiana, las iniciativas aptas para conseguir este fin-sobre todo si se destinan a los jóvenes-en las escuelas católicas de todo grado, en los seminarios (...). Para realizar esto con mayor rapidez, la exposición y explicación de la doctrina y de la disciplina católicas en la materia deben enseñarse en el catecismo.<br />15 - (...) han de formarse sin demora sacerdotes, religiosos y también laicos que posean la debida pericia en el manejo de estos medios para los fines de apostolado.<br />18 - (...) debe celebrarse cada año en todas las Diócesis (...) una "Jornada" en la cual se enseñe a los fieles las obligaciones que tienen en esta materia ".<br />12. S. CONGREGACION DE SEMINARIOS, Normas para los rectores de Seminarios de Italia (10 Junio 1964):<br />" 1 - La atención concedida por el Concilio Vaticano II a los instrumentos de la comunicación social, que culminó después en el decreto conciliar Inter mirifica, no puede dejar de estimular a cuantos tienen la responsabilidad de formar a los futuros ministros, para encaminarlos a una más adecuada evaluación de dichos instrumentos y a su ilustrada utilización pastoral.<br />2 - Sepan, por otro lado, que ya desde algunos años, se ha difundido cada vez más el uso de proyectar algunas películas y de consentir la visión de algunas transmisiones televisivas a los alumnos de los Seminarios, especialmente de las clases superiores, con sucesiva discusión, intentando con esto ofrecer a los seminaristas una ayuda que valga para hacerlos apreciar rectamente los audiovisivos en general y para habituarlos, en particular, a la crítica estético-moral de cada representación.<br />3 - Mientras auspiciamos que (...) se profundice la sensibilidad del clero, especialmente joven, hacia los instrumentos de tan fácil, y a veces decisiva, incidencia social; y mientras aprobamos en general las iniciativas ya en acto en los institutos de formación eclesiástica, no podemos dejar de recordar a los responsables que las mismas deberían ser reguladas según las normas de este Sagrado Dicasterio (...).<br />4 - A este respecto, nos parece superflua toda palabra que quiera relevar la delicadeza de conciencia y la particular sensibilidad de quien se está preparando para ser un homo Dei (2 Tim 4, 17) ante el mundo, y la consiguiente inconveniencia de que los alumnos del santuario sean admitidos a representaciones cinematográficas o televisivas, aunque sean de alto nivel artístico. Deseamos significar a quien corresponda que los criterios de selección para este especial tipo de espectadores deberán ser mucho más atentos y rigurosos de los adoptados para los simples fieles, si no queremos que el germen del naturalismo ataque, quizá irreparablemente, a cuantos son llamados a ser, por singular privilegio, dispensatores mysteriorum Dei (1 Cor 4, 2) y boni dispensatores gratiae (Pt 4, 10).<br />5 - (...) 4) Todo espectáculo esté siempre seguido por una oportuna discusión crítica guiada por un sacerdote convenientemente preparado, y de probada espiritualidad.<br />5) El rector, de acuerdo con el Exc.mo Ordinario del lugar, provea a la específica formación de dicho sacerdote y, más aun, facilitándole en lo posible la participación en cursos de perfeccionamiento (...) y dotando la biblioteca de los profesores de las principales obras de crítica cinematográfica (...) ".<br />13.PABLO VI, Discurso al Primer Congreso de la A.C.E.C. (7 Julio 1964) sobre el conocimiento del magisterio eclesiástico:<br />" 4 - (...) El magisterio eclesiástico ha publicado una serie de documentos (...). Precisamente estos documentos nos aconsejan daros a vosotros (...) una primera recomendación: procurad conocer bien tales documentos, procurad saber bien el pensamiento de la Iglesia sobre cuanto se refiere a vuestra actividad; no os desagrade anteponer a las teorías de los maestros profanos, a las ideas de moda de los artistas, de los críticos, de la opinión pública, las enseñanzas tan meditadas, tan autorizadas, tan humanas del magisterio eclesiástico. Nuestra doctrina, también en este campo, donde los fenómenos están en continua evolución y las opiniones son cada día nuevas y volubles, no es una cadena molesta que frena nuestro paso en el seguimiento de hechos e ideas en rápido movimiento, sino un apoyo seguro para no quedar sumergidos, un criterio de juicio que nos ayuda a comprenderlo todo, a juzgarlo todo y clasificarlo rectamente, es fuente de pensamiento y de experiencia, que habilita a quien la posee a dominar el campo con autoridad, con honor, con capacidad de guía, de comprensión y de ayuda. Es un título de madurez, podríamos decir:ut iam non simus parvuli *uctuantes et circumferamur omni vento doctrinae (Ef 4, 14) ".<br />14.CONCILIO VATICANO II, decreto Christus Dominus sobre el oficio pastoral de los Obispos en la Iglesia (26 Oct. 1965: A.A.S. 58 [1966], 673), sobre el uso de los mass media por parte de los Obispos, en el Capítulo II: Los Obispos y las Iglesias particulares:<br />13 - Esfuércense en aprovechar (...) para anunciar la doctrina cristiana (...) la difusión de la misma en públicas declaraciones (...) por medio de la prensa y de los varios medios de comunicación social, de que es menester usar a todo trance para anunciar el Evangelio de Cristo ".<br />15.PABLO VI, Carta apostólica Ecclesiae Sanctae para la aplicación de algunos decretos del Concilio Vaticano II (6 Agosto 1966: A.A.S. 58 [1966], 757), a propósito del n. 16 del Christus Dominus y del n. 19 del Presbyterorum ordinis dispone:<br />" 7 - Cuiden los Obispos, individualmente o en común, que todos los sacerdotes, incluso los dedicados al ministerio, lleven a cabo un curso de pastoral durante un año, inmediatamente después de su ordenación, y asistan, en tiempo prefijado, a otras clases que les brinden la oportunidad para un conocimiento más completo de la pastoral, de la teología, de la moral y de la liturgia (...) ".<br />16.PABLO VI, Carta encíclica Sacerdotalis caelibatus (24 Junio 1967: A.A.S. 59 [1967], 657). Los textos están tomados de la Segunda Parte de la Encíclica, donde se indican los medios para vivir serenamente la vida de castidad perfecta:<br />" 60 - (...) La dificultad y los problemas que hacen a algunos penosa, o incluso imposible la observancia del celibato, derivan no raras veces de una formación sacerdotal que, por los profundos cambios de estos últimos tiempos, ya no resulta del todo adecuada para formar una personalidad digna de un hombre de Dios (1 Tim 6, 11).<br />65 - Una vez comprobada la idoneidad del sujeto (...) se debe procurar el progresivo desarrollo de su personalidad, con la educación (...) intelectual y moral ordenada al control y al dominio personal de los instintos, de los sentimientos y de las pasiones.<br />70 - Los jóvenes deberán convencerse de que no pueden recorrer su difícil camino sin una ascesis particular, superior a la exigida a todos los otros fieles y propia de los aspirantes al sacerdocio. Una ascesis severa (...), que consista en un meditado y asiduo ejercicio de aquellas virtudes que hacen de un hombre un sacerdote (...) prudencia y justicia, fortaleza y templanza (...) castidad como perseverante conquista, armonizada con todas las otras virtudes naturales y sobrenaturales (...). De esta manera, el aspirante al sacerdocio conseguirá, con el auxilio de la gracia divina, una personalidad equilibrada, fuerte y madura (...).<br />77 - Justamente celoso de la propia e íntegra donación al Señor, sepa el sacerdote defenderse de aquellas inclinaciones del sentimiento que ponen en juego una afectividad no suficientemente iluminada y guiada por el espíritu, y guárdese bien de buscar justificaciones espirituales y apostólicas a las que, en realidad, son peligrosas propensiones del corazón ".<br />17. S. CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA, Carta circularI seminari minori (23 Mayo 1968: Enchiridion Vaticanum, III, P. 161):<br />" La institución tiene una finalidad bien precisa: favorecer los gérmenes de vocación. De allí surgen la obligación de un régimen en armonía con la edad y las edades, un contacto más estrecho con la realidad de la propia familia, de la parroquia, de las organizaciones juveniles. Para tal fin deben ser usados los medios de comunicación social siguiendo las indicaciones de la prudencia educativa ".<br />18.S. CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA,Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis (19 Marzo 1985). Además de las dos referencias explícitas a los mass media de los n. 68 Y 69, abundan las indicaciones más o menos relacionadas con los mismos. De los cinco números aquí reportados, el n. 4 pertenece a la Introducción; los nn. 67, 68 Y 69 forman parte del Capítulo X y se refieren a aspectos pastorales y didácticos; el n. 89 del Cap. XIV trata de la formación al juicio crítico:<br />4 - El ministerio sacerdotal (...) se ejerce hoy en una situación completamente nueva, que se manifiesta en las nuevas necesidades de los hombres y en la naturaleza de ]a actual cultura civil (...). Han de tenerse presentes constantemente estas facetas de la cultura de nuestro tiempo, ya que es necesario que las tenga en cuenta la vida y la acción del sacerdote y también la capacitación para su misión. Los jóvenes que en la actualidad ingresan en el Seminario comparten esta situación de la sociedad a través de los diversos medios de comunicación social y su espíritu se ve afectado por la problemática referente a la religión y, sobre todo, a la acción y vida del sacerdote.<br />67 - Enséñeseles también el modo apropiado de dirigirse a los hombres de nuestro tiempo, como el arte de hablar y de escribir (...) absolutamente necesaria para el sacerdote.<br />68 - Dado que en la cultura de hoy, los hombres se forman y mueven, no tanto por libros y profesores, cuanto, cada día con más amplitud, por los medios audiovisuales, es en sumo grado necesario que los sacerdotes estén capacitados para utilizarlos y utilizarlos bien, sin adoptar una postura pasiva ante ellos, sino estando siempre preparados para enjuiciarlos. Esto no puede conseguirse si en el Seminario no se educan por medio de hombres preparados o de experimentos orientados a este fin y llevados a cabo con prudencia y moderación, acompañados de una formación teórica y práctica, de forma que puedan valerse por sí mismos y formar a los fieles en lo referente a estos medios, y utilizarlos eficazmente en el apostolado.<br />69 - Iníciese a los alumnos, ya desde los primeros años del Seminario, y más intensamente a medida que avanzan en edad y formación, en las necesidades de la vida social, especialmente en las de su propia nación, para que aprendan a conocer los problemas y controversias sociales, a penetrar su naturaleza, sus relaciones mutuas, sus dificultades y consecuencias a partir de las materias que estudian, del trato con los hombres y las cosas, y de los acontecimientos de todos los días, y a buscar y sondear con equidad y justicia sus soluciones a la luz de la ley natural y de los preceptos evangélicos.<br />89 - Los alumnos aprendan a proceder críticamente en el juicio de la cultura de hoy y en la lectura de los autores, reteniendo lo admisible y rechazando lo inadmisible. A esto puede contribuir muy eficazmente la lectura en común con los profesores de libros y revistas, a la que siga una discusión crítica ".<br />19. S. CONGREGACION PARA EL CLERO, Directorio catequístico general (11 Abril 1971: A.A.S. 64 [1972], 97):<br />123 - (...) Es tarea de la catequesis educar a los cristianos a discernir la naturaleza y el valor de lo que es propuesto a través de los mass media. Es evidente que esto presupone un conocimiento técnico del lenguaje de tales medios ".<br />20. SECRETARIADO PARA LA UNION DE LOS CRISTIANOS, Directorio ecuménico. Parte II:El ecumenismo en la enseñanza superior (16 Abril 1970: Enchiridion Vaticanum, II, 1976, 1044):<br />" 92-13 - (...) Mientras la formación común o sistemática debe ser impartida por profesores católicos, especialmente en materias de exégesis, teología dogmática y moral, los alumnos católicos pueden frecuentar las escuelas que enseñan las disciplinas prácticas, como las lenguas bíblicas, los medios de comunicación social, la sociologia religiosa en cuanto esta nueva ciencia se aplica a la observación de los hechos (...). Establecer todo esto corresponde a los superiores, sentido el parecer de los alumnos, según el reglamento del seminario y las normas dadas por el Ordinario que tiene jurisdicción sobre él ".<br />21. PABLO VI, Carta apostólica Octogesimo adveniens, al Card. Maurizio Roy, Presidente del Consejo para los Laicos y de la Pontificia Comisión Iustitia et Pax en el 80º aniversario de la encíclica Rerum novarum (1891-1971) (14 Mayo 1971: A.A.S. 63 [1971], 415). Trata de los influjos psico-sociales de losmass media:<br />" 20 - Entre los principales cambios de nuestro tiempo, no olvidemos la importancia siempre creciente de los instrumentos de la comunicación social y su influjo sobre la transformación de la mentalidad, de los conocimientos, de las organizaciones humanas y de la misma sociedad (...). ¨Cómo, entonces, no preguntarse sobre los detentores reales de este poder, sobre las finalidades que ellos persiguen y sobre los medios puestos en ejecución; en fin, sobre la repercusión de su acción respecto al ejercicio de las libertades individuales, tanto en el sector político e ideológico, como en la vida social, económica y cultural?".<br />22. PONTIFICIA COMISION PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Instrucción Pastoral Communio et Progressio, para la aplicación del decreto conciliar Inter mirifica (23 Mayo 1971: A.A.S. 63 [1971], 593). Trata la formación pastoral en general (n. 64), luego, en particular, de la educación de los receptores (nn. 15, 65-66, 69 Y 107), de la educación de los colaboradores en los mass media (n. 106), de la correspondiente enseñanza en la moral y la catequesis (n. 108), y del aporte del clero y de su formación especííica (n. 110 y 111):<br />64 - Urge, ante todo, una formación que inculque profundamente los principios que han de regir el uso de ]os medios de comunicación social; principios que a todos afectan (...). Esta formación debe incluir unos principios claros y concretos sobre la peculiar naturaleza de cada uno de los instrumentos de comunicación social, sobre su situación, uso y recta aplicación, teniendo especialmente en cuenta el hombte y la sociedad.<br />15 - (...) No debe, pues, omitirse esfuerzo alguno para que los "receptores " (esto es: los que se benefician de lo que leen, oyen y ven) se capaciten para interpretar exactamente cuanto les suministran estos instrumentos, y para beneficiarse lo más posible y poder participar activamente en la vida social; sólo así estos instrumentos conseguirán su plena eficacia.<br />65 - Los usuarios necesitan una instrucción básica, para poder sacar de los medios de comunicación social el mayor provecho posible, no sólo con miras personales, sino para poder ser capaces de participar en el intercambio y diálogo social y en la colaboración de los miembros de la comunidad y poder encontrar los más adecuados caminos para realizar la justicia internacional, logrando la superación de las estridentes diferencias entre los pueblos ricos y los subdesarrollados.<br />66 - Por lo cual, los usuarios necesitan una formación puesta al día y adaptada, suficiente y accesible. Los más competentes deben ayudar a esta formación continuada por medio de conferencias, círculos, aforos", reuniones y cursos de renovación.<br />69 - Esta formación se ha de desarrollar en las mismas escuelas con un método y sistema determinados, para que según sus distintos niveles, los alumnos lleguen gradualmente al conocimiento y aplicación de los principios, y a la lectura e interpretación de las obras modernas. En los planes de estudio, debe tener un puesto esta enseñanza que será después desarrollada en reuniones y ejercicios prácticos dirigidos por expertos.<br />67 - Nunca será demasiado pronto para inculcar en los jóvenes el criterio y sentido artístico y la conciencia de la propia responsabilidad moral en la selección de las publicaciones, películas y emisiones de televisión (...).<br />107 - La Iglesia juzga como urgentemente necesario el proporcionar formación cristiana a los mismos receptores (...). En efecto, los receptores bien formados serán capaces de tomar parte en el diálogo promovido por los medios de comunicación y sabrán a la vez pedirles comunicaciones más dignas y de más elevada calidad. Las escuelas e instituciones católicas tienen que cumplir su importante papel en este campo. En estos centros se ha de intentar no sólo formar buenos lectores, oyentes y espectadores, sino además hombres poseedores de ese "lenguaje total" que usan los medios de comunicación.<br />106 - Se invita a los Obispos, sacerdotes, religiosos y seglares y a cuantos de cualquier manera representan a la Iglesia, a que colaboren cada vez más en las publicaciones y a que intervengan en las emisiones de radio, televisión, y en el cine. Esta acción, para la cual deben ser invitados y estimulados constantemente, puede dar resultados sorprendentes. Pero la naturaleza misma de los instrumentos de comunicación exige de cuantos los utilizan, escribiendo, hablando o actuando, que estén perfectamente capacitados. Por eso los organismos nacionales y las instituciones creadas para este fin, han de cuidar que cuantos usen estos medios estén preparados a fondo y oportunamente.<br />108 - Los temas y cuestiones referentes a la comunicación social han de tener un lugar en la enseñanza teológica, especialmente en la moral y la pastoral, siempre que se aborden cuestiones relacionadas con este tema, y en sus líneas fundamentales; y también, en los libros de catequética. Esto se realizará más adecuadamente, cuando los teólogos mismos hubieren investigado más profunda y detalladamente las cuestiones que se indican en la parte primera de esta Instrucción.<br />110 - Cada uno según su función, Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, y también las organizaciones seglares han de colaborar en la formación cristiana en este campo, y con una visión social. Por ello, es necesario esten al corriente e informados de los progresos recientes. Esto impone un contacto directo y cierta familiaridad con los medios de comunicación social. Asimismo, todos ellos, a una con los profesionales, estudiarán los problemas de la comunicación social y cambiarán entre sí experiencias y criterios.<br />111 - Para que no estén completamente alejados de las realidades de la vida y asuman sin preparación la tarea apostólica, los futuros sacerdotes y los religiosos y religiosas, durante su formación en Seminarios y Colegios, han de estudiar la influencia de estos medios de comunicación sobre la sociedad humana y aprender su uso técnico. Esta preparación es parte de su formación integral; ya que es una condición imprescindible para ejercer un apostolado eficaz en una comunidad humana cada día más afectada por estos medios. Por ello es necesario que los sacerdotes, los religiosos y religiosas conozcan cómo nacen las opiniones y criterios, y así puedan adaptarse a las circunstancias del hombre actual, ya que la Palabra de Dios se proclama al hombre de hoy y estos medios prestan un efica* apoyo a esta proclamación. Los alumnos que muestren una especial inclinación y capacidad en el uso de estos medios deben ser preparados más específicamente ".<br />23. S. CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA: Orientaciones para la Educación en el Celibato Sacerdotal: en ejecución de la encíclica de PABLO VI Sacerdotalis caelibatus (11 Abril 1974: Enchiridion Vaticanum, V, 1979, p. 188). En la parte IV, sobre la Función Educativa del Seminario, el último parágrafo, que citamos aquí, trata sobre la Función de los medios de la comunicación social:<br />" 89 - Los medios de comunicación social tienen un papel importante en la formación del hombre de hoy, y también del sacerdote, y no son extraños al problema de la formación en orden a la castidad perfecta, ya que hoy se emplean al servicio de la sexualidad. El problema, pues, atañe al aspecto personal del sacerdote que, quiéralo o no, usará estos medios y estará sujeto a su influjo; atañe también al aspecto pastoral del sacerdote, que, como pastor, sabe que estos instrumentos contribuyen a informar, formaI y madurar en sentido social a sus fieles, y que él debe estar en condiciones de ayudarles, ya sacando provecho de estos nuevos recursos, ya poniéndose en guardia contra lo que pudiera tener de nocivo su influjo (cfr. CONC. VAT. II Decr. Inter mirifica, repetidamente; PONT. COM. PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Instruc. past. Communio et progressio, repetidamente).<br />Conviene que los aspirantes al sacerdocio sean iniciados en el uso de los medios de comunicación social, no sólo para la propia formación, sino como verdadera preparación para el apostolado y se les ejercite en el arte de comunicar, de palabra y por escrito, el pensamiento a sus contemporáneos de manera adaptada a la mentalidad moderna.<br />Se trata evidentemente de un problema de enorme amplitud y gravedad, si se tiene presente el verdadero estado de la prensa actual y la difusión y el impacto de la radio y la televisión. El ambiente exterior e interior de una comunidad seminarística depende estrechamente del uso de estos medios, que influyen ampliamente en la formación o deformación de los aspirantes al sacerdocio.<br />El problema pedagógico de los medios de comunicación social no puede reducirse solamente a una reglamentación disciplinar sobre el uso de los mismos. Es, sobre todo, un problema de educación positiva, de reflexión sobre el fenómeno social en el que estamos inmersos; problema de preparación y de cultura de maestros capaces de atender bien a este aspecto de la formación. Se trata no sólo de limitar los daños de un instrumento que puede ser peligroso, sino también de formar hombres adaptados a vivir responsablemente en lo concreto de la realidad diaria ".<br />24. PABLO VI, Mensaje para la VIII Jornada Mundial de los mass media (16 Mayo 1974: L'Osservatore Romano, 17 Mayo 1974) sobre el tema Los mass media y la evangelización del mundo contemporáneo:<br />" 10 - Nuestra atención es atraída por la búsqueda de una renovación de los métodos de apostolado, aplicando los nuevos instrumentos audiovisuales y de prensa en la catequesis, en la multiforme obra educativa, en la presentación de la vida de la Iglesia, de su liturgia, de sus finalidades, pero, sobre todo, del testimonio de fe y de caridad que la anima y renueva.<br />11 - Por último, debe considerarse el recurso a los instrumentos de la comunicación social para alcanzar los países, los ambientes, las personas a las cuales el apostolado de la palabra no puede llegar directamente a causa de particulares situaciones, por escasez de ministros, o porque la Iglesia no puede ejercitar libremente su misión ".<br />25. PABLO VI, Alocución (22 Junio 1974: L'Osservatore Romano, 23 Junio 1974) sobre las tareas propias del sacerdote:<br />"17 - (...) Como Jesús, como los Apóstoles, los sacerdotes están al servicio total de Dios y del hombre: esta es su destinación. He ahí, entonces, el deber de su formación, que les atañe en un continuo "crescendo". Formación espiritual (...); formación pastoral, buscando y preguntándose, a la luz de los documentos del Vaticano II, cómo servir más efícazmente al mundo en el cual están llamados a vivir y a operar en el nombre de Cristo; formación doctrinal, radicada en la fe y adaptada a los tiempos, que los ayude a comprender mejor el mundo, en un estudio no sólo fenomenológico, sino nutrido por la linfa vital de la Revelación y de la Tradición, para tener un pensamiento robusto y ser así la levadura en la masa y llevar al mundo la luz de Cristo ".<br />26. PABLO VI, Discurso a la Primera Congregación General del Sínodo de los Obispos 1974 sobre la Evangelización (27 Sept. 1974: A.A.S. 66 [1974], 563):<br />" (...) Es necesario no olvidar las inmensas posibilidades, un tiempo impensadas, que ofrece el mundo de hoy sobre las sendas de aquellos que, en nombre de Cristo, traen el anuncio del bien (Rom 10, 15). En efecto, ¨quién puede decir cuán vastos horizontes hayan abierto los instrumentos de comunicación social a la difusión universal y simultánea de la Palabra de salvación? (...). De aquí la necesidad de concebir hoy día la actividad de evangelización de manera que se abra a las necesidades de nuestro tiempo, respecto a los métodos, a las iniciativas, a la coordinación y a la formación de los operarios evangélicos ".<br />27. SINODO DE LOS OBISPOS 1974 sobre la Evangelización, Declaración Sinodal In Spiritu Sancto (25 Octubre 1974: Enchiridion Vaticanum, V, 1979, n. 619):<br />" 9 - (...) La comunicación del Evangelio (...) está determinada por varios elementos profundamente relacionados con los mismos auditores de la Palabra: sus necesidades y deseos, la manera de hablar, de sentir, de pensar, de juzgar, de entrar en relación con los demás etc. (...). Además, el progreso de los instrumentos de la comunicación social ha abierto nuevas vías a la evangelización, conformes a la manera de pensar y de actuar de los hombres de hoy ".<br />28. PABLO VI, Discurso de clausura del Sínodo de los Obispos 1974 sobre la Evangelización (26 Octubre 1974: A.A.S. 66 [1974], 635):<br />" (...) Por último, este Sínodo ha sido fructuoso porque hoy está presente en la Iglesia una conciencia ciertamente viva y una aguda voluntad de obrar, que nos estimula a usar también todos aquellos subsidios exteriores que nos ofrecen hoy día el arte, o los hallazgos tecnológicos, para que con la predicación divulguemos en todas partes la buena nueva ".<br />29. SECRETARIADO PARA LA UNION DE LOS CRISTIANOS, Orientaciones y Sugerencias para la aplicación de la Declaración Conciliar Nostra aetate (1 DiC. 1974: A.A.S. 67 [1975], 73). Sobre la formación de los educadores:<br />" La información sobre estas cuestiones debe interesar a todos los niveles de enseñanza y de educación del cristiano. Entre los medios de información, una particular importancia revisten (...) los medios de comunicación social (prensa, radio, cine, televisión). El uso eficaz de tales medios presupone una específica formación de los maestros y de los educadores en las escuelas, como también en los seminarios y en las universidades ".<br />30.SECRETARIA DE ESTADO, Carta al Presidente de la O.C.I.C., Lucien Labelle (4 Abril 1975):<br />" (...) el clero y los responsables laicos deben sentirse estimulados a sensibilizar al mundo del cine en los valores verdaderamente humanos y evangélicos, contra las ideologías adversas, y a hacer más eficaces las instituciones eclesiales que coordinan este apostolado ".<br />31. PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangeli nuntiandi, sobre la evangelización del mundo moderno (8 DiC. 1975: A.A.S. 68 [1976], 5). Los textos tratan de la adaptación y fidelidad del lenguaje a las condiciones locales, y de la preparación de los evangelizadores:<br />" 63 - Las Iglesias particulares (...) tienen la función de asimilar lo esencial del mensaje evangélico, de trasvasarlo, sin la menor traición a su verdad esencial, al lenguaje que esos hombres comprenden, y, después, de anunciarlo en ese mismo lenguaje. Dicho trasvase hay que hacerlo (...) en el campo de las expresiones litúrgicas, pero también a través de la catequesis, la formulación teológica, las estructuras eclesiales secundarias, los ministerios. El lenguaje debe entenderse aquí no tanto a nivel semántico o literario cuanto al que podría llamarse antropológico y cultural.<br />73 - Para los agentes de la evangelización se hace necesaria una seria preparación. Tanto más para quienes se consagran al ministerio de la Palabra. Animados por la convicción, cada vez mayor, de la grandeza y riqueza de la Palabra de Dios, quienes tienen la misión de transmitir deben prestar gran atención a la dignidad, a la precisión y a la adaptación del lenguaje. Todo el mundo sabe que el arte de hablar reviste hoy día una grandísima importancia. ¨Cómo podrían descuidarla los predicadores y los catequistas? Deseamos vivamente que en cada Iglesia particular los Obispos vigilen por la adecuada formación de todos los ministros de la Palabra. Esta preparación, llevada a cabo con seriedad, aumentará en ellos la seguridad indispensable y también el entusiasmo para anunciar hoy dia a Cristo ".<br />32. SINODO DE LOS OBISPOS 1977, sobre la Catequesis hoy. XX de las Propositiones, leída en la XV Congregación General, del 21 Octubre 1977, y aprobada en la XVI, del sucesivo 22 Octubre:<br />" Los instrumentos de comunicación social hodiernos ofrecen a la catequesis una oportunidad de la cual no se puede prescindir (...). Un número enorme de cristianos sufre el influjo de tales instrumentos, sin estar preparados para reaccionar con espíritu crítico. Estos instrumentos, especialmente la radio y la televisión, son los únicos capaces de alcanzar ambientes y personas incluso distantes, emarginados o en cualquier modo impedidos en la libertad religiosa de participar en la vida de la Iglesia.<br />Grande es también el peso de estos instrumentos en la formación de la opinión pública; la catequesis debe usarlos de manera recta y eficaz, educando a los cristianos a usarlos con sentido crítico a lSn de neutralizar los efectos nocivos (...). Se continue la preparación de personal idóneo, en el respecto religioso y técnico, que se dedique eficazmente a este género de apostolado ".<br />33. PABLO VI, Mensaje para la XII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, sobre el tema Expectativas, derechos y deberes de los receptores (23 Abril 1978: A.A.S. 70 [1978], 341): " (...) si es verdad que el futuro de la familia humana depende en gran medida del uso que sabrá hacer de los propios medios de comunicación, es necesario reservar a la formación de los receptores una consideración prioritaria, tanto en el ámbito del ministerio pastoral, como, en general, en la obra educativa.<br />La primera educación en este campo debe tener lugar en el interior de la familia (...). Debe continuar, luego, en la escuela. El Concilio Ecuménico Vaticano II hace de ella una obligación específica para escuela católica de todo grado (cfr. Decr. Inter mirifica, n. 16) y para las asociaciones de inspiración cristiana y de carácter educativo, agregando en particular: "Para realizar esto con mayor rapidez, la exposición y explicación de la doctrina y de la disciplina católicas en la materia deben enseñarse en el catecismo7 (ibid . ). Los maestros no deben olvidar que su actividad pedagógica se desarrolla en un contexto en el cual tantas transmisiones y tantos espectáculos que afectan a la fe y a los principios morales alcanzan diariamente a sus alumnos, que necesitan, por tanto, continuas e claras explicaciones o rectificaciones ".<br />34. JUAN PABLO I, Discurso al clero romano después de su elección (7 Sept. 1978: L'Osservatore Romano, 1 Octubre 1978):<br />" 4 - La "gran" disciplina exige un clima adecuado. Y en primer lugar, el recogimiento (...). En torno a nosotros hay un continuo movimiento y hablar de personas, de diarios, de radio y televisión. Con medida y disciplina sacerdotal debemos decir: "Más allá de ciertos límites, para mí, que soy sacerdote del Señor, vosotros no existís; yo debo procurarme un poco de silencio para mi alma; me alejo de vosotros para unirme a mi Dios". Y sentir a su sacerdote habitualmente unido a Dios es, hoy día, el deseo de muchos buenos fieles ".<br />35. JUAN PABLO II, Discurso a los dirigentes de la UNDA (25 Octubre 1978: L'Osservatore Romano, 28 Octubre 1978), sobre la radio y la televisión: " (...) instrumento de evangelización debe ser un uso extremadamente competente y profesional de la radio, de la televisión y de los medios audiovisuales (...): esto se alcanza solamente con un profesionalismo que no admite superficialidad ni improvisación ".<br />36. JUAN PABLO II, Constitución Apostólica Sapientia Christiana sobre los estudios en las Universidades y Facultades eclesiásticas (29 Abril 1979: A.A.S. 71 [1979], 469). En la Parte I: Normas comunes, el Título VIII: Cuestiones Didácticas, dice:<br />" Art. 55. õ 1. La Facultad debe disponer además de medios técnicos, audiovisuales, etc., que sirvan de ayuda para la enseñanza.<br />õ 2. En correspondencia con la naturaleza y finalidad peculiares de la Universidad o Facultad haya también institutos de investigación y laboratorios científicos, así como otros medios necesarios para conseguir el fin que les es propio.<br />37. S. CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA, Instrucción In ecclesiasticam futurorum, sobre la formación litúrgica en los Seminarios (3 Junio 1979: Enchiridion Vaticanum, VI, 1980, P. 1044). En la Parte II: La enseñanza de la Sagrada Liturgia en los Seminarios, en el n. 58 dice:<br />" 58 - Es además particularmente necesario que los alumnos reciban lecciones sobre el arte de hablar y de expresarse con gestos, así como acerca del uso de los instrumentos de comunicación social. En la celebración litúrgica, en efecto, es de la máxima importancia que los fieles comprendan no sólo lo que el sacerdote dice o recita, sea que se trate de la homilía o del rezo de oraciones y plegarias, sino también aquellas realidades que el sacerdote debe expresar con gestos y acciones. Esta formación reviste tan grande importancia en la liturgia renovada, que merece un cuidado especial ".<br />38. JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Catechesi tradendae sobre la catequesis en nuestro tiempo (16 Octubre 1979: A.A.S. 71 [1979], 1277):<br />" 46 - Desde la enseñanza oral de los Apóstoles a las cartas que circulaban entre las Iglesias y hasta los medios más modernos, la catequesis no ha cesado de buscar los métodos y los medios más apropiados a su misión, con la participación activa de las comunidades, bajo impulso de los Pastores. Este esfuerzo debe continuar.<br />Me vienen espontáneamente al pensamiento las grandes posibilidades que ofrecen los medios de comunicación social y los medios de comunicación de grupos: televisión, radio, prensa, discos, cintas grabadas, todo lo audiovisual. Los esfuerzos realizados en estos campos son de tal alcance que pueden alimentar las más grandes esperanzas. La experiencia demuestra, por ejemplo, la resonancia de una enseñanza radiofónica o televisiva, cuando sabe unir una apreciable expresión estética con una rigurosa fidelidad al Magisterio. La Iglesia tiene hoy muchas ocasiones de tratar tales problemas --incluidas las jornadas de los medios de comunicación social--, sin que sea necesario extenderse aquí sobre ello, no obstante su capital importancia ".<br />39. S. CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA, Carta Circular sobre algunos aspectos más urgentes de la Formación Espiritual en los Seminarios (6 Enero 1980: Enchiridion Vaticanum, VII, 1982, P. 68). En la Parte II: Orientaciones, el n. 3: La palabra de la cruz: los " sacrificios espirituales ", dice:<br />" (...) Un sacerdote no puede verlo todo, o*rlo todo, decirlo todo, gustarlo todo ... El Seminario debe haberlo hecho capaz, en la libertad interior, de sacrificio y de una disciplina personal inteligente y sincera ".<br />40. S. CONGREGACION PARA LOs SACRAMENTOS Y EL CULTO DIVINO, Decreto Ordo lectionum missae sobre las lecturas de la Misa (21 Enero 1981: Enchiridion Vaticanum, VII, 1982, P. 922). En el Capítulo II: La celebración de la Liturgia de la Palabra, de la Parte I: La Palabra de Dios en la Celebración de la Misa, el n. 34 dice:<br />" (...) Se debe velar para que los lectores dispongan sobre el ambón de una iluminación suficiente para la lectura del texto, y puedan servirse, según la oportunidad, de los modernos instrumentos técnicos para que los fieles los puedan cómodamente escuchar ".<br />41. Codex iuris canonici, Libreria Editrice Vaticana, 1983. Promulgado por Juan Pablo II el 25 Enero 1983 con la Constitución Apostólica Sacrae disciplinae leges, entrado en vigor el 27 de Nov. del mismo año. De los nueve cánones que tratan de los instrumentos de comunicación social--los 666, 747, 761, 779, 804, 822, 823, 1063 Y 1369--se citan sólo los cinco que de alguna manera se refieren a la formación específica del clero.<br />El Can. 666, en el Libro II: Del Pueblo de Dios; en la Parte III: De los Institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica; el Cap. IV: De las obligaciones y derechos de los institutos y de sus miembros, dice:<br />" Debe observarse la necesaria discreción en el uso de los medios de comunicación, y se evitará lo que pueda ser nocivo para la propia vocación o peligroso para la castidad de una persona consagrada ".<br />El Can. 747, en el Libro III: La función de enseñar de la Iglesia, dice:<br />"õ 1. La Iglesia (...) tiene el deber y el derecho originario, indepen diente de cualquier poder humano, de predicar el Evangelio a todas las gentes, utilizando incluso sus propios medios de comunicación social.<br />õ 2. Compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios morales, incluso los referentes la orden social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en la medida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas ".<br />El Can. 761, siempre en el Libro III: La función de enseñar de la Iglesia, pero en el Título I: Del ministerio de la palabra divina, dispone: " Deben emplearse todos los medios disponibles para anunciar la doctrina cristiana, sobre todo la predicación y la catequesis (...), pero también la enseñanza de la doctrina en escuelas, academias, conferencias y reuniones de todo tipo, así como su difusión mediante declaraciones públicas, hechas por la autoridad legítima con motivo de determinados acontecimientos, y mediante la prensa y otros medios de comunicación social ".<br />El Can. 779, en el mismo Libro III y Título I, pero en el Capítulo II: De la formación catequética, dispone:<br />" Se ha de dar la formación catequética empleando todos aquellos medios, material didáctico e instrumentos de comunicación que sean más eficaces para que los fieles, de manera adaptada a su modo de ser, capacidad, edad y condiciones de vida puedan aprender la doctrina católica de modo más completo y llevarla mejor a la práctica ".<br />El Can. 822, siempre en el Libro III, pero en el Título IV: De los instrumentos de comunicación social y especialmente de los libros, sobre el uso eclesíal de los mass media, dispone:<br />"õ 1. Los pastores de la Iglesia, en uso de un derecho propio de la Iglesia y en cumplimiento de su deber, procuren utilizar los medios de comunicación social.<br />õ 2. Cuiden los mismos pastores de que se instruya a los fieles acerca del deber que tienen de cooperar para que el uso de los instrumentos de comunicación social esté vivificado por espíritu humano y cristiano.<br />õ 3. Todos los fieles, especialmente aquellos que de alguna manera participan en la organización o uso de esos medios, han de mostrarse solícitos en prestar apoyo a la actividad pastoral, de manera que la Iglesia lleve a cabo eficazmente su misión, también mediante esos medios ".<br />42. JUAN PABLO II, Mensaje para la XIX Jornada Mundial (19 Mayo 1985), sobre el tema: " Los mass media para una promoción cristiana de la juventud ": 15 Abril 1985 (L'Osservatore Romano,27 Abril 1985, p. 5). Los dos pasos reportados contienen una de las primeras alusiones del Magisterio a la tecnotrónica y un enésimo reclamo a la formación seminarística teórica y práctica:<br />" El mundo de la comunicación social se encuentra hoy sometido a un desarrollo tan vertiginoso cuanto complejo e imprevisible--se habla ya de época tecnotrónica, para indicar la creciente interacción entre tecnología y electrónica--y afectado por no pocos problemas (...), en relación con las perspectivas abiertas mediante el empleo de los satélites y la superación de las barreras del éter. Se trata de una revolución que no sólo comporta un cambio en los sistemas y las técnicas de comunicación, sino que afecta a todo el universo cultural, social y espiritual de la persona humana (...).<br />" (...) Esto pide evidentemente: 1. Una profunda acción educativa, en la familia, en la escuela, en la parroquia, a través de la catequesis, para instruir y guiar a los jóvenes a un uso equilibrado y disciplinado de los mass media, ayudándolos a formarse un juicio crítico, iluminado por la fe, sobre las cosas vistas, oídas y leídas (cfr. Inter mirifica, nn. 10, 16; Communio et progressio, nn. 67-70, 107); 2. Una cuidada y específica formación teórica y práctica en los seminarios [...] no sólo para conseguir un conocimiento adecuado de los medios de comunicación social, sino también para realizar las indudables potencialidades en orden a reforzar el diálogo en la caridad y los vínculos de comunión (Communio et progressio, nn. 108, 110, 115-117).<br /><br />Pbro. Walter Moschetti<br />Delegado Episcopal para las Comunicaciones Sociales del Arzobispado de Rosario, Argentina. Coordinador de la Red de Teología y Comunicación de OCLACCPbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-39614695485153357132007-09-25T15:51:00.001-07:002007-09-25T15:52:15.364-07:00¿COMO HABLAR DE DIOS AL HOMBRE DE HOY?La historia de los hombres de este tiempo parece jugarse al margen de Dios. El secularismo pone a Dios al margen de todo proyecto humano. El hombre se centra en sí mismo y se constituye medida y juez de todo.<br />Pero, ¿puede el hombre, imagen y semejanza de Dios, no percibir en algún momento de su existencia, la existencia misma de Dios? Sin lugar a dudas, muchos hombres y mujeres han hecho esta experiencia, a veces en la alegría y otras en medio de los sufrimientos más grandes de la vida: lo que para muchos ha sido rebeldía, para otros fue encuentro con el Trascendente, descubrimiento de una presencia callada pero cierta en el interior.<br />Séneca decía: "Mientras quienes dicen no percibir la existencia de Dios, pues aunque de día así lo afirmen, solos y de noche dudan".<br />Es cuestión pues, de poner de manifiesto esa presencia al hombre de hoy, en su propia realidad personal. Tal vez el camino sea buscar a Dios en los hombres, en uno mismo y en los otros, en un adecuado equilibrio.<br />Para emprender este camino no puede partirse sino de la propia experiencia. Los llamados a proclamar la buena noticia del Evangelio somos llamados a producir un estilo determinado de vida. La palabra encarnada es la que evangeliza, pues, "el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan" (EN 40).<br />Nuestro modo de hablar de Dios será reflejo de nuestra relación personal con El. La autenticidad que tanto valora el mundo de hoy "exige a los evangelizadores que le hablen de un Dios a quienes ellos conocen y tratan familiarmente como si lo estuvieran viendo" (EN 76).<br />Vale aclarar que el testimonio no anula la proclamación de la palabra, sino que la avala, la hace creíble y posible.<br />En Romanos 10, 14-17 Pablo habla con convicción sobre la necesidad de predicar. Es una misión a la que no se puede renunciar. "¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!". "El tedio que provocan hoy tantos discursos vacíos, y la actualidad de muchas otras formas de comunicación, no deben sin embargo disminuir el valor permanente de la palabra ni hacer perder la confianza en ella" (EN 42).<br />Hay que impulsar a los hombres a encontrar a Dios a partir de su propia finitud, en su misma realidad personal, pero con la más plena libertad en la elección del camino. Son las convicciones personales las que le deberán llevar a adherir a la verdad de Dios y no imposiciones externas. La evangelización no será imposición, sino propuesta entusiasta, convencida y real.<br />"Son innumerables los acontecimientos de la vida y las situaciones humanas que ofrecen la ocasión de anunciar, de modo discreto pero eficaz, lo que el Señor desea decir en una determinada circunstancia. Basta una verdadera sensibilidad espiritual para leer en los acontecimientos el mensaje de Dios" (EN 43).<br />Las circunstancias también pueden sugerir el estilo conveniente, el tono, el modo. Hablar de Dios al hombre de hoy exige capacidad de observación, descubrimiento y adaptación.<br />No se trata solo de adaptarse al modo de hablar de la gente, sino también de sus variadas maneras de expresarse, a sus preocupaciones, inquietudes, anhelos y preguntas.<br />Entre los medios que tenemos a nuestro alcance para realizar esta misión, los instrumentos de la comunicación social ocupan un lugar privilegiado. La necesaria presencia de los medios de comunicación requiere compatibilizar una participación recta y honesta en una sociedad plural, en la cual se debaten las ideas, con la proposición de criterios evangélicos. Es decir, introducirse en una discusión plural, -con respeto-, pero con una certeza trascendente de la verdad valórica. En la selección de temáticas, especialmente en la comunicación que apunta a la entretención, los modelos que se usen pueden ser una efectiva manera de inducir a valores de modo no expreso sino tácito y, por lo tanto, mucho más permeables en el hombre de hoy.<br />Alentando esta misión, decía el Papa Benedicto XVI al personal de los medios de comunicación de la Conferencia Episcopal Italiana:<br />"Que en esta actividad los sostenga y les infunda valentía la certeza de que la fe cristiana está abierta a cuanto hay de ‘verdadero, de noche, de justo, de puro, de amable, de honorable’ en la cultura de los pueblos, como enseñaba el apóstol san Pablo a los filipenses (cf. Flp. 4,8). Así pues, prosigan vuestra labor con este espíritu y con esta actitud, dando ustedes mismos un testimonio luminoso de profunda vida cristiana y permaneciendo por ello siempre unidos tenazmente a Cristo, para poder mirar al mundo como él lo mira. Sean felices de pertenecer a la Iglesia y de introducir su voz y sus razones en el gran circuito de la comunicación. No se cansen de construir puentes de comprensión y comunicación entre la experiencia eclesial y la opinión pública. Así podrán ser protagonistas de una comunicación no evasiva, sino amiga, al servicio del hombre de hoy".<br /><br />Pbro. Walter Moschetti<br />Delegado Episcopal para las Comunicaciones Sociales del Arzobispado de Rosario, Argentina / Coordinador de la Red de Teología de OCLACCPbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-8125993331993542282007-09-25T15:48:00.000-07:002007-09-25T15:50:09.524-07:00LOS MINISTROS DE LA PALABRACuando hablamos de proclamar la Palabra de Dios, estamos hablando de comunicar lo que Dios quiere decir a su pueblo, de lo que el Señor quiere poner en la mente y el corazón de los que lo escuchan, siempre con la finalidad de que esa Palabra produzca frutos de vida eterna. Por ello, el ministro de la Palabra no es meramente un hombre que prepara y que dice sermones. No es simplemente uno que tiene una habilidad especial para leer o para hablar. No es un intelectual prominente, capaz de desarrollar bien las ideas en público. Ni siquiera es uno con una sólida formación teológica. Un verdadero ministro de la Palabra no es tampoco uno que pueda enfrentar con soltura los micrófonos de una radio o las cámaras de la T.V. Un verdadero ministro de la Palabra es más que eso, porque todas esas cosas son solamente humanas. Lo que sí importa es que un ministro de la Palabra conozca a Dios de verdad, que Dios lo haya escogido para el ministerio (y si es así, tiene los dones necesarios), y que haya tenido ciertos tratos con Dios.<br />Por ello, la oración debe anteceder a la Palabra siempre. Las oraciones de Pablo por los efesios, filipenses y colosenses son una muestra clara de cómo la oración del apóstol desencadena crecimiento espiritual y revelación. La oración poderosa surge luego de conocer la voluntad de Dios y de ver las necesidades de los hermanos. De estas oraciones surgirán, a la vez, predicaciones ungidas capaces de saciar cada necesidad. La predicación no es un ejercicio homilético: es la respuesta a las necesidades específicas del pueblo de Dios. Si no tenemos tiempo para orar intensamente delante de Dios, nos veremos en problemas para ministrar delante de los hombres. La oración consigue mayores resultados que cualquier otro tipo de obra espiritual.<br />La oración nos conquista la sabiduría del corazón que hace efectivo nuestro ministerio de comunicadores de la Palabra. Siempre experimentaremos nuestra pequeñez, nuestros límites e incapacidades, pero con posibilidades inmensas de dejar que la Palabra hable en nosotros.<br />En De Catechizandis rudibus, San Agustín comenta la situación de aquel que comunica la Palabra, a partir de su propia experiencia:<br />"Yo tampoco estoy conforme casi nunca con mis sermones. Tengo toda el alma puesta en aquello que estoy gozando en mi interior, antes de comenzar a exponerlo con palabras; y si no lo digo como lo siento, me entristezco al ver que mi lengua no ha estado a la altura de mi corazón. Querría que todo el que me escucha entendiera lo que yo entiendo; pero eso no sucede, y me doy cuenta de que es por culpa de mis palabras... Por tanto a veces me duele comprobar que mi auditorio no alcanza a comprenderme, a pesar de que intento, por así decirlo, ponerse a su nivel abriéndome paso a duras penas entre las sílabas..."<br />Muchos tienen el deseo de hablar de parte de Dios, pero no están dispuestos a tomarse el tiempo para oírle.<br />Dice el Salmo 119: "Me anticipé al alba y clamé; esperé en tu palabra. Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos"; "Desfallece mi alma por tu salvación, mas espero en tu palabra"; "Desfallecieron mis ojos por tu Palabra".<br />Vemos qué gran importancia tiene el cultivo de la vida espiritual, o, para ponerlo de otra manera, el mantener la vida en el Espíritu. El ministro de la Palabra tiene que recordar que éste es un acto o misión que se refiere a cosas espirituales. Esto no significa que ha de separar la verdad del ser, de las cosas mentales y materiales, como si fueran abstracciones en algún sentido y no tuvieran relación viva con estos asuntos. Su negocio está en el reino del pensamiento, para aplicarlo a la luz de la sabiduría eterna; y su responsabilidad en el reino de la acción es buscar el modo de inspirarla con principios y pasión espiritual.<br />Hay que inquirir de Dios cuál es su camino y su voluntad, con respecto a todo, lo grande y lo pequeño; lo pequeño con la misma fervorosa sinceridad que lo grande. La prisa que no puede esperar en el Señor ha de ser desechada. Si no queda tiempo para buscar al Señor, no hay tiempo para hacer nada más. Los actos que empiezan sin haber descubierto la voluntad divina, son muertos. Cuando la Palabra deja de ser luz, fuego, gozo para el hombre en su propia vida, escudriñándole, activándole, corroborándole, su predicación se vuelve rutina y molestia para su propia alma, y es totalmente inefectiva en las vidas de otros.<br />Es que el Evangelio predicado en la Iglesia no es solamente mensaje, sino una divina y salutífera acción experimentada por aquellos que creen, que sienten, que obedecen al mensaje y lo acogen. Por tanto, la Revelación no se limita a instruirnos sobre la naturaleza de un Dios que vive en una luz inaccesible, sino que al mismo tiempo nos muestra cuánto hace Dios por nosotros con la gracia. La Palabra es un instrumento mediante el cual Cristo actúa en nosotros con su Espíritu. Al escucharla, el contacto con Dios mismo interpela los corazones de los hombres y pide una decisión que no se resuelve en un simple conocimiento intelectual sino que exige la conversión del corazón.<br />La predicación de la Palabra por parte de los ministros sagrados participa, en cierto sentido, del carácter salvífico de la Palabra misma, y ello no por el simple hecho de que hablen de Cristo, sino porque anuncian a sus oyentes el Evangelio con el poder de interpelar que procede de su participación en la consagración y misión del mismo Verbo de Dios encarnado. En los oídos de los ministros resuenan siempre aquellas palabras del Señor: " Quien a vosotros oye, a mí me oye; quien a vosotros desprecia, a mí me desprecia " (Lc 10, 16)<br />La nueva evangelización pide un ardiente ministerio de la Palabra, integral y bien fundado, con un claro contenido teológico, espiritual, litúrgico y moral, atento a satisfacer las concretas necesidades de los hombres. No se trata, evidentemente, de caer en la tentación del intelectualismo que, más que iluminar, podría llegar a oscurecer las conciencias cristianas; sino de desarrollar una verdadera " caridad intelectual " mediante una permanente y paciente catequesis sobre las verdades fundamentales de la fe y la moral católicas y su influjo en la vida espiritual.<br />Evangelizar significa, en efecto, anunciar y propagar, con todos los medios honestos y adecuados disponibles, los contenidos de las verdades reveladas, y, al mismo tiempo, enseñar a traducir esas verdades en vida concreta, en testimonio y compromiso misionero.<br />La sensibilidad pastoral de los predicadores debe estar continuamente pendiente de individuar los problemas que preocupan a los hombres y sus posibles soluciones.<br />Tiene también notable importancia para el sacerdote el cuidado de los aspectos formales de la predicación. Vivimos en una época de información y de comunicación rápida, en la que estamos habituados a escuchar y a ver profesionales valiosos de la televisión y de la radio. En cierto modo, el sacerdote, que es también un comunicador social singular, y en consecuencia el mensaje ha de ser presentado de modo decididamente atractivo. Junto al saber aprovechar con competencia y espíritu apostólico los " nuevos púlpitos " que son los medios de comunicación, el sacerdote debe, sobre todo, cuidar que su mensaje esté a la altura de la Palabra que predica.<br />La predicación sacerdotal debe ser llevada a cabo, como la de Jesucristo, de modo positivo y estimulante, que arrastre a los hombres hacia la Bondad, la Belleza y la Verdad de Dios.<br />La materia final en el ejercicio de la vocación es el pastorear pacientemente a aquellos que han sido congregados en el rebaño como resultado de la predicación. Ha de haber un permanente alimentar el rebaño por medio de la predicación sistemática de la Palabra.<br />Para realizar este ideal del ejercicio de la vocación del Ministerio de la Palabra, el ministro no ha de ahorrar tiempo alguno. A medida que pasen los años, la Palabra a la cual se entrega para poder entregarla a otros, va a crecer en fuerza y hermosura, y el gozo de proclamarla será su fuerza así como su deber.<br /><br />Pbro. Walter Moschetti<br />Delegado Episcopal para las Comunicaciones Sociales del Arzobispado de Rosario, Argentina. Coordinador Red de Teología de OCLACCPbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-55669775754697788042007-09-22T16:55:00.000-07:002007-09-22T16:57:01.032-07:00BUSCANDO EL PERFIL DEL COMUNICADOR CATOLICOEl planteo inicial que hacemos al buscar el perfil del comunicador católico es preguntarnos "Quiénes somos?". Tan valioso es identificar esta identidad propia, que nos sitúa como cristianos comprometidos en la tarea evangelizadora de la Iglesia, que determinará nuestra acción y hará que nuestro compromiso sea más conciente, y de allí, más efectiva nuestra tarea.<br />La realidad relativamente nueva de la comunicación social en la vida del mundo y de la Iglesia, hace que muchas veces no estemos situados como comunicadores católicos dentro de la Pastoral orgánica de la diócesis, o incluso de nuestra parroquia, movimiento o institución. Es más fácil identificar y nuclear a catequistas, voluntarios de Cáritas, ministros y colaboradores de la liturgia, que a los que estamos realizando nuestro apostolado utilizando los instrumentos de la comunicación social. Busquemos nuestro lugar, organicemos nuestra pastoral, tan vinculada con las demás pastorales, encontrémonos para compartir nuestra tarea, seamos factores de comunión y unidad en nuestras comunidades.<br />Esta es una tarea propia de nuestra misión. No podemos ser cómplices de la gran obra diabólica de la división. Nuestra comunicación debe expresar nuestra comunión. A la vez, la comunicación, favoreciendo el encuentro, el diálogo, la apertura, el conocimiento, genera en su entorno, comunión. Estamos llamados a ser instrumentos de unidad en la Iglesia.<br />Decíamos al comienzo, que somos cristianos comprometidos en la tarea evangelizadora de la Iglesia. Es elemental que nos situemos en esta realidad que nos identifica. Nuestra misión no es una tarea independiente. No podemos ser “francotiradores”, pues estamos comprometidos en lo más esencial de la Iglesia: la Iglesia existe para evangelizar. Cada cristiano ha recibido del Señor esta misión. Y por ello también nosotros nos sentimos urgidos por este mandato: "Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda la creación". Nosotros cumplimos este deber contando con los poderosos medios de la comunicación social, pues hemos recibido dones, talentos, aptitudes que nos capacitan para acercar al hombre de hoy el mensaje de Jesucristo con el lenguaje y los medios modernos con los que nos comunicamos en la actualidad.<br />Hemos recibido un mandato. Nuestro apostolado es una vocación. Fuimos llamados por Jesús, y la Iglesia nos envía con esta misión. Sintamos hoy en lo profundo del corazón que hemos sido elegidos y capacitados para realizar esta tarea. La Iglesia confirma esta elección divina, alentándonos y dándonos el lugar que tenemos, para que difundamos con dignidad y competencia la Palabra de Dios a través de aquello que escribimos, decimos o mostramos.<br />Nuestra difícil, comprometida y apasionante misión nos exige un conocimiento acabado de la realidad a la que hemos de anunciar el Evangelio, a la que hemos de impregnar con los valores evangélicos. Nuestra cambiante cultura nos exige estar al tanto de las situaciones que se presentan para dar respuesta desde nuestra fe. No podemos pues vivir un espiritualismo que nos aísle, sino que, con el corazón firme en el Señor hemos de caminar con pies firmes las realidades del mundo, con juicio crítico y capacidad de comprensión, tolerancia y diálogo.<br />La Iglesia nos llama a una nueva evangelización, nueva en sus métodos, en sus expresiones y en su ardor. Necesitamos siempre encontrar nuevos lenguajes para anunciar el Evangelio. Es muy significativo lo que nosotros podemos aportar a este tiempo. El hecho de estar capacitados para utilizar el lenguaje de los medios nos pone en un lugar privilegiado a la hora de evangelizar. Como decía Pablo VI "Nos sentiríamos culpables delante de Dios si no utilizáramos estos poderosos medios para evangelizar".<br />Por ser tan importante nuestra tarea –misión recibida del Señor e impulsada por la Iglesia- no podemos comunicar de cualquier manera. Debemos apuntar a la excelencia en la comunicación católica. Nuestro estilo de comunicar debería ser modélico. Allí mostraremos la dignidad y riqueza de la Palabra de Dios. Por eso hemos de buscar cada día capacitarnos para utilizar debidamente la palabra, la escritura, la imagen e incluso las nuevas tecnologías. El comunicador católico debe estar capacitado técnicamente para esta tarea que le exige una constante creatividad puesta al servicio del Reino. Debemos generar ideas originales, entretenidas, capaces de llegar al corazón de nuestro interlocutor y transformar su vida con el poder vivificador del Evangelio. Los más jóvenes deben buscar alcanzar una preparación terciaria o universitaria en este campo. Nos faltan profesionales consagrados a vivir este apostolado con convicción, coherencia y calidad profesional. Nos falta muchas veces la necesaria astucia de la que hablaba Jesús desafiándonos a la evangelización.<br />Claro que no basta la preparación técnica. No sólo hay que adquirir un buen lenguaje, tener una buena voz, escribir correctamente o mostrarse de forma adecuada en los medios audiovisuales. Hay que tener algo que decir. De allí que sea tan importante la formación doctrinal. Y esta es una formación permanente. Hoy día no basta haber hecho un curso bíblico, o un seminario de catequesis, ni siquiera ser profesor de teología...Cada día debemos leer, estudiar, investigar, para "dar razones de nuestra fe", como nos dice San Pablo. Debemos fundamentar la verdad que proclamamos. La Iglesia en su larga tradición magisterial tiene elaborados infinidad de documentos que argumentan sus dogmas y su moral. Nosotros debemos ir siempre a esas fuentes. No podemos ser "opinólogos" –como tantos presentes en los medios-. Cada tema que tratamos debe ser tratado con responsabilidad, pues estamos comprometidos con la Verdad.<br />Muchas veces creemos que basta la sola experiencia subjetiva de la fe, y solemos separar lo doctrinal de lo vivencial. En realidad la teología debe llevarnos al Sagrario. A medida que profundizamos intelectualmente la fe, ésta debe crecer y transformarse en oración, en encuentro con el Dios vivo. Es que de esta experiencia profunda y auténtica debe hablar luego nuestra boca. El comunicador católico –evangelizador en el seno de la Iglesia- es un testigo de Cristo, y como los apóstoles ha de decir aquello "que ha visto y oído", su experiencia profunda de fe personal y comunitaria. No podrá pues, callar... es que "de la abundancia del corazón habla la boca", y esto lo perciben los receptores de nuestros mensajes, pues "quien come ajo huele a ajo, quien come Eucaristía, huele a Eucaristía..."<br />Al ejercer nuestra tarea, estamos poniendo sobre el candelero nuestra luz, la luz de Jesús. Son nuestras buenas obras las que deben alumbrar para que los hombres al vernos actuar puedan creer, -como nos ha enseñado el mismo Jesús-. Pero qué difícil es estar tan expuesto en un medio de comunicación, transformado hoy en vidriera del mundo, sin opacar a quien es la Luz verdadera.<br />Un pecado en el que podemos caer como comunicadores es la falta de humildad. "Aparecer" en un medio nos pone en un lugar destacado. No siempre estamos preparados para esta exposición pública. Por ello, la humildad modera el apetito que tenemos de la propia excelencia, contrarresta la soberbia, el orgullo, la vanidad. Si no somos concientes, como Juan el bautista, de que sólo somos la voz de quien es la Palabra, nos enceguecerán los aplausos y halagos que a menudo recibimos de nuestros interlocutores. Es verdad que alienta nuestra tarea el saber que nuestros receptores reciben nuestro mensaje con agrado, pero siempre estará el riesgo de querer "aparecer". Allí sería infecundo nuestro apostolado y quedaría trunca la evangelización, pues apareceríamos nosotros y no Jesucristo, corriendo incluso el riesgo de acomodar el Mensaje para "quedar bien" con quienes nos escuchan o leen.<br />Esta reflexión nos hace deducir que sólo los Santos evangelizan, pues el verdadero anuncio ha de realizarse con la palabra y el ejemplo.<br />Pensar en nuestra identidad como comunicadores católicos es pensar en nuestro singular camino de santidad.<br />Miremos a los patronos de la comunicación. Cuánto bien podemos sacar para nuestra vida espiritual si indagamos sobre la vida y misión del apóstol San Pablo, de San Maximiliano Kolbe, de San Francisco de Sales, de San Juan Bosco, de San Juan Crisóstomo, del Beato Santiago Alberione, entre otros.<br />Si nuestro apostolado es vocación, misión dada por el Señor y envío recibido de la Iglesia, es por aquí donde pasará nuestra santificación personal. No podemos pensar en ser santos fuera de nuestraactividad cotidiana. Nuestros relatos, nuestros escritos, nuestras producciones radiales, televisivas, gráficas o digitales son nuestra respuesta a la voluntad de Dios. De allí la perfección de nuestro obrar y el camino permanente de la conversión en el discernimiento de lo que vale y de lo que no.<br />Asumir con seriedad nuestra misión de comunicadores católicos es asumir con seriedad nuestra santidad de vida. Desde allí podemos esperar buenos frutos de nuestros desvelos en pos de la evangelización.<br />Son muchas más las cosas a decir, mucho más el camino de reflexión que nos queda para ir encontrando el perfil adecuado del comunicador católico. Queda pues abierta esta reflexión para seguir argumentando nuestra identidad e identificarnos con la misión recibida. Responderemos así al Señor que nos eligió, con la alegría de sabernos instrumentos suyos en comunión con la Iglesia, para la salvación del mundo.Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-89022592613649780782007-09-22T16:30:00.001-07:002007-09-22T16:30:43.499-07:00LA SANTIDAD DEL PAPAArtículo del P. Walter Moschetti publicado por el Diario La Capital de la ciudad de Rosario,<br />el 16 de abril de 2005<br /><br />Desde tiempos inmemorables la Sede Apostólica propone a la imitación, veneración y a la invocación a algunos cristianos que sobresalieron por sus virtudes.<br />La pregunta sobre la santidad del Papa apunta a la raíz de la esencia del cristianismo. Todos estamos llamados a la santidad: "Sean perfectos como Mi Padre es perfecto" (Mt 5,48). A lo largo de la historia de la Iglesia, miles de hombres y mujeres, niños y ancianos se han lanzado a la conquista de esta gracia y nosotros en nuestros días somos dichosos al tener tantos testigos que son ejemplo seguro que podemos seguir.<br />En la Carta apostólica «Novo millennio ineunte» el Papa Juan Pablo II invitó a poner "la 16 de abril de 2005programación pastoral en el signo de la santidad", para "expresar la convicción de que si el Bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la inserción en Cristo y la inhabitación de su Espíritu, sería un contrasentido contentarse con una vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una religiosidad superficial… Es el momento de proponer de nuevo a todos con convicción este "alto grado" de la vida cristiana ordinaria: la vida entera de la comunidad eclesial y de las familias cristianas debe ir en esta dirección" (n° 31).<br />El Concilio Vaticano II recordó que «todos los cristianos de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad» (Lumen gentium, 40). Concretamente, el camino que debe seguir cada fiel para llegar a ser santo es la fidelidad a la voluntad de Dios, tal como nos la expresan su Palabra, los mandamientos y las inspiraciones del Espíritu Santo. Al igual que para María y para todos los santos, también para nosotros la perfección de la caridad consiste en el abandono confiado, a ejemplo de Jesús, en las manos del Padre. Una vez más, esto es posible gracias al Espíritu Santo, que incluso en los momentos más difíciles nos hace repetir con Jesús: «¡He aquí que vengo a hacer tu voluntad!» (cf. Hb 10,7).<br />Todos sabemos de la plenitud humana que vivió durante su vida el Papa Juan Pablo II. Este hombre que desde su juventud entendió el ascetismo, más que como una poda de placeres, como un injerto de deberes. Y supo unir maravillosamente la contemplación a la acción.<br />Antes de formarse en el seminario se había formado en la cantera. Antes de perfilar al sacerdote había perfilado al hombre. En Karol Wojtyla vemos al amigo, al deportista, al escritor, al autodidacto, al poeta, al artista, al humanista y por último al sacerdote, al obispo, al Papa.<br />Esta figura tan cercana a nuestras vidas es testimonio de que la santidad no se vive en la estratosfera. La posibilidad de recibir a Dios, le da al hombre una nueva significación, al ponerse en contacto con él. El hombre no dejará nunca de parecernos un profundo misterio y en el fondo de ese misterio se encuentra a Dios.<br />La vocación al diálogo de Juan Pablo II fue expresión de su amor al prójimo. Ha dicho Julián Marías que "todo diálogo es la espera de una respuesta". Y para ello es indispensable saber escuchar. Esta fue precisamente una de las características de Wojtyla. El verdadero diálogo es aquel en el que el Yo se realiza en el Tú e implica un auténtico acto de amor al prójimo. Sólo así pudo Juan Pablo II realizar una obra magnífica de apostolado, en un medio hostil, viendo en su adversario a un posible amigo.<br />Su personalidad polifacética lo hace accesible a todos. Sabe escuchar con atención a sus interlocutores, inspirando paz y confianza por su estilo llano y sin sofisticación. Resultaba fascinante para todos aquellos que lo trataban y lo admiraban por sus dotes intelectuales, por la pasión con que asimilaba el dolor de los perseguidos y por su lealtad incondicional a sus amigos de verdad.<br />Y este hombre entero es el que se adhirió personalmente entero a Dios. Vivió, creció y perseveró hasta el fin en la fe alimentada en la Palabra de Dios, vivida en la caridad, sostenida en la esperanza y enraizada en la fe de la Iglesia.<br />Juan Pablo II vivió en plenitud la nueva vida de los que fuimos hechos "partícipes de la naturaleza divina" (2 Pe 1,4). Vivió intimando con Dios, imitando a Cristo pobre, casto y humilde. Fue su vida una donación al verdadero bien. Respondió generosamente al llamado de Jesús de construir su Reino, y vivió en la humildad del siervo que se hace el último de todos (Cfr.Mt.20,25-27).<br />Esto ha sido ante todo y principalmente don del Espíritu que justifica y santifica, que nos asemeja al Hijo y nos pone en relación filial con el Padre. Es la presencia del Espíritu Santo la que obra una transformación que influye verdadera e íntimamente en el hombre: es la gracia santificante o deificante, que eleva nuestro ser y nuestro obrar, capacitándonos para vivir en relación con la santísima Trinidad.<br />¿Llegará Juan Pablo II a los altares? Su fama de santidad está presente en el corazón de sus hijos. Y son muchos los que al captar la grandeza de su vida y de sus obras quedan admirados de la grandeza de este hombre de Dios.<br />Tocará a la Iglesia confirmar el testimonio de santidad que nos dejó el Papa, quien en su legado espiritual nos dio ejemplo de vivir con coherencia la fe inserta en la vida, viviendo la santidad en la normalidad del hombre que cree y vive la fe que profesa. El hombre que, ante las experiencias del mal y del sufrimiento, de las injusticias y de la muerte no decayó en su fe, sino que creyó, "esperando contra toda esperanza" (Rom 4, 18) y en medio de dolor vislumbró la luz pascual de la misericordia que rescata y salva al hombre, haciéndolo entrar en la plenitud de la vida llena de gozo y de paz.Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-70691528365201696942007-09-22T16:28:00.000-07:002007-09-22T16:30:12.221-07:00PERIODISTAS SOLIDARIOSArtículo del P. Walter Moschetti publicado por el Diario La Capital de Rosairo el 7 de junio de 2001<br /><br />Es indiscutible la relevancia en la participación social que tiene el periodismo en estos últimos años. Se ha convertido en "voz" de la gente que sufre, y, por la debilidad de las instituciones, en "referente" de un montón de problemas que no puede solucionar.<br />Lo que se espera de los comunicadores sociales es que seamos fieles a nuestros lectores y oyentes, leales a nuestro compromiso público y no a compromisos ocultos. Cualquiera sea la perspectiva ideológica, el grado de compromiso doctrinario, filosófico o religioso, lo que se nos pide, en todos los casos, es veracidad en la información. No puede el periodista desfigurar la realidad, debe estar convencido de que está sirviendo a la verdad.<br />El periodismo argentino nació históricamente como periodismo comprometido, con principios y corrientes políticas. Los diarios del siglo XIX eran editoriales de tipo doctrinario que trasuntaban una adhesión a una determinada ideología política o a un determinado principio. Eran diarios doctrinarios, de combate, en la mayoría de los casos.<br />En el siglo XX recién aparecen los grandes diarios que ponen el acento en el servicio informativo mucho más que en la expresión de una opinión, aunque todavía se reservan, en sus respectivas columnas editoriales, el derecho, por decirlo así, a expresar su punto de vista, su opinión comprometida.<br />El concepto de honestidad informativa, de ética periodística y de fidelidad a la verdad, que debe regir la vida del periodista, es un concepto inmutable, que debe iluminarnos como un faro. Son las actitudes prioritarias en el ejercicio de informar.<br />El siglo presente, con las nuevas realidades del neoliberalismo, globalización, exclusión, cultura de los medios y las nuevas formas de ejercicio de la ciudadanía, nos plantea nuevos interrogantes, enfrentándonos con el desafío de comprometernos en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.<br />La existencia de marginados, excluidos y pobres, nos hace muy visible la realidad de injusticia y pecado de nuestra convivencia. Esta realidad está diametralmente opuesta a lo que significa la comunicación. Es pues, muestra de la "incomunicación" de quienes han quedado aislados y manipulados, sin la posibilidad de compartir ni de participar.<br />El periodista tiene que ayudar con su denuncia y con su anuncio a crear una convivencia solidaria. No puede renunciar a ello, aunque este servicio sea de valientes, y muchas veces sea un servicio de heroísmo.<br />Para llegar a este ideal se ha de tener "pasión por la humanidad". De esta conciencia nace la solidaridad.<br />Sin albergar sentimientos mesiánicos de creer que solucionaremos todos los problemas complejos de la realidad, hemos de tomar conciencia de la responsabilidad de nuestra misión, tanto de constructores como de víctimas de las realidades que cuestionamos.<br />Es allí, cuando nos convertimos en "profetas" que, viendo y cuestionando la realidad, podemos ver esperanzados el futuro por el compromiso que paso a paso vamos asumiendo en el presente.<br />En un mundo en el que no hay esperanza, no hay ningún motivo para ser solidario. Si el mundo se está hundiendo, entonces parece legítimo el "sálvese quien pueda". Un mundo que nos muestra a cada momento que no hay motivos para tener esperanza es un mundo que va justo a una realidad de ausencia de solidaridad. Las dos cosas van juntas, porque si no hay esperanza, ¿qué sentido tiene ser solidario?<br />La comunicación solidaria hoy debe ser, sobre todo, una comunicación profética. Hemos de darle visibilidad al mundo de la "exclusión". Esto no es para provocar "sensibilidad" sino fortalecer las actitudes "solidarias".<br />Como trabajadores de la cultura, los comunicadores debemos promover el valor de la solidaridad, encarnado en actitudes y principios solidarios, al resto de la sociedad. Dar visibilidad es, en nuestra cultura, otorgar un lugar de "valor" y esto es fortalecer un proceso cultural.<br />Por ello, es importante que todo aquello que tenga valor "solidario" pueda tener espacio en los Medios de Comunicación: personas, proyectos, artículos, opiniones, acciones...<br />Una comunicación solidaria será fundamentalmente pluralista; reconocerá el valor de las minorías, mostrando con su propia actitud el respeto a lo distinto como riqueza de la construcción social.<br />En su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de 1998, el Papa Juan Pablo II, expresó: "Ya no se puede tolerar un mundo en el que viven al lado el acaudalado y el miserable, menesterosos carentes incluso de lo esencial y gente que despilfarra sin recato aquello que otros necesitan desesperadamente".<br />Como comunicadores sociales podemos:<br />Promover y fomentar la comunicación hacia adentro y hacia fuera del enorme sector de los excluidos, para que se den ánimo esperanzador entre ellos y hagan oír su voz reclamando justicia.<br />Anunciar y mostrar todo lo positivo que hay en el mundo: desde una Madre Teresa hasta una maestra en medio del monte de Santiago del Estero.<br />Defender el derecho a la vida del que está por nacer y defender también el derecho a la vida del que ya la tiene pero la pierde día a día, acosado por la desocupación, el hambre, la enfermedad, la desesperación.<br />Denunciar todo lo que se opone a la justo, a la paz, aunque cueste más de un dolor de cabeza y, en algunos casos, hasta la vida misma.<br />No hacer el juego al consumismo voraz y saber ser, con nuestra vida y nuestra palabra, comunicadores de una forma austera y solidaria de vida.<br />Contribuir con todas las fuerzas para que todos, desde los más poderosos política y económicamente, hasta los más pobres y marginados, sepan que cada uno tiene una responsabilidad, proporcional a su condición, de trabajar activamente por el bien de su hermano.<br />Este es nuestro desafío en los primeros pasos del milenio que nace.<br />A los periodistas que se juegan por vivir una comunicación solidaria, en la verdad y la esperanza, como compromiso, como derecho, como pasión por la humanidad...<br />¡Feliz día!Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-80976636777389858712007-09-22T16:27:00.000-07:002007-09-22T16:28:18.104-07:00Medios de Comunicación y Educación<strong>LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL EN LOS DOCUMENTOS ECLESIALES SOBRE EDUCACION<br /></strong>(Selección de párrafos)<br />Pbro. Walter Moschetti (*)<br /><br />Introducción<br /><br />La omnipresencia de los medios de comunicación en nuestra sociedad y su poderoso influjo sobre nuestra cultura, hacen que no pueda reducirse el proceso educativo al ámbito exclusivo de la escuela y la familia.<br />Una adecuada utilización de los medios de comunicación y de otros adelantos técnicos, no solamente como instrumentos didácticos, sino, sobre todo, como vehículos amplificadores en múltiples dimensiones educativas es de absoluta necesidad.<br />Existe la idea generalizada de que los medios son meros pasatiempos, para ser "consumidos" en momentos de ocio o de entretenimiento. Esto se une al escaso grado de exigencia requerida para su recepción, suscitando en el espectador actitudes de pasividad y un cierto complaciente conformismo.<br />Se subraya que sus conocimientos son superficiales, efímeros, sensacionalistas y, no pocas veces, caótico.<br />Todo esto lleva a los educadores, ya sean maestros, catedráticos, sacerdotes o padres de familia, a mirar con un profundo dejo de desconfianza y recelo a los medios de comunicación como instrumentos y vehículos de valores realmente formativos.<br />Sin embargo, con meras críticas negativas no vamos a quebrar el dominio cada vez más poderoso de los instrumentos de la comunicación social.<br />Cada día son más numerosos los pedagogos que perciben a los medios de comunicación (y sobre todo a la televisión) como una verdadera "escuela paralela".<br />Debemos descubrir la naturaleza educacional que ellos poseen, más allá de las características gravemente negativas con las que actualmente se nos presenta. Vemos que, sobre todo en los países del tercer mundo, proyecta modelos de vida y pautas de comportamientos que están en abierta contradicción con lo que, lo más sano de nuestra sociedad, entiende por verdadera educación.<br />En los últimos tiempos la Iglesia ha considerado a estos medios no como simples "subsidios", sino como instrumentos necesarios para la pastoral. Por ello veremos que el tema está presente en muchos documentos eclesiales sobre educación católica, obra de auténtico apostolado, que en medio de un mundo secularizado, ha de profundizar su significación y su razón de ser.<br />La escuela católica es una acción, un instrumento de evangelización. Entra plenamente en la misión salvífica de la Iglesia, en las exigencias de la educación en la fe.<br />Las realidades y las circunstancias de nuestro tiempo, ponen a nuestro alcance los maravillosos inventos de la técnica, dones de Dios, para realizar nuestra tarea evangelizadora. Estaríamos en deuda con el Señor si no utilizásemos eficazmente estos medios para el apostolado.<br /><br />Documentos del Concilio Vaticano II y Encíclicas<br />En la encíclica Divini Illius Magistri del Papa Pío XI, sobre la Educación Cristiana de la Juventud (1929), aunque no menciona directamente a los instrumentos de la comunicación social, reconoce que la educación es obra necesariamente social, no solitaria, y que, para obtener una educación perfecta, es de suma importancia velar para que las condiciones de todo lo que rodea al educando, durante el período de su formulación, es decir, el conjunto de todas las circunstancias que suele denominarse "ambiente", corresponda bien al fin que se pretende.<br />El documento hace una mención específica de los medios de comunicación en el capítulo IV, abordando el tema del mundo y sus peligros, exhortando a una vigilancia cuidadosa de los libros impíos o licenciosos que conducen a los jóvenes al naufragio moral y religioso, de los espectáculos del cinematógrafo y las audiciones radiofónicas.<br />"Estos medios potentísimos de divulgación, que pueden servir, si van recogidos por sanos principios, de grande utilidad para la instrucción y educación, se subordinan desgraciadamente muchas veces al incentivo de las malas pasiones y a la avidez de la ganancia. San Agustín se lamentaba al ver la pasión que arrastraba aun a los cristianos de su tiempo a los espectáculos del circo y cuenta con viveza dramática la perversión, felizmente pasajera, de su alumno y amigo Alipio. ¡Cuántos extravíos juveniles, a causa de los espectáculos de hoy día, sin contar las malvadas lecturas, tienen que llorar ahora, los padres y educadores!" (Cap. VI, 2)<br />Considerando la importancia de la educación en la vida del hombre y su influjo cada vez mayor en el progreso social contemporáneo, el Concilio Vaticano II dio a conocer en 1965 la declaración Gravissimun Educationis Momentum.<br />Luego de hablar sobre el derecho universal a la educación, y de la educación cristiana en particular, al pormenorizar los medios para educación cristiana, señala que el primero de ellos es la instrucción cristiana que ilumina y robustece la fe, anima la vida con el espíritu de Cristo, lleva a una consciente y activa participación del misterio litúrgico y alienta a una acción apostólica. Afirma a continuación:<br />"…La Iglesia aprecia mucho y busca penetrar de su espíritu y dignificar también los demás medios, que pertenecen al común patrimonio de la humanidad, y contribuyen gradualmente a cultivar las almas y a formar hombres, como son los medios de comunicación social, los múltiples grupos culturales y deportivos, las asociaciones de jóvenes y, sobre todo, las escuelas" (n.4)<br />Fue la Exhortación Apostólica EVANGELII NUNTIANDI de Pablo VI (1975) quien expuso con claridad el compromiso evangelizador de la Iglesia, que impulsa a una adhesión vital y comunitaria de la fe que requiere el anuncio explícito y el testimonio de vida para impregnar de los valores del Evangelio la cultura.<br />En el capítulo IV, señalando los medios de evangelización, expone la necesaria utilización de los medios de comunicación social en estos términos:<br />"En nuestro siglo influenciado por los medios de comunicación social, el primer anuncio, la catequesis o el ulterior ahondamiento de la fe, no pueden prescindir de esos medios, como hemos dicho antes.<br />Puestos al servicio del Evangelio, ellos ofrecen la posibilidad de extender casi sin límites el campo de audición de la Palabra de Dios, haciendo llegar la Buena Nueva a millones de personas. La Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios, que la inteligencia humana perfecciona cada vez más. Con ellos la Iglesia "pregona sobre los terrados" el mensaje del que es depositaria. En ellos encuentra una versión moderna y eficaz del "púlpito". Gracias a ellos puede hablar a las masas.<br />Sin embargo, el empleo de los medios de comunicación social en la evangelización supone casi un desafío: el mensaje evangélico deberá, sí, llegar a través de ellos, a las muchedumbres, pero con capacidad para penetrar en las conciencias, para posarse en el corazón de cada hombre en particular, con todo lo que éste tiene se singular y personal, y con capacidad para suscitar a favor suyo una adhesión y un compromiso verdaderamente personales" (n.45)<br />Evangelii Nuntiandi recuerda que la Iglesia entera es misionera, que le incumbe, por mandato divino ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio a toda criatura. La riqueza y la belleza de esta evangelización está en la diversidad de servicios realizados en la unidad de la misma misión.<br />Refiriéndose a los seglares en particular, como agentes de evangelización, enseña:<br />"El campo propio de su actividad evangelizadora es el mundo vasto y complejo de la política, de los social, de la economía, y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación de masas, así como otras realidades abiertas a la evangelización, como el amor, la familia, la educación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento, etc." (cap. VI n.70).<br />En todos estos ambientes de la humanidad la Iglesia ha de llevar la Buena Nueva y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad.<br />En 1979, CATECHESI TRADENDAE, la exhortación apostólica de Juan Pablo II sobre la catequesis en nuestro tiempo, habla de la transmisión de los contenidos de la fe con métodos pedagógicos adaptados. Métodos y lenguajes que sean verdaderamente instrumentos para comunicar la totalidad de la Palabra de Dios.<br />Abordando el tema de los métodos y medios de la catequesis, comienza señalando que desde la enseñanza oral de los apóstoles la catequesis no ha cesado de buscar los métodos y los medios más apropiados a su misión.<br />Afirma el Papa:<br />"Me vienen espontáneamente al pensamiento las grandes posibilidades que ofrecen los medios de comunicación social y los medios de comunicación de grupos: televisión, radio, prensa, discos, cintas grabadas, todo lo audio-visual. Los esfuerzos realizados en estos campos son de tal alcance que pueden alimentar las más grandes esperanzas. La experiencia demuestra, por ejemplo, la resonancia de una enseñanza radiofónica o televisiva, cuando sabe unir una apreciable expresión estética con una rigurosa fidelidad al Magisterio. La Iglesia tiene hoy muchas ocasiones de tratar estos problemas –incluidas las jornadas mundiales de comunicación social-, sin que sea necesario extenderse aquí sobre ello, no obstante su capital importancia" (cap. VI n.46).<br />Documentos de la Sagrada Congregación para la Educación Católica<br />Situándose en la línea de la declaración conciliar Gravissium Educattionis, la Sagrada Congregación para la Educación Católica expone en su documento LA ESCUELA CATOLICA (1977) una reflexión relativa a la misma, al ver que ésta va adquiriendo cada día una mayor importancia en la Iglesia.<br />Señala que la escuela católica entra de lleno en la misión salvífica de la Iglesia y particularmente en la exigencia de la educación a la fe. Intenta arraigar el Evangelio de Jesucristo en la conciencia y la vida de los jóvenes, teniendo en cuenta los condicionamientos culturales de hoy. Desde aquí se define su proyecto educativo.<br />No hay en el documento una referencia explícita a los medios de comunicación social, pero podemos leer entre líneas la referencia a los mismos cuando, por ejemplo, se habla del pluralismo cultural, manifestado especialmente a través de los medios masivos, caja de resonancia de la cultura. El empeño educativo será en esta realidad pluricultural la formación de personalidades fuertes, capaces de resistir al relativismo debilitante, y de vivir coherentemente las exigencias cristianas.<br />El documento reconoce que la acción educativa de la escuela católica, que tiende a lograr una síntesis entre fe y cultura y entre fe y vida, se desarrolla junto con otras instituciones educativas, existiendo también muchas otras esferas sociales que constituyen, de múltiples formas, una fuente de información y de participación cultural.<br />"Frente a esta ‘escuela paralela’, se impone la presencia activa de la escuela que, mediante una educación sistemática y crítica, prepare a los jóvenes a un autocontrol que los capacite para hacer opciones libres y conscientes frente a los mensajes que le presentan los medios de comunicación social. Es necesario enseñarles a someter tales mensajes a un juicio crítico personal, a ordenarlos en buenas síntesis y a integrarlos en su cultura humana y cristiana". (n.48)<br />En 1982 sale el documento EL LAICO CATOLICO TESTIGO DE LA FE EN LA ESCUELA, señalando el llamado al apostolado del laico que ha de ordenar, según Dios, los asuntos temporales, ponderando de manera especial la función evangelizadora del educador.<br />Refiriéndose a la función social insustituible de la escuela, dice:<br />"La importancia creciendo del entorno y de los instrumentos de la comunicación social, con sus contradictorias y a veces nocivas influencias, la extensión continua del ámbito cultural, la cada vez más completa y necesaria preparación para la vida profesional, de día en día más diversificada y especializada, y la consiguiente incapacidad progresiva de la familia para afrontar por sí solo todos esos graves problemas y exigencias, hace cada vez más necesaria la escuela" (cap. 1 n.13)<br />En el segundo capítulo se menciona la necesidad del educador de prestar una atención constante al entorno socio-cultural, económico y político de la escuela, tanto al más inmediato del barrio o zona donde la escuela se halla enclavada, como al contexto regional y nacional, "que muchas veces, a través de los medios de comunicación social, ejercen tanta o mayor influencia en aquél. Sólo ese seguimiento de la realidad global inmediata, nacional e internacional le proporcionará los datos precisos para salir al paso de las necesidades actuales de formación de sus alumnos e intentar prepararlos para el mundo futuro que intuye" (n.35)<br />Las ORIENTACIONES EDUCATIVAS SOBRE EL AMOR HUMANO (1983) –Pautas de educación sexual-, luego de señalar algunos principios fundamentales de la concepción cristiana de la sexualidad, dedica en el capítulo II tres puntos para hablar de la responsabilidad en la educación para el uso de los instrumentos de comunicación social:<br />"En el mundo actual los instrumentos de la comunicación social, con su irrupción arrolladores y fuerza de sugestión, ejercen sobre los jóvenes y los menores, en general y sobre todo el campo de la educación sexual, una continua y condicionante obra de información y de amaestramiento bastante más incisiva que aquella propia de la familia.<br />Juan Pablo II ha indicado la situación en la que vienen a encontrarse los niños frente a los instrumentos de comunicación social: ‘Fascinados y privados de defensas ante el mundo y ante los adultos, los niños están naturalmente dispuestos a acoger lo que se les ofrece, ya se trate del bien o del mal… Los niños se sienten atraídos por la ‘pequeña pantalla’ y por la ‘pantalla grande’: siguen todos los gestos que aparecen en ellas y perciben, antes o mejor que cualquier otra persona, las emociones y sentimientos consiguientes’.<br />Hay que destacar, además, que por la misma evolución tecnológica se hace menos fácil el realizar oportunamente el necesario control. De aquí la urgencia, aun con miras a una recta educación sexual, de que los destinatarios, sobre todo los jóvenes, procuren acostumbrarse a ser moderados y disciplinados en el uso de estos instrumentos; pongan, además, empeño en entender bien lo oído, visto y leído; dialoguen con los educadores y peritos en la materia y aprendan a formar recto juicio.<br />En defensa de los derechos del niño en este campo, Juan Pablo II estimula la conciencia de todos los cristianos responsables, en particular de los padres y de los operadores de los medios de comunicación social, para que no escondan, bajo pretexto de neutralidad o de respeto por el espontáneo desarrollo del niño, lo que en realidad constituye un comportamiento de preocupante desinterés.<br />Las autoridades civiles tienen peculiares deberes en esta materia en razón del bien común, el cual exige que un reglamento jurídico de los instrumentos de comunicación social proteja la moralidad pública, en particular del mundo juvenil, especialmente en lo que concierne a revistas, filmes, programas radio-televisivos, exposiciones, espectáculos y publicidad". (nn.66-68)<br />La Sagrada Congregación para la Educación Católica, lanzó en 1986 el documento: ORIENTACIONES SOBRE LA FORMACION DE LOS FUTUROS SACERDOTES PARA EL USO DE LOS INSTRUMENTOS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL.<br />"El influjo siempre más vasto y profundo que en estos últimos decenios están ejerciendo los instrumentos de la comunicación social en casi todos los aspectos, los sectores y las relaciones de la sociedad, creando en ella nuevos problemas, ha inducido al Magisterio a multiplicar las enseñanzas y normas, para tutela y provecho, no sólo de los fieles y de todo hombre de buena voluntad, sino también de cuantos en el mundo de hoy, están llamados a ejercer el sacerdocio ministerial. En conformidad con estas orientaciones oficiales de la Iglesia, también esta Congregación, desde 1970, disponía en la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis-después de haber proporcionado indicaciones generales sobre los problemas de los instrumentos de la comunicación social-que en los Seminarios fueran formados los futuros sacerdotes para el recto uso de los mismos, con la triple finalidad: "que puedan valerse por sí mismos y formar a los fieles en lo referente a estos medios, y utilizarlos eficazmente en el apostolado"; y el año siguiente, la Instrucción Pastoral Communio et progressio recalcaba este programa, anotando: "Para que no estén completamente alejados de las realidades de la vida y asuman sin preparación la tarea apostólica, los futuros sacerdotes y los religiosos y religiosas, durante su formación en Seminarios y Colegios, han de estudiar la influencia de estos medios de comunicación sobre la sociedad humana y aprender su uso técnico. Esta preparación es parte de su formación integral". (Intr. n. 4)<br />En 1988 la Sagrada Congregación para la Educación Católica da orientaciones para la reflexión y revisión de la DIMENSION RELIGIOSA DE LA EDUCACION EN LA ESCUELA CATOLICA.<br />Hablando allí, de los jóvenes ante la dimensión religiosa de la vida, hace referencia al gran número de escuelas católicas que se encuentran en aquellas partes del mundo donde se producen actualmente profundos cambios de mentalidad y de vida: áreas urbanas e industrializadas.<br />"…Se caracterizan por la amplia disponibilidad de bienes de consumo, múltiples oportunidades de estudio, complejos sistemas de comunicación. Los jóvenes están en contacto con los ‘Massmedia’ desde los primeros años de su vida. Escuchan opiniones de todo género. Se les informa precozmente de todo". (n.8)<br />A continuación señala la carencia de puntos de referencia religiosa y moral.<br />Documentos varios sobre educación<br />El MENSAJE A LOS COLEGIOS CATOLICOS de la Comisión Episcopal de Educación (Buenos Aires, 1968) trata de la misión salvífica de la escuela católica y las consecuencias de ésta para la pastoral educativa, señalando que a la par que se abre como conviene al progreso actual, educará a sus alumnos para conseguir eficazmente el bien de la ciudad terrestre y los preparará para servir a la difusión del Reino de Dios, a fin de que, con el ejercicio de una vida ejemplar y apostólica, sean como el fermento salvador que penetre de espíritu cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad humana.<br />Sin hacer mención explícita de los medios de comunicación, éstos estarían incluidos en aquella técnica que ha de ser juzgada a la luz de los últimos tiempos:<br />"Si nuestra educación quiere ser vital y profunda ha de estar iluminada por la realidad escatológica de Cristo y conducir al encuentro personal y definitivo con El (…) Toda nuestra acción educativa se proyecta así en perspectiva de porvenir. El mundo del saber, del trabajo, de la técnica es juzgado a la luz de los tiempos postreros". (p 2 pto.3)<br />El documento de MEDELLIN (1968) en el capítulo referido a la educación, puntualizando las características de la educación en América Latina, presenta como una preocupación nueva la educación asistemática de creciente importancia: "medios de comunicación social, movimientos juveniles y cuanto contribuye a la creación de una cierta cultura popular y al aumento de deseo de cambio" (n.5)<br />Medellín afirma que la educación latinoamericana está llamada a dar una respuesta al reto del presente y del futuro, para nuestro continente, para liberar a nuestros hombres de las servidumbres culturales, sociales, económicas y políticas que se oponen a nuestro desarrollo.<br />En la Declaración del Episcopado Argentino de abril de 1969, los obispos afirmaban:<br />"El Episcopado Argentino estima necesario que los establecimientos educativos católicos lleguen a las zonas periféricas y marginales, sin abandonar las actuales obras, con especiales facilidades para la niñez y la adolescencia; que el acceso a todos los niveles de la enseñanza sea allanado a las clases menos favorecidas económicamente, lo cual se cumple ya en muchos casos de manera ejemplar y digna de elogio; y que se preste especial atención a la enseñanza asistemática a través de los medios de comunicación social, de los movimientos juveniles y de cuanto contribuya a la creación de una cierta cultura popular"<br />En los párrafos referidos a la educación, el DOCUMENTO DE PUEBLA (1979), luego de recordar que para la Iglesia educar al hombre es parte integrante de su misión evangelizadora, hace una observación de la situación, con estas expresiones:<br />"La labor educativa se desenvuelve entre nosotros en una situación de cambio socio-cultural, caracterizada por la secularización de la cultura, influida por los medios masivos de comunicación y marcada por el desarrollo económico cuantitativo…" (n.1014)<br />"La creciente demanda educativa de diversa índole plantea también a la Iglesia nuevos retos, no sólo en el campo de la educación convencional (colegios y universidades), sino también en otros: educación de adultos, educación a distancia, no-formal, asistemática, estrechamente ligada al notable desarrollo de los medios modernos de comunicación social y, finalmente las amplias posibilidades que ofrece la educación permanente" (n.1018)<br />Como urgencias pastorales en el campo de la educación señala la necesidad de "promover la educación popular (educación informal) para revitalizar nuestra cultura popular, alentando ensayos que por medio de la imagen y el sonido hagan creativamente manifiestos los valores y símbolos hondamente cristianos de la cultura latinoamericana" (n.1047)<br />El 2 de junio de 1980, el Papa Juan Pablo II en un discurso ante la UNESCO abordó el problema de los medios de comunicación social:<br />"Esta soberanía que existe y que tiene su origen en la cultura propia de la nación y de la sociedad, en la primacía de la familia en la acción educativa y, por fin, en la dignidad personal de todo hombre, debe permanecer como el criterio fundamental en la manera de tratar este problema importante para la humanidad de hoy, que es el problema de los medios de comunicación social (de la información vinculada a ellos y también de lo que se llama la ‘cultura de masas’). Dado que estos medios son los medios ‘sociales’ de la comunicación, no pueden ser medio de dominación sobre los otros, tanto por parte de los agentes del poder político, como de las potencias financieras que imponen su programa y su modelo. Deben tener en cuenta la cultura de la nación y su historia. Deben respetar la responsabilidad de la familia en el campo de la educación. Deben tener en cuenta el bien del hombre, su dignidad. No pueden estar sometidos al criterio del interés, de lo sensacional o del éxito inmediato, sino que, teniendo en cuenta las exigencias de la ética, deben servir a la construcción de una vida ‘más humana’". (n.16)<br />En los textos referidos al tema educativo del documento IGLESIA Y COMUNIDAD NACIONAL (1981), luego de plantear los problemas educaciones presentes en la cultura y señalar la tarea educadora de la escuela, como la institución educativa más importante, se sostiene con muy sólidos fundamentos, el derecho de todos los hombres ala educación que incluye el derecho a la educación de todo el hombre (formación integral). "Estas notas distintivas de la educación según el pensamiento de la Iglesia, que aquí parece oportuno recordar, deben verse hoy, además, en el marco de una sociedad caracterizada por la pluralidad de ideas, valores, modos de pensar y opinar" (n.157)<br />En el documento EDUCACION Y PROYECTO DE VIDA del Equipo Episcopal de Catequesis (1985) se aborda el tema de la educación por considerarla el camino más eficaz para la renovación seria y profunda de la vida social y política.<br />El documento recuerda que además de la escuela, la familia, los pastores, psicólogos, trabajadores sociales, etc., "no menor responsabilidad educativa tienen, de hecho, los agentes de los medios de comunicación social, a quienes se dirige también dicho documento por su mayor gravitación en el clima cultural del pueblo y, sobre todo, por su influencias plasmadora en la mente y el corazón de las nuevas generaciones". (3, pto.7)<br />En el capítulo I, "La verdad sobre el hombre, imagen directriz de la educación" se habla de la tare de educar como empeño de ayudar al hombre a lograr su plenitud, partiendo de una adecuada concepción del hombre como persona en comunidad de personas. "Esclarecer y justificar esta imagen resulta tanto más imperioso e imprescindible para educar en el mundo de hoy cuanto que, a través de los diversos medios de impacto cultural, se promueven modelos fuertemente atractivos, pero que alejan al hombre de su ser y su quehacer esenciales. Tales concepciones del hombre convierten la educación en manipulaciones de diverso signo, o le proponen al hombre visiones positivistas que lo cierran a la trascendencia, lo reducen a categorías de eficiencia y rentabilidad y sólo le ofrecen como meta el egoísmo del placer y el poder". (n.1)<br />Dentro de los fines de la educación que plantea el documento, se señalan metas de madurez que son la identidad y el sentido del hombre. Entre otras, puntualiza:<br />"Correlativamente, resulta indispensable tener el marco de referencia de una cosmovisión congruente a la luz de la cual surjan claras y rectas convicciones respecto al sentido, valor y uso del poder, de las posesiones, el dinero, la fama, el éxito, el sexo, el ocio, la publicidad, los medios de comunicación social, etc." (n.34)<br />Educación y Proyecto de Vida afirma que la educación que suprime el juicio crítico, que no despierta el sano sentido crítico, no es verdadera educación, sino amaestramiento, domesticación y abuso del dominio de unos sobre otros, ya que "se advierten nuevas situaciones creadas por los adelantos de la ciencia y de la técnica que ponen sobre el tapete del debate público cuestiones referentes a la vida humana, sobre la cual no se puede opinar con tanto ligereza como suelen hacerlo muchos medios de comunicación social que, lejos de tener un propósito educativo, siembran indiscriminadamente las más falaces ideas sobre contraconcepción, aborto, eutanasia y suicidio" (cf. n.45)<br />Cuando el documento hace una revisión y replanteo de la escuela católica argentina en el contexto nacional, reconoce el positivo esfuerzo de renovación en la línea del Concilio Vaticano II que se ha realizado, e invita proseguir, sobre todo en algunos puntos importantes. Uno de ellos:<br />"Desarrollar grupos entendidos en medios de comunicación de masas para potenciar su posibilidad educativa"<br />Entre las opciones y prioridades señaladas en el capítulo 3, se reconoce a la educación católica como aquella que ha de iluminar a los laicos en sus responsabilidades específicas. "En efecto toca a ellos la transformación de las estructuras sociales para que imperen el amor y la justicia entre todos los hombres según el designio de Dios. Son los laicos quienes han de llevar el espíritu evangélico a las actividades políticas, económicas, sindicales, etc." (cf. n. 168)<br />Conclusión<br />Con este trabajo espero haber presentado los párrafos más significativos sobre la realidad de los medios de comunicación social en los documentos del Magisterio de la Iglesia sobre educación.<br />Desde hace tiempo la Iglesia tiene presente el poderoso impacto social de los instrumentos de la comunicación, entendidos muchas veces como "la escuela paralela". De allí que no puede prescindirse de ellos al hablar sobre educación. En primer lugar son los docentes quienes deben tener presente que los alumnos de hoy tienen intereses visuales mucho más desarrollados que los de hace unos años atrás y son mucho más concientes de las ideas y de los acontecimientos extra-familiares y extra-escolares. El niño y el joven de hoy son moldeados por los medios de comunicación, sienten marcada predilección por la imagen, por lo lineal, por lo fragmentario, por lo vivencial, por lo inmediato…y difícilmente toleran el ambiente del aula tradicional, muy jerarquizada, formalista y falsamente intelectualizada. Es indispensable tener presente esto a la hora de pensar un proyecto educativo en la escuela.<br />Es necesario llegar a la mutua colaboración y complementación venciendo el conflicto existente entre educación y medios de comunicación social. La escuela es la institución que más podría aprovechar las enormes posibilidades que le brindan los medios de comunicación social. Si examináramos la fuente de conocimiento de los niños y los jóvenes, veríamos que ni la familia ni la escuela saldrían vencedoras.<br />Los medios de comunicación social han entrado en abierta competencia con la escuela y con la familia tradicional y hay que convertir esa competencia en mutua colaboración.<br />Por otro lado, es muy de lamentar que los medios no hayan sabido tampoco asumir ese rol educador.<br />Soy conciente de que el tema merecería una mayor amplitud y profundización. Sin embargo me han parecido suficientes los elementos propuestos en el presente trabajo, en términos de una visión de conjunto y como punto de partida para un análisis, una discusión y una reflexión posteriores sobre la relación entre educación y medios de comunicación social.<br />Bibliografía utilizada<br />-CONSUDEC:"Documentos del Magisterio de la Iglesia sobre Educación Católica", editorial Claretiana, Buenos Aires, 1990.<br />-ORSINI-IRIARTE: "Realidad y Medios de Comunicación", Ediciones Dabar, México, 1994.<br />-CELAM: "Hacia una teología de la comunicación", DECOS-CELAM, 1998.Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-48856264867813321822007-09-22T16:26:00.001-07:002007-09-22T16:26:49.082-07:00ORATORIA SAGRADA. Características de la Predicación EvangélicaDisertación del P. Walter Moschetti en el 3er. Simposio Nacional de Oratoria realizado los días 30 y 31 de octubre de 2004 en el Teatro La Comedia de la ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina.<br /><br />Hay varios factores que ponen en crisis a la predicación cristiana en el mundo contemporáneo. Entre ellos hay que mencionar los que provienen de los propios ministros y los que vienen del mundo. Hay algunas carencias en los predicadores: la falta de suficiente preparación, la falta de actualización bíblica, la falta de entusiasmo, la incapacidad de comunicarse adecuadamente con los oyentes. Hay otros externos, tales como la secularización, el ateísmo, la ideologización. (1)<br />No hay duda: "la predicación sacerdotal en las circunstancias actuales del mundo resulta no raras veces dificilísima" (PO 4)<br />El problema no es nuevo. El profeta Jeremías, abrumado por su responsabilidad llegó a decir: "Cada vez que hablo es para gritar: Violencia, devastación. Entonces dije: No lo voy a mencionar más ni hablará más en nombre de Dios. Pero había en mi corazón un fuego abrasador encerrado en mis huevos; me esforzaba por contenerlo, pero no podía" (20, 8-9).<br />Ese fuego abrasador incontenible infunde la certeza –en medio de tantas dificultades- de estar al servicio de la Palabra de Dios.<br />El predicador, como hombre de Dios, ha sido constituido "heraldo, apóstol y maestro" de la Buena Noticia.<br />San Agustín, en una página de De Catechizandis rudibus, analiza las condiciones y la situación de aquel que comunica la Palabra, del catequista o del predicador, partiendo de su experiencia personal. Escribe así:<br />"Ya ves, tampoco yo estoy conforme casi nunca con mis sermones. Tengo toda el alma puesta en aquello que estoy gozando en mi interior, antes de comenzar a exponerlo con palabras; y si no lo digo como lo siento, me entristezco al ver que mi lengua no ha estado a la altura de mi corazón. Querría que todo el que me escucha entendiera lo que yo entiendo; pero eso no sucede, y me doy cuenta de que es por culpa de mis palabras… Por tanto, a veces, nos duele comprobar que nuestro auditorio no alcanza a comprendernos, a pesar de que nosotros intentamos, por así decirlo, ponernos a su nivel abriéndonos paso a duras penas entre las sílabas…"; "El pensamiento ya no es el mismo cuando se expresa en palabras. Por eso resulta tan molesto hablar: es más cómodo callar… Sin embargo, es hermoso también sentir cómo en nuestro interior fluye la caridad, tanto más fuerte cuanto más generosa ha sido al adaptarnos a los demás".<br />El predicador es una persona que, habiendo hecha suya la Palabra y sintiéndola por dentro, vive el esfuerzo, el drama, el riesgo y la aventura de tener que comunicarla a los demás, y acepta este mandato.<br />"¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!".<br />Esta exclamación de San Pablo indica que el predicador siente su ministerio como una necesidad, aunque tal vez preferiría callar porque se da cuenta de que las palabras son inadecuadas, que son mal interpretadas, que no son entendidas. Querría no tener que pronunciarlas, sin embargo, vuelve a sentirse embargado por el ansia de este fuego que quiere comunicarse.<br />Esta predicación tiene una cualidad, una vibración sutil que de algún modo empapa cada una de las palabras que se pronuncian en nombre de Dios.<br />El corazón está en el fondo de toda comunicación acerca de Dios.<br />"Cor ad cor loquitur": es una expresión de San Agustín que en principio se refiere a la relación entre Dios y el hombre, y se puede aplicar también al hombre de Dios que habla a otro hombre amado por Dios.<br />"Cor ad cor loquitur": "El corazón habla al corazón". Significa entonces que la comunicación sale del interior de una persona y busca el interior de la otra.<br />Podemos remitirnos a nuestra experiencia como oyentes: hay cosas que escuchamos porque nos damos cuenta de que tienen alguna importancia, y aunque estemos cansados, distraídos o fatigados, nos esforzamos en prestar atención.<br />Otras veces nos pasa que, llega un momento determinado en el cual espontáneamente escuchamos con interés, porque se nos transmite algo. Nuestra atención adquiere calidad, las palabras nos alcanzan, llegan hasta el corazón como un mensaje. Esto es el "cor ad cor loquitur": la verdadera clave para comprender el misterio de la comunicación, sobre todo cuando expresamos realidades que atañen íntimamente a la persona. Por ejemplo, el misterio de Dios.<br />En la predicación cristiana tiene que haber algo que sale del corazón, que representa el corazón, que habla al corazón.<br />Desde el corazón. La predicación cristiana nace de la vida interior, del convencimiento profundo, y también de los sufrimientos más grandes.<br />Significa, en una palabra, que hace falta una preparación. Sin preparación, corremos el riesgo de hablar de manera superficial, movidos por las impresiones del momento, expresando las pocas ideas que nos vienen a la mente.<br />Para entrar en el corazón tenemos que hacer un cierto camino porque no resulta fácil "pescar" en nuestro interior: hace falta un tiempo de reflexión.<br />Con frecuencia nos equivocamos porque, bajo la urgencia de una circunstancia, nos preguntamos: ¿Qué voy a decir sobre este tema, sobre esta página del Evangelio? Aquí es cuando empezamos ya a equivocarnos, en la misma pregunta, que no es espiritual, sino superficial.<br />Antes deberíamos formular otras dos preguntas.<br />La primera: ¿Qué dice la Palabra de Dios? En primer lugar voy a leerla con atención, casi como si fuera la primera vez, subrayándola, saboreándola, ayudándome con algún comentario del texto. De este modo, se renueva por dentro el conocimiento de esa Palabra que es siempre nueva.<br />La segunda: ¿Qué me dice a mí? ¿Me sacude, me toca, o no me toca, o parece no interesarme?<br />De hecho, si a mí no me interesa, tampoco le interesará a mi auditorio. Estamos en al misma situación y tenemos que preguntarnos juntos por qué será que este Palabra nos resulta rara, y cuáles son los prejuicios que nos impide acogerla.<br />Ahora sí puedo hacer la tercera pregunta: ¿Qué voy a decir sobre esta Palabra, ya filtrada en mi interior?<br />La misma predicación tiene un corazón y, si no lo tiene, el predicador divaga, y las frases salen deshilachadas, puestas una junto a la otra sin que se entienda qué es lo que verdaderamente se pretende comunicar.<br />Al corazón. La comunicación debería poder alcanzar aquello que la persona vive o pretende vivir en su vida interior.<br />Vida interior en su sentido más amplio: impulsos hacia Dios y decaimientos interiores, angustias, tinieblas, miedos. Lo que importa es llegar a este corazón de la persona.<br />Hoy nos preguntamos a menudo cómo podríamos hablar al hombre moderno, tecnológico, al hombre posindustrial, poscristiano. Las soluciones pueden ser muchas (inculturación, diálogo cultural…) pero la raíz de todo está en lo que ya hemos dicho: entrando dentro de sí, descubriendo la vida interior y comunicándola se puede tener la esperanza de encontrar una verdadera comunicación.<br />No se trata de transformar el lenguaje disfrazándolo, sino de que nos basemos en la vida interior, que es idéntica en sus penas, sufrimientos y anhelos, a la de todos los demás hombres, sin excepción.<br />No sólo será gritando o escribiendo en las paredes "Dios existe" como vamos a ayudar a la gente a creer en Dios. Tendremos que demostrar que ese Dios entra en todas las dimensiones diarias y las transforma, que es el Dios que ha entrado en nuestra vida y la ha transformado.<br />Esta experiencia de Dios es lo que estamos invitados a comunicar, cumpliendo a la perfección el ministerio de predicador del Evangelio, zambullidos en la santidad y sabiduría de la Palabra de Dios, para comunicarla con la debida dignidad y competencia. Hacer germinar la semilla de la Palabra sintiendo el esfuerzo y el peso de su trabajo, y el gozo de ser embajadores de Cristo que sigue comunicando, por medio de nosotros, la Palabra de la Vida y de la Salvación.<br />Resuene en nuestros oídos aquellas palabras de Pablo VI:<br />"Conservemos la dulce y confortadora alegría de evangelizar, aún cuando haya que sembrar entre lágrimas".<br /><br />BIBLIOGRAFIA<br />San Agustín: De Doctrina Christiana; De catechizandis rudibus; De Magistro.<br />San Juan Crisóstomo: Diálogo sobre el sacerdocio<br />San Francisco de Sales: Cartas a Mons. Fremyot sobre la predicación<br />Gunthör: La predicación cristiana. Guadalupe<br />CELAM: la homilía. Bogotá 1983<br />Schrr: Predicación cristiana en el siglo XX<br />Martini: El presbítero como comunicador. PPC 1996<br />Moioli: La espiritualidad del predicador<br />Cifelli: Anunciando el Reino<br />______________________<br />(1) De "El Directorio Parroquial" de la Arquidiócesis de Buenos Aires (1978), n.100Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-77805776351933262032007-09-22T16:24:00.000-07:002007-09-22T16:25:38.626-07:00EL ROSARIO DEL COMUNICADORAutor: P. Walter Moschetti<br />"El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en la bagaje pastoral de todo buen evangelizador" (Rosarium Virginis Mariae, n.17)<br />MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábados)<br />PRIMER MISTERIO:<br />El Ángel Gabriel, mensajero de Dios, comunica a María su maternidad divina<br />"No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús"<br />-Lucas 1, 26-38<br />Pidamos en este misterio por los periodistas, en todas las ramas de las comunicaciones sociales, para que sus crónicas estén basadas en el respeto y la verdad.<br />SEGUNDO MISTERIO:<br />María comunica el Espíritu en la visita a su prima Santa Isabel<br />"Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno"<br />-Lucas 1, 39-56<br />Pidamos en este misterio por los trabajadores de la Radio, para que con calidad y calidez, sean profetas de esperanza para sus oyentes.<br />TERCER MISTERIO:<br />La Palabra se hace carne y habita entre nosotros<br />"María, dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre"<br />-Lucas 2,1-7<br />Pidamos en este misterio por los comunicadores sociales católicos, para que encarnando en sí mismos la Palabra de Dios, la comuniquen con entusiasmo.<br />CUARTO MISTERIO:<br />Simeón proclama a Jesús "luz de las naciones"<br />"Conducido por el Espíritu, Simeón fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, lo tomó en sus brazos y alabó a Dios"<br />-Lucas 2, 22-32<br />Pidamos en este misterio por todos los que evangelizan utilizando los medios masivos de comunicación social, para que sepan mostrar a Cristo, iluminando al mundo con su Palabra.<br />QUINTO MISTERIO:<br />Jesús comunica las cosas de su Padre a los doctores de la Ley<br />"Al tercer día, lo hallaron en el templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas"<br />-Lucas 2, 41-52<br />Pidamos en este misterio por los entrevistadores, para que en la agudeza de sus preguntas sean objetivos en la búsqueda de la verdad, sepan escuchar y confrontar ideas en un diálogo constructivo y fecundo.<br /><br />MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)<br /><br />PRIMER MISTERIO:<br />Jesús, en comunicación con su Padre antes de morir<br />"Quédense aquí, mientras yo me voy allí a orar"<br />-Mateo 26, 36-39<br />Pidamos en este misterio por todas las iniciativas católicas presentes en los Medios de Comunicación Social, para que encontrando su fuerza en la oración, sean fuente de consuelo y paz para sus receptores.<br />SEGUNDO MISTERIO:<br />Comunicada la sentencia, azotan a Jesús<br />"Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado"<br />-Mateo 27, 29<br />Pidamos en este misterio fortaleza para todos aquellos que son arrestados, encarcelados, perseguidos, calumniados y asesinados por anunciar el Evangelio.<br /><br />TERCER MISTERIO:<br />El silencio elocuente del Rey coronado<br />"Tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza"<br />-Mateo 27, 29<br />Pidamos en este misterio al Señor humillado, que siempre se respete en los pueblos del mundo. la libertad de pensamiento y de expresión, los derechos y reputación de los demás.<br />CUARTO MISTERIO:<br />Luego del camino al Calvario, se comunica por escrito la causa de la condena de Jesús<br />"Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condenación: ‘Este es Jesús, el rey de los judíos’"<br />-Mateo 27, 32-38<br />Pidamos en este misterio por los trabajadores de la gráfica, para que sus imágenes y escritos no sean lapidarios de la fama y el honor de sus semejantes, y manifiesten siempre sobriedad y buen gusto.<br />QUINTO MISTERIO:<br />La máxima comunicación de amor: Jesús da la vida<br />"Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu"<br />-Mateo 27, 45-50<br />Pidamos en este misterio por los postergados, los marginados, los excluidos… para que los Medios de Comunicación Social sean voz potente que reclamen justicia y generen solidaridad.<br /><br />MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)<br /><br />PRIMER MISTERIO:<br />En el Bautismo de Jesús, se oyó la voz del Padre<br />"Este es mi hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección"<br />-Mateo 3, 13-17<br />Pidamos en este misterio por los locutores, para que la sonoridad privilegiada de sus voces, esté puesta al servicio del bien y la verdad.<br />SEGUNDO MISTERIO:<br />La manifestación de Jesús en la Bodas de Caná<br />"Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él"<br />-Juan 2, 1-12<br />Pidamos en este misterio por los Medios de Comunicación para que, en su función de entretener, sepan fomentar la auténtica alegría, y ayuden con su sana recreación a alimentar el gozo y la esperanza en el corazón de los hombres.<br />TERCER MISTERIO:<br />Jesús, el perfecto comunicador, predica el Evangelio<br />"Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente"<br />-Mateo 4, 23-25<br />Pidamos en este misterio por todos los sacerdotes -consagrados ministros de la Palabra-, por los religiosos, religiosas, misioneros y catequistas, ara que siguiendo a Jesús, modelo de comunicador, lleven el Evangelio a todos los rincones del mundo.<br />CUARTO MISTERIO:<br />Jesús se transfigura en el monte Tabor<br />"Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante"<br />-Lucas 9, 28-36<br />Pidamos en este misterio por los trabajadores de la Televisión para que, usando sin agresividad la imagen, fomenten los verdaderos valores que ennoblezcan al hombre y lo eleven hacia el bien y la belleza.<br />QUINTO MISTERIO:<br />Jesús nos comunica su vida y nos hace entrar en comunión con El.<br />"Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos"<br />-Mateo 26, 26-29<br />Pidamos en este misterio por la comunicación interna de la Iglesia, para que sea siempre la expresión de nuestra fraternal comunión.<br /><br />MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingos)<br /><br />PRIMER MISTERIO:<br />Las mujeres corren a dar la noticia: ‘Jesús ha resucitado’<br />"No teman, yo sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan enseguida a decirlo a los apóstoles"<br />-Mateo 28, 1-8<br />Pidamos en este misterio por los maravillosos instrumentos de la comunicación social: la radio, la televisión, el diario, el cine, internet… para que su rectos uso acerque a los hombres, afiance los vínculos fraternos, acorte las distancias y fomente la solidaridad entre los pueblos.<br />SEGUNDO MISTERIO:<br />Jesús comunica la misión a los apóstoles<br />"’Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación’. Después de decirles esto, el Señor fue llevado al cuelo y está sentado a la derecha de Dios"<br />-Marcos 16, 14-20<br />Pidamos en este misterio por todas las instituciones de la Iglesia relacionadas con la comunicación social, para que renovando su carisma comunicacional, hagan que sus producciones cumplan la misión evangelizadora confiada por Cristo.<br />TERCER MISTERIO:<br />Por el Espíritu Santo, el Evangelio es comunicado hasta los confines de la tierra<br />"Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos oímos proclamar en nuestra lenguas las maravillas de Dios"<br />-Hechos 2, 1-11<br />Pidamos en este misterio por la globalización informática que hace posible Internet, para que también desde allí sea escuchada la voz de Cristo, y hasta los confines del mundo sea transmitido su mensaje de salvación.<br />CUARTO MISTERIO:<br />María, desde el cielo, es comunicadora de gracias<br />"Ya apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza"<br />-Apocalipsis 12,1<br />Pidamos en este misterio por los trabajadores de la industria cinematográfica, para que inviertan sus bienes, talentos y esfuerzos en la comunicación de valores, elevando el espíritu de los hombres hacia los bienes más grandes.<br />QUINTO MISTERIO:<br />María, Reina y Señora del mundo<br />"Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre"<br />-Lucas 1, 42<br />Pidamos en este misterio por los receptores de los Medios de Comunicación Social, para que agudizando su sentido crítico, sepan tomar lo bueno y descartar lo malo que estos mismos medios proponen.<br /><br />"Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios, vínculo de amor que nos une a los Ángeles, torre de salvación contra los asaltos del infierno, puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás. Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía. Para ti el último beso de la vida que se apaga. Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre, oh Reina del Rosario, oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh Soberana consoladora de los tristes. Que seas bendita por doquier, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo".<br />(Beato Bartolomé Longo)Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-8942775468167875332007-09-22T16:15:00.002-07:002007-09-22T16:24:45.404-07:00Oraciones para comunicadores catolicos"El fruto de la misión depende de la contemplación" (Juan Pablo II)<br />Con esta sugestiva afirmación del Papa quiero introducirlos en el uso de este Devocionario destinado principalmente a quienes han recibido la vocación de comunicar la Palabra de Dios utilizando los Medios de Comunicación Social. Tarea exigente y fascinante de nuestro tiempo que es respuesta al llamado misionero del Maestro: "Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda la creación" (Mc.16,15).<br />La capacidad contemplativa del comunicador hace creíble el mensaje que transmite, pues lo que anuncia no es otra cosa que "lo que ha visto y oído", lo que en serenidad y oración ha escuchado de Dios. Y es esa Palabra que arde dentro suyo la que no puede callar.<br />Te invito a "entrar en tu habitación, cerrar la puerta y orar a tu Padre que en lo secreto de tu corazón habita silencioso" (cf. Mt.6,5-6). Atraviesa la barrera de tus ruidos, haz sitio en ti y desciende profundamente en tu interior. Haz comunión con Dios. Está con él. Escúchale y háblale. Desahoga ante él tus afanes. "Desembaraza tu alma y ponla en ociosidad... puesta en pobreza espiritual" (San Juan de la Cruz)<br />El secreto de todo está en "parar". La prisa impide la oración profunda que exige de parte del orante un estar abierto y vacío en la presencia de Dios.<br />Orar es meterse en la comunicación del amor de Dios. El Espíritu nos inserta en el Hijo y en el Hijo recibimos el amor del Padre porque ama infinitamente al Hijo y el Hijo se deja amar por el Padre desde la eternidad, lo cual demuestra que en esta comunicación de amor, es tan importante amar como dejarse amar.<br />¡Esta es la salvación!: entrar en el misterio de la comunicación trinitaria, en la comunión de amor de las tres Divinas Personas.<br />"Maestro: ¡enséñanos a orar!"<br />"Cuando oren solo digan: Abba ¡Padre!: el gemido inefable del Espíritu que ora".<br /><br /><strong>ENCARNACION</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Padre,<br />Encuentro huellas de tu Palabra<br />en la creación que admiro.<br />Es esa Palabra que despierta mi fe<br />en la definitiva palabra que pronunciaste en tu Cristo.<br />Esa Palabra corre mis velos<br />y me sumerge en tu misterio y el mío...<br />Es la Palabra que hecha carne<br />muestra que es Dios quien se puso a hablar conmigo.<br /><br /><strong>AL ESPIRITU COMUNICADOR</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Espíritu Santo,<br />obra tu prodigio de comunicación<br />en nosotros,<br />para que vivamos en estrecha unidad<br />con tu vida divina.<br />Imprime la imagen de Cristo en nosotros<br />y santifica nuestra vida<br />a la luz perfecta del Padre.<br />Espíritu Santo,<br />obra tu prodigio de comunicación<br />en la Iglesia,<br />para que en fraternidad<br />seamos uno en la fe y en el amor.<br />Afianza los vínculos de unidad<br />en el pueblo de Dios<br />para que se edifique como comunidad<br />en el respeto y el diálogo fecundos.<br />Espíritu Santo,<br />obra tu prodigio de comunicación<br />en el mundo,<br />para que vencidas las barreras<br />que nos separan<br />y allanados los muros que nos dividen<br />venzamos el mal con el bien<br />y los odios con el amor. Amén<br /><br /><strong>ABANDONO</strong><br />(P. Walter Moschetti)<br />Porque todo me lo diste, todo te lo doy.<br />Aquí están Señor, la mente, la voz, las manos, la inteligencia<br />y la expresión que te pertenecen.<br />Aquí estoy yo, dispuesto a servirte sirviendo a los hermanos.<br />Porque todo me lo diste, todo te lo doy.<br /><br /><strong></strong><strong>La TV</strong><br />(P. Walter Moschetti)<br />Señor,<br />nuestra realidad incluye la televisión.<br />No es un papel inerte, sino un personaje protagónico<br />en el seno de nuestras familias,<br />que interviene, emite opiniones,<br />ideologías, conceptos, creencias...<br />Danos el discernimiento<br />para "separar el grano de la paja"<br />y tomar lo que nos conviene.<br />No permitas que la recepción pasiva de la televisión<br />suplante el diálogo o interfiera con él.<br />Que no nos terminen enajenando y aislando<br />la fascinación de las imágenes coloridas y luminosas<br />y el parloteo incesante que captura la atención.<br />Ayúdanos a preservar la conversación<br />y a rescatarla si la hemos perdido,<br />sin superponer diálogo con TV,<br />sino procurando comentar, debatir<br />y criticar juntos lo que vemos.<br />Ayúdanos Señor<br />a convertir este enemigo potencial<br />en un instrumento didáctico<br />que favorezca nuestro encuentro,<br />nuestro diálogo, nuestra comunicación.<br />Que nunca el uso indiscriminado de la televisión<br />nos lleve a perder el tiempo,<br />a dispersar nuestros talentos<br />o a paralizar nuestra inventiva.<br />Que cerremos esta ventana<br />cuando, apelando a nuestra curiosidad enfermiza,<br />las cámaras se meten en las situaciones privadas<br />que no nos incumben.<br />Haz, Señor<br />que miremos mejor la televisión.<br />Esto es, que razonemos,<br />que cotejemos, jerarquicemos<br />e interpretemos...<br />sabiendo que siempre hay algo bueno para mirar<br />y algo malo para descartar.<br />(Inspirada en el libro: "Televisión. Para mirarla mejor" de Lucila Galay. San Pablo 1994)<br /><br /><strong>ORACION DEL PERIODISTA</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Señor,<br />la opinión pública me interpreta como voz de la gente<br />y me coloca en la incómoda y seductora función<br />de hacerme cargo de dar respuesta a las demandas,<br />en una suerte de supremo portador de la verdad.<br />Por otro lado,<br />se me observa como un interesado fabricante de campanas.<br />Se me responsabiliza de deformar la realidad,<br />y mis anuncios son versiones, miradas siempre con desconfianza.<br />Estas son, Señor,<br />las dos caras del oficio de informar<br />que me obliga a una permanente reflexión<br />sobre el adecuado papel<br />que como periodista debo asumir.<br />Ratifico el compromiso<br />adquirido desde mi simiente vocacional,<br />apasionada por la búsqueda de la verdad.<br />Y en tu presencia<br />quiero ser consciente del inédito protagonismo<br />que tengo en la sociedad.<br />Con denodado esfuerzo<br />Quiero acompañar al pueblo<br />de quien me nutro<br />y a quien devuelvo día a día,<br />con mis relatos y mis crónicas,<br />los reflejos permanentes<br />del acontecer multifacético de la realidad.<br />Te pido Señor,<br />que mi trabajo sea aprendizaje colectivo<br />de búsqueda de los medios adecuados<br />para construir entre todos<br />una sociedad mejor.<br />Te lo pido a ti, el perfecto comunicador.<br />Amén<br /><br /><strong>DERECHO Y OBLIGACION</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Señor,<br />que siempre se respete mi derecho<br />a la libertad de pensamiento y de expresión.<br />Señor,<br />que siempre cumpla mi obligación<br />de respetar los derechos y la reputación de los demás.<br />Amén<br /><br /><strong>CIVILIZACION DE LA COMUNICACION</strong><br />(P. Walter Moschetti)<br />Desde aquella peculiar comunicación<br />en el seno materno,<br />el hombre que creaste, Padre Dios,<br />es un ser-en-comunicación,<br />capaz de comunicarse,<br />mediante el conocimiento y el amor,<br />con toda la realidad que lo circunda:<br />con la naturaleza, con su prójimo y con Dios.<br />Estos vínculos personales y comunitarios<br />sustentan y alimentan su ser interior...<br />Pero, hoy, Padre Bueno,<br />muchos hombres han quedo aislados y marginados,<br />explotados y manipulados,<br />sin posibilidad de compartir ni de participar,<br />despersonalizados y cosificados,<br />como plantas a las que les han cortado sus raíces.<br />Ayúdanos a superar esta incomunicación<br />y construir contigo una<br />"Civilización de la Comunicación"<br />como camino concreto y expresión de la<br />"Civilización del Amor",<br />donde el egoísmo no termine replegándonos<br />y haciéndonos olvidar de los demás.<br />Haznos ver el sentido pleno<br />de nuestro instinto de comunicación,<br />y el valor de trabajar<br />para cultivar nuestra manera de comunicarnos.<br />Danos, pues,<br />conocimiento de nosotros mismos,<br />domino de nuestro propio carácter,<br />capacidad de diálogo, tolerancia y respeto por el otro.<br />Que vencidos los prejuicios<br />y los sentimientos negativos hacia los demás,<br />en justicia y caridad<br />hagamos un mundo habitable para todos.<br />Te lo pedimos a ti Padre,<br />en quien somos, nos movemos y existimos.<br />Amén.<br /><br /><strong>LETANIAS A CRISTO COMUNICADOR</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Cristo, óyenos<br />Cristo, escúchanos.<br />Palabra que el Padre nos da dirigido,<br />Ten piedad de nosotros.<br />Comunicación plena entre Dios y el hombre<br />Ten piedad de nosotros.<br />Perfecto comunicador<br />Ten piedad de nosotros.<br />Promulgador de la misericordia<br />Ten piedad de nosotros.<br />Divino Maestro<br />Ten piedad de nosotros.<br />Hombre del diálogo<br />Ten piedad de nosotros.<br />Imagen y signo vivo de Dios<br />Ten piedad de nosotros.<br />Modelo de percepción ante los mensajes del Padre<br />Ten piedad de nosotros.<br />Voz que elige discípulos<br />Ten piedad de nosotros.<br />Voz que sana a los enfermos<br />Ten piedad de nosotros.<br />Voz que reprende y consuela<br />Ten piedad de nosotros.<br />Voz que anuncia la salvación<br />Ten piedad de nosotros.<br />Tú que quieres que nos comuniquemos<br />Ten piedad de nosotros.<br />Tú que eres modelo de comunicación<br />Ten piedad de nosotros.<br />Tú que restableciste el diálogo de los hombres con el Padre<br />Ten piedad de nosotros.<br />Tú que dialogas con nosotros en la oración<br />Ten piedad de nosotros.<br />Tú que nos llamas a la comunión eterna.<br />Ten piedad de nosotros.<br />Jesucristo nos otorga la salvación por medio de los sacramentos que la Iglesia administra. Son los medios de comunicación de Dios, los que nos comunican la Gracia.<br />Y es la acción sacramental la que nos constituye en agentes de comunión, nos vuelve comunicadores de esa fuente de gracia que es la acción del Espíritu en el corazón de cada uno de nosotros.<br /><br /><strong>BAUTISMO</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Padre,<br />que al comunicarme la gracia santificante<br />del bautismo<br />me has hecho capaz de creer en ti y amarte<br />robustece hoy mi fe debilitada<br />y no permitas que se apague esa llama<br />que tú mismo has encendido.<br />Desde mi corazón filial te digo:<br />Creo en ti, pero aumenta mi fe.<br />Jesús, hermano y amigo,<br />en virtud de tu Pascua<br />renací por el agua y el Espíritu<br />y gozo en la esperanza<br />de la plena salvación que aguardo.<br />Hazme vivir como hombre nuevo<br />y asegura la esperanza<br />en la Vida abundante<br />que me has comunicado y me prometes.<br />Divino Espíritu,<br />bautizado en ti<br />soy el pueblo de la Nueva Alianza<br />llamado a confesar la fe<br />con el testimonio creíble de la fraternidad.<br />Enciende en mi pecho tu amor<br />para ser hermano de los hombres<br />y digno hijo de mi Padre Dios.<br /><br /><strong>CONFIRMACION</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br /><br />¡Bendito sea Dios<br />que selló en mi espíritu<br />la imagen de su Hijo<br />y me hizo heraldo de su Evangelio!<br />¡Bendito sea Dios<br />que me ungió como a Cristo<br />para anunciar a los pobres<br />buenas noticias!<br />¡Bendito sea Dios<br />que me concedió una fuerza especial<br />del Espíritu Santo<br />para difundir y defender la fe!<br />¡Bendito sea Dios<br />que me hizo testigo valiente<br />de Cristo<br />cuando confirmó mi bautismo!<br />¡Bendito sea Dios<br />que me hace participar<br />de la misión de Cristo<br />y en la plenitud del Espíritu que éste posee!<br />¡Bendito sea Dios<br />que con aceite<br />bello, santo y fuerte<br />hace que mi vida<br />desprenda "el buen olor de Cristo"!<br />¡Bendito sea el Padre!<br />¡Bendito sea el Hijo!<br />¡y bendito con igual honra<br />el Espíritu que nos vivifica!<br />Amén.<br /><br /><strong>EUCARISTIA</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Oración antes de la Misa<br />Padre,<br />nos convocas<br />en torno a la mesa del altar<br />porque quieres que hagamos lo mismo<br />que hizo Jesús en la última cena.<br />Este banquete actualiza el Misterio<br />de la Pascua de Cristo,<br />y al comulgar con él<br />viviremos por él.<br />Prepara nuestros corazones para que<br />participando activa y conscientemente<br />obtengamos los frutos espirituales<br />que en esta Eucaristía otorgas.<br />Amén<br />Oración para después de la Misa<br />Gracias, Padre Providente<br />por alimentar a tu pueblo<br />con el verdadero pan del cielo.<br />La Palabra y la Eucaristía<br />serán el sostén de mi peregrinación,<br />e iluminarán mis actos<br />para reproducir en lo cotidiano<br />lo que en esta Misa aprendí.<br />Ahora comienza la misión.<br />Saboriza mi sal y enciende mi luz.<br />Amén.<br /><br /><strong>RECONCILIACION</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Por las veces que es más importante lo que yo digo y no lo que tú dices a través mío...<br />SEÑOR, TEN PIEDAD<br />Porque en muchos momentos me interesa más aparecer que mostraste...<br />CRISTO, TEN PIEDAD<br />Por ser voz tímida que comunica a medias la verdad...<br />SEÑOR, TEN PIEDAD<br />(Puedes agregar otras súplicas espontáneas)<br /><br /><strong>UNCION DE LOS ENFERMOS<br /></strong>(P.Walter Moschetti)<br />Jesús,<br />eres el médico<br />que los enfermos necesitan...<br />Tu palabra tiene el poder<br />de comunicar gracia, perdón y paz.<br />Sólo una palabra tuya basta para sanar,<br />porque de ti sale una fuerza<br />que cura a todos.<br />Es la fuerza de tu amor<br />que se conmueve ante tanto sufrimiento.<br />Es la fuerza de tu misericordia<br />que hace suyas nuestras miserias...<br />Dame de tu amor compasivo<br />para que comunique la gracia a los oyentes<br />y sane heridas, y alivie dolores,<br />conforte fatigados y convierta pecadores.<br />Vibren en mí tus palabras<br />para que, abundando en mi corazón,<br />mi boca hable de ellas.<br />Amén.<br /><br /><br /><strong>ORDEN SAGRADO</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Súplica por el predicador<br />Señor,<br />que has elegido de entre los hombres<br />a este hombre de tu pueblo<br />para participarle la misma misión<br />que diste a tus apóstoles,<br />alumbra ahora su mente<br />y esclarece sus pensamientos<br />para que, al comunicar tu Palabra,<br />seas tú el que la diga.<br />Lo has hecho Ministro de tu Palabra,<br />haz que sea siempre su alimento.<br />Lo haz consagrado Pastor de tu pueblo,<br />haz que siempre lo guíe hacia ti.<br />Fue instituido en favor de los hombres<br />y de la comunidad de la Iglesia,<br />hazlo servidor de todos.<br />Haz que escuche tu Palabra,<br />que enseñe lo que escucha<br />y que practique lo que enseña.<br />Amén.<br /><br /><strong>MATRIMONIO</strong><br />(P.Walter Moschetti)<br />Dios del amor<br />¡cómo gozas cuando entre los hombres,<br />cual vasos comunicantes,<br />el amor se comunican!<br />Bendices sus vínculos<br />y haces perpetuo el amor santificado<br />cuando ante ti un hombre y una mujer<br />pronuncian en la historia su "sí".<br />Quedan allí como consagrados<br />en una alianza de amor y fidelidad,<br />y en las alegrías de la vida familiar<br />les haces gustar anticipado<br />el banquete de las Bodas Eternas.<br />"Ya no son dos, sino uno"<br />Hazlos crecer continuamente<br />en esta comunión.<br />Que se comuniquen mutuamente<br />las riquezas del amor que los ha unido,<br />siendo una sola alma y un solo corazón.<br />Que en la recíproca donación total<br />profundicen los esposos su fe común,<br />y testimoniando esta fidelidad<br />hagan fecundo su hogar<br />sirviendo generosamente a la vida.Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2278725652905773195.post-39452261442869484712007-09-22T16:15:00.001-07:002007-09-22T16:15:54.178-07:00Pbro. Walter Moschettihttp://www.blogger.com/profile/05761017613289401912noreply@blogger.com0